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RUBEN H.CABANILLAS
                          

Comodoro Ruben H.Cabanillas.    
Fuerza Aérea Argentina    
Ruben H.Cabanillas

(01) Reseña biográfica
(03) Fuentes.
(04) Artícculos relacionados

Reseña biográfica

Rubén H. Cabanillas, egresó como Maestro Normal Nacional en 1953. Ingresó a la Escuela de Aviación Militar en 1955 y obtuvo el título de Aviador Militar en 1959. Ocupó diferentes cargos en unidades y Organismos de la Fuerza Aérea.

Ascendió a Oficial Superior con el grado de Comodoro en 1982, y fue designado Jefe del Grupo Aéreo 9 en la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia durante 1983-1984.

En 1985 se desempeñó como Jefe de la Región Aérea Noreste con asiento en la ciudad de Resistencia ( Chaco ).

Pasó a retiro en agosto de 1987. Era Licenciado en Sistema Aéreos y Aeroespaciales y especialista en Administración Aeronáutica Privada y Estatal.

En su intensa actividad aérea, integró las filas del Escuadrón I Hércules desde 1973 hasta 1982. Como Comandante de la Tripulación Nº 1 de esas aeronaves, participó en el Conflicto del Atlántico Sur.

El Comodoro Cabanillas era un “viejo transportero”, de larga experiencia en apoyos logísticos a las unidades de combate de la Fuerza.

Las Unidades de Ejército lo vieron transportar sus efectivos, equipos y realizar todo tipo de lanzamiento de paracaidistas en distintas zonas del país, en vuelos diurnos y nocturnos.

No fueron ajenos a sus operaciones las tareas de búsqueda y salvamento de aviones perdidos, el lanzamiento de ayuda médica, víveres y abrigos en zonas de desastre por terremotos en varios países de Latinoamérica. En ocasiones debió trans-portar heridos víctimas de accidentes de aviación, desde Bariloche y otras zonas del país. Realizó innumerables cruces a Marambio, operando con las meteorologías más críticas y a pesar de las cuales, nunca dejó de aterrizar en la Base Aérea Antártica.

Sus 12.500 horas de vuelo jamás fueron de rutina para este curtido piloto de transporte de combate, y a pesar de las múltiples fallas y emergencia reales que tuvo que afrontar, siempre agradeció a Dios haber aterrizado sin romper o accidentar su avión.

Por la experiencia aquilatada, era un interlocutor válido para opinar, asesorar y realizar tareas de apoyo operativo y sostén logístico a las unidades de Combate, particularmente porque sabía escuchar a los pilotos, compartir con los mecánicos y entender a los armeros en la ardua y sostenida tarea de asistencia, técnica y operativa, y a pesar de la meteorología que le tocara afrontar allí donde fuera necesario.

Curtido por el sol, el viento, la tierra, el mar y la montaña, sus alas surcaron cuatro continentes en misiones de paz, de ayuda y de buena voluntad desde el círculo polar ártico, hasta el antártico, pasando por los océanos, el desierto del Sahara o el Mato Grosso.

Su actuación en el aire siempre se manifestó de acuerdo con el lema del Escuadrón C-130:

“Eficiencia en silencio”.






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Fuente: www.lagazeta.com.ar

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