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SARMIENTO Y LA GIACUMINA
01 Fray Gerundio
02 Il vico dun Domingo
03 Los apodos de Sarmiento
04 Fuentes
05 Artículos relacionados
Fray Gerundio
¿Cuál es el verdadero Sarmiento? ¿Fue Sarmiento el héroe, el gran hombre, el intelectual que proclamó la historia oficial? ¿O era un loco, salteador del erario público, mentiroso, mujeriego, egoísta, loco, tal como lo describían sus contemporáneos y las publicaciones, satíricas o no, de su época? Entre otras cosas, en sus viajes por Europa detallaba sus gastos a cobrar del Estado, uno bajo el rubro “orgía”.
Sarmiento recibió entre otros apodos, “El loco”, “El padrillo”, “La solterona Dominga” (El Mosquito), en referencia a su carácter y afición a las polleras.
Además de los dibujos picarescos y satíricos que aparecían en “El Mosquito” y en “Antón Pirulero”, por mencionar dos de los más importantes de la época, también tenemos un relato picaresco en una obra de Ramón Romero.
Ramón Romero fundó junto con Fray Mocho el periódico de corte picaresco “Fray Gerundio”, en el cual publicó por entregas en el año 1886 “Los amores de Giacumina”, primera obra rioplatense escrita íntegramente en cocoliche. Romero murió muy joven, con solo 35 años; había nacido en Paraná (Entre Ríos) en 1852 y murió en Buenos Aires en 1887.
El folletín de referencia fue reditado en forma de libro en el año 2011 por Ediciones “El 8vo. Loco” en la serie Narrativa Argentina, en una reproducción de la Novena Edición. Fue contemporáneo de Sarmiento, de modo que sabía de qué hablaba.
En el inicio del folletín, en su primera entrega, menciona a muchos de los sucesivos amantes de la joven, y entre otros dice: “Sarmiento mimo in dia que fuei inta Bucas, si arburotó lu que vido a Giacumina” (Los amores de Giacumina, p. 33).
Para los argentinos es fácil la comprensión del “cocoliche”, ese lenguaje entremezclado entre el español vernáculo y el italiano de los inmigrantes; traduzco para otras gentes de habla hispana: “Sarmiento mismo un día que fue a la Boca, se alborotó cuando vió a Giacumina”.
Y en otra entrega relata lo sucedido, aunque no menciona su apellido sino su nombre, Don Domingo, y posteriormente “il Presidenti”; debemos tener en cuenta que el relato es ficticio, lo que importa es la apreciación del escritor hacia la figura de Sarmiento, que está en consonancia con la de otros contemporáneos.
Il vico dun Domingo
Dil urtimo cuntecimiento amuroso di Giacumina, habiban pasao trei mesi, é cume no teñiba oltro novios, il tatas é la mamas se creiban que la mochacha istaba fuora dil peligro di la tentacione.
Ma pero, la consulaciun dil tatas é la mamas se acabó, per que discunfiaron de in viecos, paquete di galera, que di cuande in cuande dintraba inta funda é no le sacaba lus ocos á la pierna di Giacumina; il ocos experimentador dil tatas di la mochacha, le hizo compriender que aquello maldito viecos era il Presidenti, desde aquella día lo trató con oltra clase di consideracione é di almiracione. Impezó per dicarlo solo inta funda cun Giacumina que se li sentaba al lao, per alegrarle la vista al viecos per que aflocara los pesi.
Dun Domingos li agaraba la cara á la mochacha, li tucaba la mano, é le queriba tumar la midida di la pierna, per rigalarle in par di liga di guma cun lo broches di plata. Cuande le haciba esta prepusicione, Giacumina cuntistaba: “no mi mamas no quiere”. Antunce il bravísimo generale li daba rabia é atacaba la furtaleza di la mochacha é si ponía in luchamiento per medirle las pierna. Mám oeri Giacumina, cuande il viecos si agachaba, lo cagaba á coscorone inta pilada.
Il arburoto que metiba Dun Domingos cun la mochacha, é lo ruidos di lo bancos é la mesas que se caiban al suelos, haciban viñir a duña Crispina, é su acababa la funcione. Mentra tanto il viecos, salía di la funda cun la cabeza caliente é rabiuso cume in perro ñatos, cunvirsaba solo per las calles é haciba movimiento di desesperaciun llamando la tinción di todos il mundo.
Cuando Dun Domingos istaban in so casa, si poniba cataplasmas inta pelada, per hacersi bacar los chichunes é tulundrones di la cachetada que li daba Giacumina. Ma pero ellu, no haciba di la escarmentaciun per que sempre venia con argun rigalitos per vedere si é mochacha si abuinaba.
Le tracos liga di guma cun la evilla di platas per vedere si se la dicaba poner, li tracos medias di seda perque la mochacha si la probase dilante di ellu, li tracos sepatitos di charol que ellu mimo quería miterseló, pero Giacumina agaraba estu rigalo é nun permitia que il viecos li prubase nada.
Al fin Dun Domingos in dia se aborrió di tanto persiguimiento al cuete, é le dicos á Giacumina ina punta de insurtos; la llamó callina di malia ralia, inamoradora di cagatintas, que anda ichando pelillo inta leche á que era ma fiera que il perro “purvis”.
Giacumina si cuntentó con escopir inta cara al viecos.
Los Apodos de Sarmiento
“Al Ben Racín” Apodo dado en “El Mosquito” a raíz del apellido Albarracín, de origen árabe.
“Animalis Homo” Empleado por Pedro Goyena en “La Unión”: “Sarmiento, asalariado por Chile y sosteniendo que las tierras australes de la República Argentina pertenecían al que arrojaban la moneda a su rostro de escritor venal: Sarmiento animalis homo, estás ebrio de vanidad, de mentiras y de calumnias”.
“Borrachón de Sarmiento” Publicado en el Diario “La Nación” y que ante la furia de Sarmiento el ocurrente Casimiro Pietro Valdés explicó que se trataba de un error de imprenta, sin corregir, y que el original decía “Bonachón de Sarmiento”.
“Carrier” El general Paunero, en carta a Mitre: “Ha sido preciso variar las instrucciones que primero le di a Sarmiento porque tiene el furor de hacer figura militar ante todo, y después sus puntos de déspota jacobino, que si se le deja con la rienda suelta es capaz de convertirse en un carrier de las provincias que caigan sobre su félula” (Juan Bautista Carrier fue uno de los jacobinos más sanguinarios de la Revolución Francesa).
“Don Yo” Paul Groussac lo retrata a Sarmiento como un “Don Yo desbordante, familiar, desbrochado, francote, ex abruptal, henchido de legítimo orgullo, y también de grotesca vanidad. El propio Sarmiento sin tener en cuenta la verdad histórica dice de sí mismo (en una sesión del Senado de San Juan en 1875): ‘Yo soy Don Yo, como dicen, pero ese Don Yo a peleado a brazo partido durante veinte años con Don Juan Manuel de Rosas y lo ha puesto bajo sus plantas’”.
“Duque de Carapachay” Apodo que le dieron en el diario “El Mosquito”
“Gaucho de las Letras” (Menéndez y Pelayo), “Montonero intelectual”, (Lastarrea). “El más atrevido de los baqueanos intelectuales” (Groussac).
“General Bum Bum” (el dibujante Carlos Monnet, en el semanario “La Presidencia”)
“General de la Batalla del Piojito” Festivamente llamado así a causa de su ridículo generalato hecho a dedo. El coronel Lino Almandós en 1862, al brindar en un banquete en Mendoza: “Las presillas que ostentan mis hombros son ganadas en los campos de batalla” y agregó en presencia del propio “boletinero del ejército grande” “La que cuenta el señor Sarmiento, son regaladas por el señor general Urquiza, patentadas por el gobernador Obligado, y concedidas, señores, por favor del señor brigadier Mitre. He dicho”. En sus recuerdos de provincia Sarmiento relata las guerrillas a padreadas de su infancia sanjuanina, cuando el travieso muchacho acaudillaba a “Piojito”, “Barrilito”, y otros.
“Loco Sarmiento” Así lo llamó Urquiza. “Mi título de loco me lo dio Urquiza, que ha sido bastante cuerdo para sacar veinte millones de su vida pública” escribe Sarmiento. (Carta a María Man, desde Nueva York, 1867).
“Profeta” en la revista Don Quijote.
“La Solterona Dominga” Apodo que le dio el diario “El Mosquito”
“El Sultán de nuestras escuelas”
“Tartufo” En su sátira “Peregrinación de Luz del Día” Sarmiento es un Tartufo que ha hecho carrera en la educación popular (Alberdi.Cartas Quillotanas de Alberdi (p129).
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Fuentes:
- Cutolo-Ibarguren (h): "Apodos y Denominativos en la historia Argentina". Edit.Elche. 1974
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
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