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¿QUIEN INVENTO EL DULCELECHE? - DEBATE HISTÓRICO
Nota aclaratoria:
Se transcribe el debate producido en el foro de "El Ortiba", entre participantes y colaboradores de ambas paginas.
Se agregan además investigaciones y aportes enviados espontaneamente por nuestros lectores y amigos de La Gazeta Federal.
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Autor Mensaje: HT
Ingresado: Vie Dic 08, 2006 12:57 am Título del ingreso: QUIEN INVENTO EL "DULCELECHE"? (Debate histórico)
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DEBATE HISTORICO: QUIEN INVENTO EL “DULCELCHE”
Hay pruebas fehacientes que los argentinos han sido inventores, entre otras cosas, de la birome, el colectivo, las huellas dactiloscópicas, etc. Pero quien invento el “dulceleche”?
Muchos atribuyen el invento a los argentinos. Sin embargo esta teoría es cuestionada por nuestros hermanos orientales, talvez basándose en teorías y escritos de seudo historiadores que indicarían que el “dulceleche” se inventó en la banda oriental, más precisamente durante el sitio de Montevideo por parte de la Confederación. Según parece los montevideanos, acosados por el hambre del sitio, habrían recurrido a las leche que a duras penas le mandaba el Pardejón Fructuoso Rivera, precedente de las vas que éste le birlaba la los macacos brasileros de Río Grande do Sul. Esta leche, introducida subrepticiamente a Montevideo por la flota francesa, era mezclada con azúcar que les contrabandeaba Urquiza desde el litoral, y calentada con algunos restos de empalizadas y hasta bosta de la caballería sitiada. Algunos afirman haber descubierto en excavaciones realizas en fecha recientes, restos de las vasijas y cucharas de madera que se usaron para dichos menesteres. Inclusive atribuyen el invento a la frondosa imaginación de ciertos unitarios emigrados en Montevideo, como Florencio Varela o Rivera Indarte, en cuyo caso la autoría del invento debería ser compartida por las dos nacionalidades.
Esta hipótesis oriental, se contradice con la tesis que atribuye el invento del “dulceleche” en forma exclusiva a los argentinos. Afirman algunos que el invento, aunque sin patentar, fue hecho en la Confederación durante la época de Rosas, porque al parecer, en exacciones realizadas en cercanías de la estancia Del Pino, partido de La Matanza, y que perteneció al Restaurador, se encontraron (junto a envases de coca cola, damajuanas y tetabrick de épocas más recientes) algunos envases de buche de avestruz y panza de burro, que al parecer trajo de regreso Rosas después de la campaña del desierto. La teoría tiene cierta lógica si pensamos que los gauchos de la campaña del desierto galoparon hasta la isla de Choele Cheole, ida y vuelta, y debieron llevar, además de vacas para el consumo, algún postre para endulzar las tardes, siendo que en aquella época no había más allá del salado ninguna pulpería donde abastecerse.
Ciertos estudiosos de la historia afirman que el “dulceleche” se inventó en ocasión del encuentro de Rosas y Lavalle en Cañuelas- (cuando el unitario Llavalle llegó al campamento de Rosas y este lo encontró durmiendo la siesta, y esperó a que se despertase para cebarle unos mates). Algunos entusiastas historiadores aficionados sostienen que en esa ocasión una china, alborotada con los personajes presentes, dejó la leche en el fuego, porque Rosas solía tomar mate de leche, y allí se cocinó el primer “dulceleche”. Sin embargo esto no resiste el menor análisis; hay un cúmulo de cosas que niegan o al menos ponen en duda el episodio, a saber:
a) Por las memorias de Mansilla, se sabe que a Rosas le gustaba el arroz con leche, y el mate amargo, pero su afición al mate de leche no figura en ningún documento.
b) Cualquiera que alguna vez en su vida haya hecho “dulceleche” sabrá que sino se revuelve continuamente, este se pega al fondo de la olla y luego queda pa tirarlo, y no parece razonable que la china olvidadiza se haya puesto a revolver la olla.
c) Aún suponiendo que el restaurador prefiriese que le cebasen el mate ya con el azúcar puesto, no es digno del señor de la pampa tomarlo tan dulce.
d) Para hacer “dulceleche” se requiere al menos dos litros de leche y un kilo de azúcar, y no es razonable que por unos mates se pongan en el fuego dos litros de leche porque en esa época era una mercadería mas bien escasa en las pampas.
e) La escasez de la leche se debe al pudor de las vacas pampas, que no se dejaban tocar ciertas partes con la facilidad de las holandesas, moralmente más liberales.
Queda abierto entonces este debate histórico, y esperamos que los señores foristas hagan los aportes serios necesarios para dilucidar el origen de este trascendental invento: el “dulceleche”
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eduardo perez
Ingresado: Vie Dic 08, 2006 1:12 am Título del ingreso:
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La visión mitrista de la historia triunfa hasta en el dulce de leche. Argentina no nació en 1810, como le gustaría al turco (ups casualidad de nuevo, otra vez) Mitre (este tambien empezaba con M y vendió al pais). Antes de la Revolución de Mayo el dulce de leche era conocido por estos lares. Pueyrredón (el tío de José Hernández y el que lo bancó a San Martín, amén de mil boludeces que hizo) era muy afecto al dulce de leche que -según la leyenda- se lo preparaba una esclava que había traído desde la Capitanía General de Chile, donde se llama -aún hoy- "manjar". En esta línea trasandina, se puede agregar que tienen varios tipos históricos de dulce de leche: desde el manjar blanco, hasta el más oscuro que consumimos nosotros. Para abundar en boludeces gastronómicas dulces, hay que aclarar que el dulce de leche que se consumía en el siglo pasado era muy claro -por cuestiones de receta que desconozco: barra de vainilla, bicarbonato, o vaya uno a saber-, lo que deja en claro que el dulce de leche "colonial" de la serenísima es sólo una cuestión publicitaria barata y para la gilada. Otra cosa, dicen las malas lenguas que don Liniers se llevaba a una señorita a las barrancas del río para practicar el deporte de la empomada -antes de ser virrrey- y allí una esclava mulata y llegada allende los Andes preparaba algunos postres para que se recupere la pareja, entre esas cosas había dulce de leche o manjar. Mucho después, el general San Martín supo ser afecto a la leche pasada de quemada en un jarro y con azucar. Ergo, mal que me pese, creo que nos queda el colectivo, al que no voy a defenestrar por estar emparentado con uno de los dueños del primer Ford que hizo el recorrido entre Congreso y Primera Junta. También es indiscutible la paternidad nacional del secador o escurridor de pisos de goma. Pero lo más grande que hicimos seguirá siendo la mano de Dios y el gol a los ingleses en ese mismo partido.
perico
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eduardo perez
Ingresado: Vie Dic 08, 2006 1:42 am Título del ingreso: otra más y no jodo más
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A riesgo de ser pesado -hoy sólo comí medio kilogramo de dulce de leche- recomiendo el libro LOS SABORES DE LA PATRIA de Víctor Ego Ducrot, de editorial Norma. Es duro, pero los vínculos con Chile podrían destrozar a más de un nacionalista.
perico
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HT
Ingresado: Vie Dic 08, 2006 1:45 am Título del ingreso:
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Eduardo: muy bueno tu aporte, y por lo visto muy bien documentado, lo que evidentemente involucra a un tercer país en el debate de la autoría.
Habría que verificar un poco las fechas, no vaya a ser que en realidad no haya sido un invento chileno, sino producido bajo espionaje industrial durante el exilio del unitario Sarmiento en chile, que como se sabe, resentido con el Restaurador, se dedicó a levantar infamias en la prensa, como “El Mercurio”. Si tuvo la osadía de ofrecerle a los chilenos la Patagonia entera, bien pudo haberles ofrecido la autoría del invento del “dulceleche”, de mucho menos trascendencia que la Patagonia entera.
Respecto al invento de “la mano de Dios”, (por más que la critiquen ciertos círculos antipatria o excedidos de honestidad) es algo que no dejo de agradecerle al Diego, que nos llenó de alegría a miles de argentinos, que sentimos que le estábamos metiendo las manos en los bolsillos piratas, en una especie de pequeña revancha ajena, que muchos tomamos como propia, y aplaudimos.
Respecto a Mitre, si querés lo abrimos en otro tema aparte, porque tengo desconfianza que ablando de Mitre se puede sentir mucho olor a podrido, y entonces algunos confundan el “dulceleche” con otra cosa.
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hendrix
Ingresado: Vie Dic 08, 2006 10:07 am Título del ingreso: No, no, no fue asi...
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En realidad, estamos poniendo el dulce fuera del tarro. Todo el mundo sabe (y si no, debería) que el dulce de leche no sólo es un invento argentino, sino que, lamentablemente, fue el trágico causante de que no exista hoy la Patria Grande Latinoamericana.
Paso a relatar:
Bastante antes de que a Rosas se le ocurriera voltearse unos mates de leche, específicamente el 24 de mayo de 1822, tropas peruano–grancolombianas derrotaron a los realistas en Pichincha y ocuparon Quito al día siguiente.
Los realistas estaban cabreros. No sólo 1.600 rotosos (bajo el mando del coronel Andrés de Santa Cruz) les habían deteriorado el upite, sino que pocos días antes, en Guayaquil, un tenientito de buena familia con una trampa inteligente (pero poco noble, hay que decirlo) les tomaba el fuerte principal, de la siguiente forma:
En una casa muy parecida a nuestra jabonería de Vieytes, pero en Ecuador, estaban reunidos varios patriotas de tomo y lomo que discutían cómo (y si) plegarse a la revolución en ciernes. Podría decirse que todos eran patriotas pero no boludos, ya que la opinión general era esperar a que la pelea se decidiese un poco más (desensillar hasta que aclare, diríamos nosotros). A esta posición se opuso fervientemente un jovencito de 19 años, criollo, pero Teniente del ejército realista, de nombre Febres Cordero. Ante la pasión revolucionaria del joven, los demás patriotas, que como se dijo no tenían un pelo de tontos, le sugirieron que encabezara él la revuelta, y que contaba con todo su apoyo.
Ipso facto, se fueron a dormir.
Entre la espada y la pared, el Teniente Cordero (en realidad el apellido es compuesto, pero así queda mejor) tembló, transpiró, gimoteó y luego su honor le indicó que había metido la pata hasta el caracú. No le quedaba otra que jugarse duro. Juntó a tres o cuatro soldados fieles y se dirigió hasta el fuerte a ver qué se cocinaba allí.
Cuando llegó, ¡oh, sorpresa! El sargento a cargo de la guardia estaba profundamente dormido. A nuestro oficial, de cuyo heroísmo estamos lejos de dudar, se le encendió la bombilla, e inmediatamente hizo arrestar al sargento por dormirse estando de guardia.
Posteriormente, convocó a la tropa del fuerte, y los arengó en nombre del rey de España, a tomar la guarnición para defenderla de la horda de revolucionarios que la atacarían inmediatamente, pasando a sangre y fuego a todos los defensores. Como es obvio, la mayor parte de la soldadesca huyó desordenadamente y nuestro Teniente quedó, con sus escasos leales, dueño de la posición. Así, sin disparar un solo tiro, el heroico Teniente Febres Cordero se hizo dueño de Guayaquil para la revolución americana.
Aclarado este punto que, aunque parezca una digresión, no lo es, sigamos con el dulce.
Resulta que luego de esta toma, la discusión era si Guayaquil se uniría o no a la Gran Colombia. Don Simón ordenaba que sí, pero los guayaquileños no estaban tan convencidos, así que el asunto estaba calentito.
Por su lado, desde el primero de mayo del 22 Don José se la pasaba eligiendo diputados en Perú en un Congreso Constituyente, para que en septiembre ellos lo eligieran Dictador. Como le pareció mucho, Don José dijo que no, y se contentó con el pequeño título de “Fundador de la Libertad del Perú y Generalísimo de las Armas”.
Como la cosa ésta de la Liberación americana se decidía en Perú, a Don Simón el titulito no le hizo un soto de gracia, e inmediatamente le mandó un mail a Don José “invitándolo” a chatear cara a cara a orillas del río Guayas.
La charla tuvo lugar a media mañana, y los ánimos de ambos generales eminentísimos no eran de lo mejor. La primera pelea se produjo por el lugar de la mesa, ya que Don José, que conocía París, opinaba igual que mi papá y afirmaba que el Guayas se parecía al Sena y que no había nada mejor que tomarse un cafecito mirando el río (Por supuesto que cuando mi viejo afirmaba esto eran las dos de la matina y estaba un poco pasado). Quede claro que no insinúo lo mismo de nuestro Pater Patriae, pero lo cierto es que ganó la silla.
El segundo enfrentamiento fue por la china que les cebaba mate, porque Don Simón ya había tenido una mala experiencia en Venezuela con un matecito dulzón pero envenenado que le habían cebado y que le produjo una cagadera de quince días, así que tomaba mucho cuidado con las cebadoras. Según creía, la única forma de poder confiar en una china era si le habías poseído (voluntariamente) el orificio “non sancto”, porque – decía- “si una mujer te entrega su trasero es porque la tenés muerta con vos”. En fin, como la china de Don José no había tenido ese privilegio, primó la cebadora de Don Simón. Hasta ahí, un empate.
Como la tercera es la vencida, y antes de comenzar siquiera a hablar de política ya habían estado dos veces a punto de agarrarse a piñas, los dos generales se otearon cuidadosamente. Peló Don Simón su faltriquera y extrajo el obsequio que había traído para convencer a Don José de volverse a casa: un fresco kilogramo de manjar blanco preparado a la callaca, espeso, suave y aromático, y le ofreció a su ocasional adversario la prueba de que era Venezuela quién merecía liderar la liberación: con ese producto, hasta el Rey de España debería reconocer la superioridad americana.
Para su desaliento, nuestro prócer observó el dulce, lo probó cuidadosamente (él también se había encontrado ya con unos morrones botulínicos) y sorprendió a Don Simón con una frase castiza y contundente: “¡Esto es una merda!”
Desenvainó la espada Don Simón, y cuando estaba a punto de rebanar el gaznate de nuestro héroe nacional, éste, sin inmutarse, desenfundó un frasco de nuestro dulce de leche (dice la historia que esa terrible calma de Don José inspiró el año siguiente el nombre del que aún hoy es La Serenísima, nuestro dulce más vendido).
Probado que hubo Don Simón el dulce de leche argentino, comprendió inmediatamente que era impensable que Don José prosiguiera su campaña, pues con esa leche convertida en ambrosía conquistaría, no ya América, sino el mundo.
Traidoramente, Don Simón le propuso a Don José una sociedad comercial a partes iguales, pero puso como condición que debían compartir la receta. Inocentemente, nuestro José aceptó, y arreglaron que mientras Simón (ya habían entrado en confianza) preparaba los papeles, José se iría a Chile a contratar suficientes chinas cocineras y alquilar el localcito base para la empresa.
Dicho y hecho, José se retiró a la Magdalena, en donde tenía una casa de campo. Acompañado por una pequeña escolta y un ayudante, esa misma noche, montado a caballo, se dirigió a Ancón, al norte de Lima. Era el 20 de setiembre de 1822, el mismo día de la instalación del Primer Congreso Constituyente de la República del Perú. En la madrugada del día 22 de setiembre, en el bergantín “Belgrano”, se embarcó rumbo a Valparaíso, donde anunció a todos que con Don Simón eran amigos, que trabajaban juntos a partir de ese momento, y que tenía plena confianza en su valor y su capacidad.
Confianza inmerecida. Simón aprovechó la inocencia de José e inmediatamente bajó a Perú, donde el 12 de noviembre de 1822, se había promulgado la Primera Constitución Política de la República. Pero llegó Simón y, cuando les explicó a los Congresistas peruanos que “estos argentinos hijos de ****, otra vez nos están cagando e inventaron un dulce mejor que el manjar blanco”, ellos, más rápido que volando, derogaron la Constitución recién estrenada y lo nombraron Dictador.
Cuando nuestro prócer se enteró de la mala jugada, comprendió que la sociedad no iba, y que había entregado gratuitamente la fórmula de la victoria a un megalómano localista.
Humillado, Don José cruzó los Andes (es aquí cuando ocurre lo del burro muerto de hambre, y no cuando la gente cree) y retornó a Buenos Aires donde refirió su derrota a sus allegados, suplicándoles secreto total, para no desmoralizar al ejército revolucionario. El secreto se guardó celosamente durante años y fue Rosas quien, a fin de que los traidores unitarios no lo revelaran, tuvo la idea genial de crear La Mazorca, que tenía como único fin decapitar a cualquiera que pudiera irse de boca. Pero Don José nunca recuperó su espíritu. Sintiendo que había defraudado a la Patria, se castigó a sí mismo exilándose a Europa, donde jamás, jamás, volvió a probar el dulce de leche. Sin embargo, siempre le agradeció a Rosas que no contara la cagada que se había mandado y por eso le regaló su sable corvo.
Y esa es, amigos, la vera historia del dulce de leche, y de porqué no lideramos la Revolución americana y no construimos la Patria Grande.
Hasta hoy, cada fábrica de dulce de leche que se abre en el mundo, tiene oculta en su piedra fundacional una pequeña placa recordatoria que dice: “Si no fuera por San Martín, Argentina sería Potencia”.
Qué se le va a hacer.
saludos
hendrix
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HT
Ingresado: Vie Dic 08, 2006 6:02 pm Título del ingreso:
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Epa, epa !!!,……. se están involucrando cuartos y quintos paises. No se armará una guerra de la “quintuple alianza”, una especie reedición de la guerra de la infamia? Aparecerá un nuevo Mitre que nos conduzca a la guerra engrillados como lo hizo el general artillero en aquella época. Es conocido el hecho de que los provincianos se negaban ir a la guerra contra una “provincia” hermana, y ante la deserción de los colimbas montoneros, debió recurriste al “fusilamiento disuasivo” y al “engrillado”, como se desprende del hecho cierto que en el Archivo General de la Nación consta una factura de un herrero catamarqueño al gobierno nacional, “por los 400 grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay” Una reedición del “viejo artillero” podría ser peligroso, ya que si bien es conocida su deficiencia militar, su dialéctica ampulosa era capaz de convencer a una nación entera de los beneficios de una guerra fraticida. Si bien el artillero era incapaz de matar de un cañonazo a un gato capón, era capaz de cazar dos leones salvajes con media hora de conversación. Aunque “rápido para disparar” (no me refiero a al artillería sino de a caballo a de a pie), a tal punto que ante la retirada de Urquiza en Pavón, su lugarteniente debió mandarle un “chasque expreso” con el conocido parte “No dispare General, que hemos ganado!!! " Incapaz en la guerra, (“a Mitre no se le ocurre nada en le campo de batalla” diría D`Amico, oficial porteño.) era muy habilidoso para convertir las derrotas en “victorias dialécticas”, como sucedió luego de Cepeda, que rodeado por los Federales, debió emprender, bajo la sugerencia y presión del General Conesa, una rápida retirada a campo traviesa hasta San Nicolás de los Arroyos, cubriendo el recorrido, de noche y a pié, a un promedio de 5,6 km por hora, que resultó la envidia y desconfianza de los propios griegos que sintieron que le estaban quitando la gloria de maratón. Según cuenta la historia, don Bartolo (1) (o “bartola”), que era un eximio estudioso de las tácticas francesas, llegado al campo de Cepeda (que era un campo de batalla con la suficiente trascendencia histórica como para ser tomado como escenario de la actuación de tan digno actor), formó su ejército en “formación oblicua” (táctica francesa) que en la practica adolecía de algunos defectos para ser aplicada en estas pampas. Por un lado, era una formación defensiva, que obligaba a “no romper filas, pase lo que pase”, bajo riesgo de ser totalmente desbandada por el enemigo a la primera atropellada (como le pasó en Pavón). Por otra parte esta “táctica francesa de formación oblicua”, adolecía del inconveniente cultural de que los gauchos montoneros no entendían ni jota del frachute, entonces, en vez de atacarlo directamente, lo rodearon completamente sin que “El Tísico” (1) pudiera moverse de su posición, y aun sin darse cuenta. Recién pudo de percatarse al verse de noche, al oscuro, rodeado de los fogones del ejército federal, que tranquilamente tomaban unos amargos mientras afilaban los cuhillos y ponían a punto las achuras de la parrilla o el “revuelto gramajo”, inventado en aquella época, precisamente por el zumbo “Gramajo”. La cuestión que “Divus Bartolus” (1), convencido por Conessa que los tenían como a mono en la punta de un palo y más apretados que pedo de visita, no tuvo más remedio que acceder a los pedidos de sus subordinados, y emprender la comentada uirgente retirada, con el aliento en la nuca. Al tomar posición en el histórico campo de batalla de Cepeda, Divus Bartolus pronucio su histórica y ampulosa frase “este campo fue la cuna del federalismo, y será su tumba”, que por supuesto no solo no pudo cumplir, sino que por poco no fue su propia tumba, gracias a los federales que lo dejaron escapar para no privar a la confederación de tanta población, según consta varios testimonias de la época. La cuestión que “Don Buenaventura” (1), que era una especie de optimista al ultranza, no era de dejarse vencer por una seguidilla de derrotas militares, y llegado a Bs.As. declaró ampulosamente ante quienes salieron a recibirlo, que había sido una “retirada heroica”, cosa que fue festejada en un brindis en su honor, llevado en una especie de Jockey Club primitivo y fundacional del actual. Todo esto viene a la cuestión de que, según afirman algunos, los federales que rodearon esa noche al “Zonzo” (1) en Cepeda, hasta tuvieron tiempo suficiente de ordeñar algunas vacas de los lugareños y preparase tranquilamente “dulceleche” como “pa endulzar la velada”.
Estas tácticas francesas y similares, también fueron aplicadas por Don Bartolo en la guerra de la infamia contra Paraguay, lo que le dio al Divus una seguidilla interminable de derrotas y a los macacos brasileros la oportunidad de sacarse al generalísimo de encima, y de paso encajárnoslo de nuevo a nosotros como una segunda revancha de Ituzaingo (la primera había sido con motivo de Caseros, con el desfile de las tropas brasileras por las calles de Bs.As. como parte del Ejercito Grande del "loco salvaje unitario Urquiza" (4), del cual formaba parte como “boletinero”, el futuro presidente “loco borrachón” (2) Sarmiento, enfundado en un impecable uniforme francés, y botas de goma, (al parecer también francesas, ya que en la época todavía no existían las conocidas Pampero) Así fue como los macacos nos encajaron le paquete, por no hacerle caso nosotros a las palabras del Restaurador, que con fino olfato intuitivo había previsto mucho tiempo antes las habilidades de “Bartolito”, que de chico trabajaba en la estancia “El Rincón de López”, regenteado por Gervasio Rosas, y que el propio Juan Manuel le devolvió a Don Ambrosio Mitre (padre de Bartolomé), con unas esquela que decía textualmente: "Dígale a Don Ambrosio (padre de Mitre) que aquí le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer."
Estas historias, muy interesantes por cierto, merecerían un “tema aparte”, para no derivar la atención sobre el tema que nos ocupa: la invención del “dulceleche”
Los argumentos dados por el siempre bien informado hendrix, dan pruebas de que el “dulceleche” ya existía en la época de la campaña libertadora, que fue anterior a la visita que “La espada sin cabeza” (3) le hiciera a Rosas en su Estancia del Pino. Sin embargo las pruebas aportadas por hendrix dan cuenta que el libertador lo usó en el Alto Perú, pero no dan argumentos suficientes para probar que el “dulceleche” fue inventado por los argentinos, ni la época de su desarrollo. Sabida es la falta de apoyo que San Martín recibió del “zapo del diluvio” Rivadavia (4), y siendo que éste le negó toda vitualla, resulta dudoso que le hubiera remitido alguna partida de “dulceleche”, salvo que lo hubiera hecho el General Bustos desde Córdoba, que como se sabe apoyó incondicionalmente al Libertador, siendo que además Córdoba siempre fue famosa por sus dulces y alfajores. (….jamás permitirá mi deseo que se paralice una empresa porque no tenga el honor de mandarla………cualquiera sea el jefe prepararé todos los auxilios que estén en mi esfera sin reservar nada a tan sagrado interés – (Comunicación de Bustos a Martín Rodríguez) Como parte de esos auxilios, bien podría estar el conocido “dulceleche”.
A raíz de la falta de apoyo recibido por parte del “Gran Panzacola” (4), San Martín escribió: “La guerra la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar. Cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetitas que trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres, que los demás no importa” Podría incluso ser cierta la teoría de que en papel original no dijera “un pedazo de tabaco” sino “un frasco de dulceleche”, lo que resulta de mayor credibilidad ante el hecho cierto de que San Martín padecía ciertas complicaciones bronquiales agravadas por el hecho que en aquellas épocas no había mulas con cabina presurizada para mitigar los efectos de la altura y falta de oxígeno en la cordillera. Por otro lado no se si la falta de tabaco pudo ser una preocupación del libertador ya que el tabaco está lejos de dar algún aporte de calorías, y mucho menos de aporte de grasas ni triglicéridos. La falsificaron histórica de reemplazar “dulceleche” por “tabaco”, bien puedo haber sido urdida por el propio Mitre, que como se sabe falsificó el 50 % de la historia y se cayó el resto.
Sin intención de contradecir ni disminuir de ningún modo el aporte de nuestro amigo hendrix, sino como un aporte más al tema, y teniendo en cuenta la filosa observación que hendrix hiciera respecto al “dulceleche” como culpable y responsable de la frustrada formación de “La Patria Grande”, valdría la pena analizar si el dicho pote de “dulceleche” no fue plantado en la mesa de conferencia por “los servicios ingleses”, como un agente de disolución. Sabido es que los ingleses trataron por todos los medios de impedir la formación de una “Patria Grande” (por eso del “divide y triunfarás”) y esta teoría se vería además reforzada por el hecho que durante la campaña libertadora se detectaron “agentes encubiertos” ingleses disfrazados de inocentes mercachifles, que seguían al ejercito libertador hasta el Perú, recogiendo información útil a "su Graciosa Magestad" (no se que le verán de graciosa) y trasmitiéndola secretamente al Foreign Office, más que por un interés comercial de proveedores del ejercito, ya que a éste no le sobraba ni un patacón, y como fue dicho, andaban hasta con riego de quedarse “en pelotas”, según dichos del propio Don José. Esta teoría parece confirmarse, por ejemplo, en el hecho cierto que la noche anterior al combate de San Lorenzo, San Martín encontró un viajero que dormitaba frente a su coche junto al convento de San Lorenzo, era un joven comerciante inglés, Juan Parish Robertson, (un agente encubierto, evidentemente) que llevaba unas petacas de mercaderías a Santa Fe, según le dijo a San Martín, que lo conocía de Bs.As. El Libertador le permitió presenciar el combate y en la euforia del triunfo hizo revelaciones a este joven que por extranjero y comerciante le pareció alejado de la lucha y digno de confianza. (un poco ingenuo Don José, por cierto). No sabía que era un agente del Foreign Office y anotaría cuidadosamente sus palabras. Lo encontrará en otras ocasiones, sin sospechar jamás que su presencia se debiera a otra cosa que a negocios mercantiles: hasta en el Perú lo verá en negocios mineros. Roberston no recogería solamente las informaciones de San Martín sino de todos los que actuaban en el plano militar o político, porque era hábil para estar en el lugar y tiempo oportuno. ¿No fue este Roberston el que plantó el frasco de “dulceleche” en la conferencia de Gayaquil, según nos da pruebas nuestro amigo hendrix.?
Pero de todos modos, aunque haya estado el “dulceleche” "plantado" en la mesa de negociación por parte del Foreign Office, queda pendiente dilucidar la cuestión de fondo: ¿Quien inventó del “dulceleche”?
Queda pues abierta la polémica y la investigación.
(1), (2), (3) y (4),
Por ultimo agregaré que para no ser acusado de “plagio” y encima comerme un juicio por injurias, daños y perjuicios por invento y atribución de “motes despectivos” a nuestros “próceres”, doy las fuentes de información obtenidas (entre otras), en la recopilación publicada por Cutolo-Ibarguren(h) :
Los apodos de Rivadavia
Su verdadero nombre fue Bernardo González Rivadavia, pero también fue llamado:
“Visionario” Calificativo frecuente de Rivadavia. “Seria de no acabar si se enumerasen las locuras de aquel visionario – y la admiración de un gran número de compatriotas- creyendo improvisare en Buenos Aires la civilización europea con solo los decretos que diariamente llenaba lo que se llamaba Archivo Oficial” (José de San Martín)
“Sapo del Diluvio” “Rivaduvio” “El robespierre renegado” Por el padre Catañeda;
"No hay provenir maravilloso
ni otro contenido más delicado
que librarse del Sapo del Diluvio
El Sapo es Rivadavia o Rivaduvio
o el Robespierre el renegado ….."
“Solemne Botarate” Así se refiere a Rivadavia Alvear almorzando con Mansilla y un estanciero brasilero de apellido Melo “Ese Rivadavia es un solemne botarate; yo no necesito para hacerlo descender de la presidencia más que presentarme en Bs.As con mi látigo y en el momento se administración caduca y se desploma la frágil armazón que ha levantado; es un botarate” (Memorias de Iriarte)
“Bernardino Primero”: “¡Viva la Religión! ¡Muera el Gobierno! ¡Muera Bernardino Primero! ¡Abajo ese ministro hereje! ¡Viva la Patria!” (Los descamisados en la plaza de la Victoria durante la frustrada revolución de Tagle. “Memorias” de Tomás Iriarte).
“Caribe” Apodo dado en la prensa cordobesa.
“Crispinillo el Trompudo”: Por el Padre Castañeda en su canción “El Teruleque”.
“Doctor Bernardino Garrapata”: El Padre Castañeda en el periódico “Vete Portugués que aquí no es”.
“Don Bernardote Riobombo”: Ídem.
“Duque de Chukisaca”: (Panfleto de la época, al referirse a las negociaciones secretas de Rivadavia tendientes a coronar Rey Constitucional del Río de La Plata al Infante Francisco de Paula de Borbón, asistido por una corte de políticos vernáculos que se titularían Duques, Condes y marqueses).
“Escriba” (Padre Castañeda).
“General Jefe de los Asoleados” (desde la prensa)
“Gran Panzacola” o “Padre de las Luces” en el periódico dorreguista “Correo Político de las Provincias Unidas del Río de la Plata” (1827, 1828)
“Herbolario” (Calificativo del conde de Cabarrús a Don Bernardino Rivadavia a Sarratea en 1816, refiriéndose a la colocación del Rey Borbón en el Río de la Plata) “No poca y funesta parte tienen los proyectos que sugiere desde París el herbolario Rivadavia” Según la Real Academia de la Lengua: Herbolario: adjetivo familiar: “botarate, alocado, sin ceso”
“El nuevo Don Quijote de La Mancha”: del Padre Castañeda al referirse en los panfletos a Rivadavia: “Del nuevo Don Quijote de La Mancha, de la trompa grandísima, del inflado con antiparras, del sapo diluviano, del escuerzo de Buenos Aires, del Rey loco, del Ombú empapado en aguardiente, del Doctor en Ignorancia, de la Sota de Bastos (…) ¡Libera nos Domine!”
“Monstruo Infernal” el periodista Ramón Félix Beaudot desde la prensa cordobesa “La Verdad sin Rodeos”
“Mulato Rivadavia”
“Piloto de Cultura” (Ricardo Piccililli)
Apodos de Lavalle
“La espada sin cabeza.” Nombrado así por Esteban Echeverría en su poema “Avellaneda”, con motivo de la inesperada retirada de las tropas de Lavalle apostadas frente Bs. As. durante la invasión a su patria apoyado por los franceses.
“Por mi orden” (alusión a Lavalle por el fusilamiento de Dorrego)
“Bayuno” o “Lavalluno”, tildados por los federales luego del fusilamieto de Dorrego.
“General de los Guarda-chanchos” . El Guarda-chancos era motejado Luis Felipe de Orleáns y Borbón en Bs.As. y como los franceses apoyaron y trasladaron el ejecito de Lavalle en contra de Rosas (y de su Patria) la inventiva popular dio entre otras la siguiente copla gauchesca.
“Muera el salvaje Lavalle
y el Guarda-Chanchos
que ni para pasto sirven
de los caranchos”
“Iscariote”: Nombrado así Lavalle en”La Gaceta Mercantil” (11-8-1838) comentando un brindis por Lavalle y el almirante francés Le Blanc
Apodos de Urquiza
“El Tigre de Montiel”
“El Caguetón” Aplicado por Taboada, en carta a Anselmo Rojo.
“El Guazetón Sudamericano”
¡Viva el Guazetón Sudamericano! Exclamó el indio Monzón, queriendo expresar: ¡Viva el Washington Sudamericano! según le habían enseñado. A resultas de estas, el indio Monzón fue a dar con sus huesos a la cárcel.
“Loco Salvaje Traidor” El pueblo de Buenos Aires al enterarse del pronunciamiento de Urquiza.
“El Morao” De Hilario Ascasubi, en “La Media Caña de los Libres”. “Al Morao Urquiza la correntinada le saca friza”. “Morao” en el habla gauchezca; vil, flojo, cobarde.
“El Quiscudo” (de quisca: espina, púa de algunos vegetales) Mote dado por Manuel Taboada.
Los Apodos de Sarmiento
“Al Ben Racín” Apodo dado en “El Mosquito” a raíz del apellido Albarracín, de origen árabe.
“Animalis Homo” Empleado por Pedro Goyena en “La Unión”: “Sarmiento, asalariado por Chile y sosteniendo que las tierras australes de la República Argentina pertenecían al que arrojaban la moneda a su rostro de escritor venal: Sarmiento animalis homo, estás ebrio de vanidad, de mentiras y de calumnias”.
“Borrachón de Sarmiento” Publicado en el Diario “La Nación” y que ante la furia de Sarmiento el ocurrente Casimiro Pietro Valdés explicó que se trataba de un error de imprenta, sin corregir, y que el original decía “Bonachón de Sarmiento”.
“Carrier” El general Paunero, en carta a Mitre: “Ha sido preciso variar las instrucciones que primero le di a Sarmiento porque tiene el furor de hacer figura militar ante todo, y después sus puntos de déspota jacobino, que si se le deja con la rienda suelta es capaz de convertirse en un carrier de las provincias que caigan sobre su félula” (Juan Bautista Carrier fue uno de los jacobinos más sanguinarios de la Revolución Francesa).
“Don Yo” Paul Groussac lo retrata a Sarmiento como un “Don Yo desbordante, familiar, desbrochado, francote, ex abruptal, henchido de legítimo orgullo, y también de grotesca vanidad. "El propio Sarmiento sin tener en cuenta la verdad histórica dice de sí mismo (en una sesión del Senado de San Juan en 1875): ‘Yo soy Don Yo, como dicen, pero ese Don Yo a peleado a brazo partido durante veinte años con Don Juan Manuel de Rosas y lo ha puesto bajo sus plantas’”. (?¿) (Se lo habra creido?)
“Duque de Carapachay” Apodo que le dieron en el diario “El Mosquito”
“Gaucho de las Letras” (Menéndez y Pelayo), “Montonero intelectual”, (Lastarrea). “El más atrevido de los baqueanos intelectuales” (Groussac).
“General Bum Bum” (el dibujante Carlos Monnet, en el semanario “La Presidencia”)
“General de la Batalla del Piojito” Festivamente llamado así a causa de su ridículo generalato hecho a dedo. El coronel Lino Almandós en 1862, al brindar en un banquete en Mendoza: “Las presillas que ostentan mis hombros son ganadas en los campos de batalla” y agregó en presencia del propio “boletinero del ejército grande” “La que cuenta el señor Sarmiento, son regaladas por el señor general Urquiza, patentadas por el gobernador Obligado, y concedidas, señores, por favor del señor brigadier Mitre. He dicho”. En sus recuerdos de provincia Sarmiento relata las guerrillas a padreadas de su infancia sanjuanina, cuando el travieso muchacho acaudillaba a “Piojito”, “Barrilito”, y otros.
“Loco Sarmiento” Así lo llamó Urquiza. “Mi título de loco me lo dio Urquiza, que ha sido bastante cuerdo para sacar veinte millones de su vida pública” escribe Sarmiento. (Carta a María Man, desde Nueva York, 1867).
“Profeta” en la revista Don Quijote.
“La Solterona Dominga” Apodo que le dio el diario “El Mosquito”
“El Sultán de nuestras escuelas”
“Tartufo” En su sátira “Peregrinación de Luz del Día” Sarmiento es un Tartufo que ha hecho carrera en la educación popular (Alberdi.Cartas Quillotanas de Alberdi (p129).
Los apodos de Mitre
“Don Bartolo”:
“Militar, escritor, gobernante
larga serie de triunfos evoca
y por si esto no fuera bastante
nos tradujo el poema de Dante
y se puso de acuerdo con Roca”.
(Caras y Cretas, 1900)
“Don Basilio”: farsa satírica “peregrinación de la Luz del Día” (de Juan Bautista Alberdi). “Don Basilio es poeta, historiador, y traduce libros italianos. Se ocupa de todas las libertades de este mundo, menos de las libertades del suyo. Es también un mazzinista, un garibaldino acérrimo, pero vive de negrero al servicio de los dos únicos países que mantienen la esclavitud en su territorio. Don Basilio se sirve del odio, de la mentira, del asesinato, del robo para hacer el bien y la felicidad de los demás; y en su boca la calumnia es calumnia de civilización y progreso” (Alberdi 1878)
“Don Buenaventura” (En la novela “La Gran Aldea”, de Lucio V. Mansilla) “Pocos hombres tienen más libros más que él, los versos no son su fuerte, pero sí los discursos, las proclamas; aquel discurso contra los ministros de Urquiza cuando les ofrecía echar las fuerzas de los ministerios a cañonazos” “Después de dos revoluciones chingadas, Don Buenaventura pontifica de lejos en el diario más grande de América”
“Grumete” (Carlos Saavedra Lamas)
“Zonzo” Dalmacio Vélez Sársfield, al comentar la “Historia de Belgrano” como la Historia de un zonzo contada por otro zonzo.
“Tísico” Urquiza, refiriéndose a Mitre “Al Tísico le ha salido el tiro por la culata, y después del Pozito hasta lástima daba verlo tan pobre cosa” (Misterios de San José, Juan Coronado).
“Divus Bartolus”: Así aludido por el Ministro de Instrucción Pública de Roca, Osvaldo Magnasco, al cumplirse el “jubileo” de ochenta años: “Después de la ceremonia de su deificación tendremos que llamarlo como a los emperadores romanos “Divus Bartolus”. La humorada fue considerada una blasfemia por lo mistristas y le constaría el puesto al ministro. (Osvaldo Magnasco al celebrar los 80 años de Mitre).
QUEDA PUES ABIERTA LA POLÉMICA Y LA INVESTIGACIÓN.
¿ QUIEN ES EL INVENTOR DE "DULCELECHE"?
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Jerónimo Castilla
Forista habitual
Ingresado: Sab Dic 09, 2006 1:22 am Título del ingreso:
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so pretexto de dilucidar el origen del dulce de leche me parece que estos dos foristas nos van a bajar lìnea, de manera tangencialmente subrepticia, sobre sus interpretaciones historiográficas...llegando hasta Adán y Eva...enhorabuena ...este foro está increíblemente cada vez mejor
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hendrix
Ingresado: Sab Dic 09, 2006 12:09 pm Título del ingreso:
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Estimado HT. Excelente su evaluación de los hechos, y concuerdo plenamente con que aún no hemos arribado al meollo de la cuestión, a saber: El verdadero origen del dulce de leche. Sin embargo, tengo plena fe en que, aunando esfuerzos, lo lograremos para bien de la argentinidad y solaz de la historia verdadera, es decir, aporte sustancial a las futuras generaciones, que ya no tendrán que devanarse los sesos con este crucial misterio.
Me resultó muy sustancioso su comentario con respecto a John Parish Robertson, y creo que ha dado usted una puntada con hilo sutil pero muy certera. Recordemos que el mencionado, para la fecha a la que nos referíamos ya había perdido su fortuna, amasada cuasi ilegalmente a partir de 1814, cuando una empresa de su propiedad aprovechó parte del préstamo que en ese año nos hicieron los ingleses.
Este John Parish había acumulado esa gran suma de dinero y la invirtió totalmente en Monte Grande, provincia de Buenos Aires. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué esperaba obtener de una localidad que fundaría junto a su hermano Guillermo?
Esta precaución de los Parish de reservarse amplios terrenos en una zona privilegiada de lo que luego sería Lomas de Zamora no puede menos que ser sospechosa.
Veamos:
Los Robertson adquieren tres chacras, que lindaban con una de sus propiedades en las Lomas, la cual-como hace constar S.J. Alberto de Paula- había integrado la merced otorgada a Pedro López de Tarifa en 1588, perteneciente luego a Francisco García Romero y sus descendientes, a don Gaspar de Avellaneda y sus herederos. Los limites de esta propiedad eran el Riachuelo por el Norte; por el Este una calle (hoy Terrada), que la separaba de la propiedad de Manuel Molina Arrotea; por el sur las tierras de Pedro José Díaz; y por el Oeste por tierras de Francisco Ramos Mejía y de una de tres chacras que se habían incorporado a la flamante colonia. Las cabezas de ganado vacuno se acercaban a las 3.000. Los productos lácteos de la colonia cobraron fama rápidamente y los quesos y manteca –higiénicamente envasados- se consumían en la ciudad de Buenos Aires y adyacentes. Los Robertson rodearon de cercos vivos -principalmente con talas- gran parte de los campos de pastoreo y cultivo. Algunos ejemplares centenarios de esos talas se conservan todavía, y no me cabe duda de que la intención original de los hermanos era aislar la chacra del exterior, de forma que nadie viera o conociera lo que dentro de la misma se cocinaba. Tomando en cuenta las tres mil vacas: ¿Tal vez dulce de leche?
No puedo menos que concordar con usted sobre la labor de espionaje de los Parish. Lo que debemos dilucidar es si ellos poseían o no la fórmula del dulce de leche argentino para esas fechas, o si todo su trabajo antinacional estaba dedicado a obtenerla por encargo de Inglaterra.
Pero no sólo el pirata inglés perseguía nuestros conocimientos.
Al respecto, es significativo traer a colación el Combate de San Lorenzo, puesto que ya el 3 de febrero de 1813 (casi diez años antes de Guayaquil) comienzan los indicios de la posible conspiración que analizamos. Veamos la referencia de San Martín, en la carta que envía al Superior Gobierno:
“Tengo el honor de decir a V.E. que en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo á las armas de la patria. Los enemigos en numero de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de S. Lorenzo, y se dirigieron sin oposición al colegio S. Carlos conforme al plan que tenían meditado (el subrayado es mío) en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por lo fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor numero. Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V.E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipolito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de este numero son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Velez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.
Note, estimado HT, el subrayado que me he permitido resaltar: se dirigieron sin oposición al colegio S. Carlos conforme al plan que tenían meditado.
¿Por qué se dirigían los realistas hacia el colegio?
¿El plan “meditado” tendría que ver con la obtención de la fórmula de nuestro dulce de leche?
Según cuenta el mismo Mariano Moreno, (Vida y memorias del Dr. D. Mariano Moreno, pág. 18 y ss. Londres, 1812) “(El Colegio San Carlos)Está administrado por un eclesiástico que lleva el nombre de rector: éste vigila sobre el arreglo económico de la casa, distribución de las rentas y conducta de los miembros de la Corporación y se llaman colegiales, los cuales hacen en ella una vida enteramente de comunidad y en un todo monástica según el gusto del que la preside: son educados para frailes y clérigos, y no para ciudadanos. A las cinco de la mañana los despiertan en verano para ir a la capilla a hacer oración mental y oír la misa, y en invierno a las siete. Comen en una mesa común, entretenidos por la importuna lectura de un libro devoto, y son alojados de tres en tres o más en cada cuarto, faltando a la decencia y decoro por la errada máxima de humillarlos, o diríase mejor, envilecerles antes que salgan al mundo. Como para entrar en este cuerpo es necesario contribuir anualmente con una cantidad señalada para alimento, que, muy moderada, viene a hacerse gravosa a los padres por las extravagancias y despilfarro que se toleran en el claustro...”
¿No le suena contradictoria esta frase?
Por otra parte, es curiosa también la insensata carga del Teniente Díaz Vélez, quien “cae en manos del enemigo”.
¿Qué información habrá proporcionado este valiente teniente?
¿Por qué la familia Diaz Velez (poco relevante a la fecha) acumula nombre y fortuna durante los años posteriores a la batalla?
Todos hilos a considerar.
En fin, lo principal es que podríamos ver aquí una rivalidad entre los reinos de España e Inglaterra quienes, habiendo tomado noticia de la posesión por Argentina de un manjar que trastornaría las relaciones económicas del mundo, desequilibrando el sistema de poder imperante, se hacía imperioso poseer.
Vea usted que, hilando fino, estas pruebas podrían llegar a explicar el histórico enfrentamiento entre ambos reinos, e inclusive el intento de conquista de Inglaterra por parte del rey de España, Felipe II, en 1587, con la creación en el puerto de Cádiz de la flota más poderosa de la época, la Armada Invencible, compuesta por 127 naves de guerra, intentona frustrada por Francis Drake, quien por encargo de la reina Isabel, se acercó sigilosamente con sus naves a Cádiz y bombardeó sorpresivamente con sus cañones a la Armada, dañándola severamente.
No obstante, aún se nos escapa el alfa de la cuestión: el momento exacto de la creación de ese manjar exquisito que nos ha dado fama en el orbe entero.
Sugiero que nos retrotraigamos aún más, ya que Sagarzazu nos dice que nuestro dulce de leche es una versión derivada del hispano- árabe arrope utilizado por los moriscos, entre otras cosas para pegar la tapita de los alfajores.
“El hilo civilizatorio que va desde el alfajor al dulce de leche, (dice Sagarzazu) se torna visible al examinar que la receta de la leche ha reemplazado al jugo de frutas, por lo que en realidad, nace por analogía con los arropes” cuya preparación era conocida por los andalusíes ya en el siglo XI e involucra un proceso de cocciones y descansos hasta lograr la reducción del líquido a un cuarto, como expresa la raíz árabe de arrope, rub, del mismo origen que “cuatro”.
La corriente que ha ligado a los pueblos árabe y argentino es conocida desde la colonia, por lo cual esta teoría no puede descartarse por completo.
Fíjese, estimado HT, que el azúcar ha desarrollado en nosotros lo que los ingleses llaman sweet tooth (diente para los dulces) que no es otra cosa que el hábito de endulzar los alimentos con más azúcar que otros pueblos. Y por cierto que sin tal entrenamiento es imposible disfrutar del dulce de leche a cucharadas y, como se sabe, esa dulzura es sinónimo de local , de ahí el dicho de" ser más argentino que el dulce de leche".
También se condice con esto la herencia cultural que sustenta el conocido desprecio que los españoles tienen hacia los “sudacas” y que nos han manifestado durante siglos. Un campeón del fanatismo, Pedro Aznar Cardona ( “Expulsión de los moriscos de España, Huesca, 1612”) escribe: "los moriscos comen cosas viles" y en la lista de ellas anota : “albóndigas, pasas, higos, miel, arrope, melones, pepinos, duraznos .......” (María Elvira Zagarzazu: La conquista furtiva. Los Hispanoárabes en el Río de la Plata, Ovejero Martín -Editores, Rosario -2001).
Esta similitud alimentaria podría justificar un análisis más exhaustivo de un potencial origen argentino–árabe de nuestro dulce nacional.
saludos
hendrix
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Horacio
Ingresado: Sab Dic 09, 2006 5:43 pm Título del ingreso:
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no me jodan,ustedes son historiadores, vaya a saber con qué intenciones, que están haciendo infiltración en el foro so pretexto de hablar de dulce de leche... no puedo ni meter una cucharita, me superan...a la final tenía razón Lopecito, "si no los paramos nos van a copar el movimiento general, y el general le responde, "haga lo que crea necesario Lopecito, que si nadie me da bola yo me vuelvo a España..."
un abrazo a hendrix y otro a HP, aunque con él no tengo el gusto, y la verdá, ná de ná puedo decir.
PD: perdón, era HT y no HP, el exceso de terapia ¿vió?, coincido con Jerónimo, este foro está muy bueno,
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Habrá Patria para todos o no habrá Patria para nadie.
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HT
Ingresado: Lun Dic 11, 2006 6:07 pm Título del ingreso:
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El valiosísimo aporte que hace nuestro forista hendrix, no deja de sorprendernos con la agudeza de sus observaciones que relacionan en distintos autores y relatos históricos con el dulceleche y su origen arabe-musulman, teniendo además una evidente intima relación con las luchas imperiales entre España e Inglaterra por dominar el mundo. Es evidente que la cultura árabe tuvo una gran influencia en España tras ocho siglos de dominación, que no solo influyó en la cultura, raza, costumbres y hábitos alimenticios (observese esto, alimanticios) que luego se adaptó en estas pampas a lo que definitivamente dio como resultado final el “duceleche” e inclusive el “gaucho”, que hasta su denominación tiene ese origen. Sin dejar de reconocer al argentino (hasta que no se demuestre lo contrario) como el verdadero inventor del “duceleche” en su versión actual, tampoco podemos negar que talvez su origen se remonte a otras culturas, como bien lo señala hendrix, y el actual “dulceleche” como se lo conoce hoy en día, haya sido la genial adaptación de las imaginación innegable de estas pampas argentinas.
Seguramente la utilización del dulceleche por los árabes, según plantea hendrix, debe haber sido de gran utilidad en aquellas tribus nómades que recorrían grandes distancias en el desierto, siendo que el dulceleche, además de proveerles una dieta rica en hidratos de carbono, se conserva bien en un periodo de tiempo prolongado sin descomponerse, y aún sin “azucararse”. Cualquiera podrá poner en duda la afirmación de hendrix, planteándose “de donde van a sacar la leche y el combustible en el desierto” para la cocción del dulceleche, que como se sabe lleva varias horas de fuego lento pero continuo. La leche, por supuesto sería de camello, muy rica en grasas. Respecto al combustible necesario, la respuesta es muy sencilla; cualquier criollo conoce el dicho “más seco que pedo de camello” o “más seco que bosta de camello”. Siendo el camello una especie de maravilla hidráulica natural, hace una estricta reserva de agua sin largar “ni humito”. Efectivamente la bosta de camello es muy seca y tiene acumulada una gran cantidad de calorías por el tipo de vegetación xerófila que consume el camello, de manera que un árabe le acercaba un yesquero a una bosta de camello, y tenían fuego suficiente para la cocción de un dulceleche para toda la tribu.
Esta costumbre de usar la bosta de camello como combustible, también fue heredada de los árabes por nuestros criollos, que con leña en abundancia no se vieron en la necesidad de usarla para hacer una parrillada, pero si usaron (y usan) la bosta de vaca, oveja o chivo, como un infalible repelente de mosquitos. Efectivamente, ardiendo sin llama emana humo que sin ser desagradable para el cristiano, repele a todo el mosquerío a varias decenas de metros a la redonda. Una especie de “espiral” primitivo y natural.
Es conocida la expresión del General Perón de que “un camello es un caballo diseñado por una comisión”. Ese dicho de evidente picardía criolla que tenía el general, pudo haberse referido “a la forma” del animal, pero de ninguna manera pudo haber ido en desmedro del versátil animal, que como queda dicho proveía a los beduinos de un medio de trasporte eficaz, leche y hasta comestible para el dulceleche. Estas cualidades del camello seguramente eran bien reconocidas por el general, que siendo militar, conocía muy bien el valor estratégico del camello (transporte, leche y combustible) que combinadas con la agilidad y rapidez de los caballos árabes (de los cuales el “caballo criollo” heredó su inteligencia y tenacidad) empleados en su”caballería”, le dieron a los moros la posibilidad de formar un vasto imperio, incluida la península ibérica donde impusieron el dulceleche, tal cual lo demuestra hendrix.
¿Pero podremos descubrir los verdaderos “orígenes del dulceleche”?. ¿Podremos remontarnos en la historia para descubrir sus orígenes? ¿Tendremos la imaginación y voluntad suficientes para desentrañar estos misterios, como se ha hecho con los orígenes del mismísimo homo sapiens? ¿Habrá sido el “dulceleche” el motor imperceptible que dio origen a distintos movimientos históricos y que evidentemente estuvo presente en nuestras luchas de emancipación, tal como lo señalara hendrix? ¿Fue un arma de disuasión y disgregación usada por el pirata ingles? La historia parece dar una respuesta afirmativa, al menos a muchas de estas preguntas.
Cuenta la historia que Marco Polo fue a lejano oriente a traer canela. ¿Es creíble eso? ¿Para que carajo quería Marco Polo canela, si ni siquiera sabemos si en Italia existía el arroz con leche? El arroz mismo es originario del lejano oriente, y por lo visto, también la canela. ¿Parece lógico hacerse semejante viaje para ir a buscar algo que ni siquiera podía saber que existía? y aún admitiendo que supiese, ¿a quien iba a engañar con canela que no tiene ni punto de comparación con un buen “dulceleche” casero de leche entera recién ordeñada? Un arroz con leche y canela no tiene nada que hacer con un buen arroz con leche y “dulceleche” como el que es sabido que comía nuestro Restaurador de las leyes, y que incluso convidaba a los visitantes, tal como relata su sobrino Lucio V. Mansilla cuando en una visita al Restaurador de Palermo, por no decirle que no, se tuvo que lastrar nada menos que siete suculentos platos de arroz con leche mientras su tío el Restaurador desentrañaba las alternativas políticas y diplomáticas con los brasileros. (Lucio V. Mansilla, Los siete platos de arroz con leche, Buenos Aires, EUDEBA, 1963.) Comparar un buen plato de arroz con dulceleche con un plato de arroz con canela, es como comparar un buen poncho de vicuña con un poncho de lana de vidrio. Un plato de arroz con dulceleche es una tentación para cualquiera, pero un arroz con canela es una porquería. Un hombre con un poncho de vicuña es un criollo, pero un hombre con un poncho de lana de vidrio es un porrón.
Marco polo (que era veneciano), lo que realmente fue a buscar al lejano oriente, aunque se mantuvo en estricto secreto, fueron los libros que contenían la milenaria cultura de la guerra, la diplomacia y de los servicios secretos sobre el enemigo. Así los venecianos emplearon para con sus vecinos todas las tácticas y arte de aquellos, apoyando al más débil para debilitar a su potencial rival, y luego apoyarlo a éste contra un tercero. Los venecianos, instalados en un territorio de difícil acceso y fácil de defender, tuvieron una gran influencia entre sus vecinos de Europa, haciendo pelear a unos contra otros, intrigando entre ellos con un interesante servicio de espías y dominando el comercio de la época. ¿no fue acaso el potaje antecesor del “duceleche” traído por Marco Polo a su paso desde el lejano oriente, usado como elemento de disuasión, intriga y discordia entre sus vecinos? Los comerciantes venecianos, antecesores de los banqueros, sentados en un banco el la plaza pública hacían sus negocios financieros; de ahí el termino “banco” para las entidades financieras. ¿vendían también dulceleche los venecianos para atraer a los incautos a sus manejos usureros? Cuando no tenían más crédito, o se quedaban sin dulceleche, simplemente se retiraban sin pagar, rompiendo el banco; de ahí el término “quebró la banca”, o el “se acabo lo que se daba” o simplemente el conocido “se acabó el dulce”.
Pero ¿como llegó el dulceleche a manos del pirata ingles, si en esa época los ingleses eran los “bárbaros de Europa”, que todavía andaban a los garrotazos? Esta afirmación, que aparentemente puede ser interpretada como producto de resentimiento o desprecio por “los gringos” es fácilmente comprobable si se verifica que las primeras universidades fueron italianas (siglo XI en Bolonia), y cuando en España había 12 universidades, allá por el siglo XXII, en Inglaterra no había ninguna.
Y volviendo a la pregunta ¿como llegó el dulceleche a manos del pirata ingles? vasta seguir un poco el hilo de la historia para desentrañar esto que parece un misterio pero es sumamente sencillo a la luz de lo hechos. Como a los comerciantes Venecia “les quedara chica”, emigraron a los Países Bajos, un territorio de características similares pero mejor ubicadas. Ahí armaron nuevamente su imperio comercial y a partir del siglo XIII se instalan en Londres, un territorio más fácil de defender, con facilidades de comunicación y transporte hacia todos lados. Como el mal clima de Londres les dificultaba trabajar al aire libre, se instalaron en el bar de Lloyd (no se si les suena) que dio el nombre a sus empresas financiera y de seguros. Para esa época contaban con su agencia de servicio secreto, cuando América no tenia ni miras de ser descubierta. Fue la época que el decir de Jauretche, los italianos eran los “ingleses de los ingleses”. Nótese que antes de llegar a Inglaterra, pasaron por los países bajos, donde está Holanda, que como sabemos tienen las vacas holandesas, famosas como productoras de leche. ¿se mejoró el dulceleche veneciano con la genética vacuna de los países bajos? Es algo que falta investigar.
Llegados como dijimos los venecianos a Inglaterra, previo paso por holanda, y muñidos de la ciencia de la guerra, la diplomacia (y probablemente el dulceleche), los ingleses, que eran bárbaros pero no boludos, solamente tuvieron que adaptar un poco la técnica a su idiosincrasia.
Esta técnica de apoyar al débil para debilitar al fuerte tiene muchos ejemplos en la historia de Inglaterra, como en su alianza con holanda para desplazar a los portugueses de la India, (obteniendo de paso ventajas en las colonias holandesas), para aliarse después a los portugueses para desplazar a los holandeses (obteniendo de paso ventajas en las colonias portuguesas). Los franceses también aprovecharán las rivalidades de los indios, para obtener beneficios. La india pasó de ser un país con industria textil, a un país agrario donde morían de hambre millones de personas: cinco millones entre 1850 y 1875 y quince millones entre1875 y 1900. ¿estuvo en estas guerras e intrigas comerciales mezclado el dulceleche? Se limitaba solamente a la industria textil o tambien al arte culinario? Como en otros lados, los ingleses restringen en la India la navegación y la construcción naval. Romesh Dutt dirá que “en verdad la humedad de la india bendice y fertiliza otras tierras”. según Digby "el tesoro extraído por los británicos entre la batallas de Plasey y Waterloo oscila entre quinientos mil millones y un billón de libras esterlinas”. Los ingleses son como las vizcachas, que se llevan para la cueva todo lo que encuentran, y no vale la pena hablar del oro y la riqueza del mundo que están en el museo de Inglaterra que todos conocemos, (la de los faraones, por ejemplo), pero de lo que sí vale la pena hablar es del tema que nos ocupa; el dulceleche.
Los españoles trajeron del lejano oriente, y adoptaron, tres cosas (en realidad cuatro) que fueron fundamentales para el adelanto de la navegación: la brújula, el timón, la vela latina y el dulceleche. Anteriormente los barcos, a falta de timón se maniobraban a remo. La vela cuadrada les permitía impulsarse a favor del viento, o a remo. Con el timón y la vela latina, pudiendo impulsarse aún con viento de proa, pudieron prescindir de los remos, los que le permitió diseñar barcos de mayor capacidad y altura. Esto le permitió a Colon (al parecer Genovés) descubrir América. El cuarto elemento era, evidentemente heredado de los árabes, el dulceleche, tan útil para semejante viaje, y probablemente no fueran espejitos los que cambiaran por oro los españoles a los indios, sino caramelos de dulceleche.
Los ingleses contrabandeaban opio de la India a China, y como el emperador restringe el tráfico, inician las tres guerras del opio (1842, 1856 y 1858) apoyados por otras potencias, obtiene la apertura de los puertos al comercio ingles y se queda en posesión de Hong Kong. ¿se limitó la guerra del opio al opio en si, o abarcaba también al dulceleche? ¿era el opio consumido puro, o también combinado, como opileche?
También los ingleses se quedarán con Gibraltar (1704), dominando así la entrada al mediterráneo y el control de las flotas de España y Francia, que para defender sus costas tenían sus escuadras divididas en ambos lados de Gibraltar. ¿fue para dividirle la flota a los gallegos o fue además un enclave de espionaje industrial ingles, para conocer los secretos de la preparación del dulceleche, que los españoles ya conocían por los árabes, tal como lo demuestra hendrix?
Algo parecido a la guerra del opio sería la “guerra del guano”: una compañía inglesa con sede en Santiago explotaba el guano en las costas de Bolivia y Perú. Como estas pretendieron aumentar los impuestos al guano armó la guerra que dejo a Bolivia sin costa, y a ambas con menor territorio. Ejemplos como este podemos ver en distintas partes del globo, en distintas épocas.¿ habrá sido la guerra del guano una guerra por el guano en si? ¿vale la pena armar semejante toletole por la bosta de pájaro? ¿no habrá sido más vale la guerra del dulceleche, que los peruanos ya conocían a través de San Martín en la campaña Libertadora, tal como quedó fehacientemente comprobado por hendrix?
Para apoyo de su flota, Inglaterra se posesiona de territorios de ultramar: También el gobierno ingles se quedará con el canal de Suez acortando las rutas marítimas, y siendo para buques a vapor terminará con la competencia de navegación a vela. Y todo esto con la “ingerencia del estado británico”. También se quedará con gran parte del Canadá francés. Basta seguir un poco el hilo de la historia para comprobar que los ingleses anduvieron en todas partes siguiendo los pasos del “dulceleche”, desde el lejano oriente, hasta Venecia y los paises bajos, España, Gibraltar (1704), El Cabo (1795) Ceylan (1796), Malta (1800), Buenos Aires (1806), Mauricio (1810), San Lorenzo, Guayaquil, Singapur (1819), Malvinas (1833), Adén (1839), Hong Kong (1842), Chipre 1878) entre otros y los mismos países árabes, donde tuvo origen al antecesor del dulceleche. Inclusive se ve claramente su intención de impedir su difusión y comercialización, cortando o dominando las vías marítimas.
Pero volviendo a nuestras pampas argentinas. ¿Que tiene que ver todo esto de los árabes los gringos y el dulceleche con nosotros? Muy sencillo; de los gringos ni vale la pena explicar nada porque sabemos lo piratones que siempre fueron, (y lo hemos dicho acá mismo); Los árabes tiene mucho que ver ya que los gauchos son mezcla directa de indios con españoles-árabes-musulmanes. Hasta la palabra gaucho deriva del árabe. ¿y el dulceleche? ¿Qué tiene que ver el dulce de leche en todo esto? Ya lo hemos dicho pero lo repetimos: es el elemento plantado por el Foreign Office como elemento de discordia entre pueblos americanos. Y encima no es invento de ellos, si no nuestro. ¿pretenderán cobrarnos patente, como con los medicamentos, con la cantidad de yuyos cordobeses que tenemos, que curan de todo? Si te descuidas, te tomas un tesito de “quitucho macho” y te libras del SIDA más virulento.
Resumiendo un poco, los ingleses en todas sus colonias introducían primero algunos comerciante ingleses (que además le servían de espías), como para tener alguien a quien defender, y una buena excusa para “intervenir” a la primera de cambio. Chumbaban a dos países vecinos, los hacían pelear, y encima después “le salían de árbitros”. Así sucedió por ejemplo, para no ir muy lejos, La Confederación con La Banda Oriental, ésta con Brasil, Argentina y Brasil (en Ituzaingo) y como para emparejarla después, Urquiza-Brasil contra La Confederación. Después, como para terminar con el progresismo del Paraguay de esa época, La Triple Alianza (Hay que ver que paraguay ya en esa época fundía hierro para sus armas, empelaba el telégrafo etc.). Lo mismo hicieron con Chile contra Bolivia-Peru, Bolivia con Paraguay etc. ……..y más recientemente Perú-Ecuador, donde en vez de separarlos, les vendimos armas a los ecuatorianos, que encima no andaban, como para quedar mal con los dos de un solo saque.
Una vez armado el circo (para los ingleses, por supuesto) y divididos los países, venia el plan “B”: buscaban entre los mismos nativos a los que trabajarían para “ellos”; los vendepatrias, cipayos, capangas, interesados, chupamedias, etc. (como para hacerla corta, en esto que todos sabemos) El mismo Caning se deschavaba cuando decía “América española es libre y si sabemos actuar con habilidad será nuestra” (George Canning, después de reconocer la independencia de las colonias latinoamericanas en la época en que el grupo rivadaviano concertaba el primer empréstito con la Baring) Y baya si actuaron con habilidad estos gringos hijunagransiete !!!
¿Y a que viene todo esto, en relación con el dulceleche? El mismo Lord Palmerston lo aclara en el parlamento inglés durante el bloqueo anglo-francés al Río de la Plata, 1848:
“Es una política estrecha mirar a este o el otro país como destinados a se los perpetuos aliados o los eternos enemigos de Inglaterra. No tenemos perpetuos aliados ni eternos enemigos. Nuestros intereses son lo perpetuo y lo eterno.” (el subrayado es mío) ¿Cuales eran esos intereses, sino el dulceleche, entre otros? ¿Porque no lo dijo con todas las letras? ¿Tenía desconfianza acaso que los Yanquis le birlen el negocio? Lo aclara el propio Abraham Lincoln: “No sé acerca de aranceles, pero lo que sé muy bien es que cuando compramos bienes manufacturados a los extranjeros, nosotros nos quedamos con los productos y ellos con el dinero. Cuando compramos productos nacionales nos quedamos con ambas cosas” Es evidente que los yanquis no solo querían ordeñar vacas, sino también hacer el dulceleche, cuya fórmula no estábamos dispuestos a darles. La puja llega hasta nuestros días, en que una empresa multinacional yanqui quiere quedarse con nuestra Cooperativa Sancor, productora de uno de nuestros mejores dulceleches. No se necesita ser un historiador (que no lo soy) ni tener una mirada demasiada aguda, para darse cuenta que el Foreign Office y el Pentágono anduvieron siempre, y andan, tras la huellas y el manejo monopólico de nuestro afamado dulceleche. Esto ha sido inclusive, parte de una cultura promocionada insistentemente en diversas partes y de distintas formas, que resumen en dos cosas: el “librecomercio” y la “división internacional del trabajo”. Nosotros ordeñamos y ellos fabrican y nos vende el “dulceleche”.
Y por si alguno tiene dudas, basta echarle una mirada a los diarios de sesiones del congreso: “…..abrigamos la doctrina que el libre cambio universal representa la baratura de los productos de todo el mundo, con la distribución del trabajo; la distribución del trabajo (….bla,bla,bla….) ; esa doctrina es aplicable a todos los países del mundo porque creemos que no tenemos que dscutir como si se tratara de una tierra de otro planeta o de una Nación regida por otras leyes que las demás. Cree firmemente este Gobierno que la teoría del libre cambio importa distribución de trabajo y la distribución del trabajo la baratura del producto” (Norberto de La Riestra, Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de a Nación, 18 de agosto de 1876) (nosotros ordeñamos y ellos hacen el dulceleche) Fijense que este vendido de don Norberto, pro ingles, evidentemente, querìa que entregamos el marrón (me refiero al dulceleche), y sin chistar El mismo Carlos Pellegrini le adjudica a Glasdstone (jefe del partido liberal de Inglaterra y Ministro de la Reina Victoria) las siguientes ideas “él quería (Glasdstone, quería..) sosteniendo su doctrina, hacer de la Inglaterra la fábrica del mundo y de América la granja de Inglaterra” (no te la cante?) y admitía con amargura (Carlos Pellegrini) “….que en gran parte se ha realizado, porque en efecto nosotros somos y seremos por mucho tiempo si no ponemos un remedio al mal, la granja de las grandes naciones manufactureras” (Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de a Nación, 18 de septiembre de 1875)
Restaría aclarar más el origen árabe del gaucho y del propio Sarmiento. (“Al Ben Racín” fue el apodo de Sarmiento dado en “El Mosquito” a raíz del apellido Albarracín, de origen árabe o incluso árabe.) Pero alguien se preguntará ¿que tenia que ver Sarmiento en todo esto? Mal que se sienta ofendido algún forista que le “tocan su ídolo”, Sarmiento era de comprobado origen árabe, renegó de ellos y de los gauchos, contra los que emprendió una feroz campaña de exterminio (Junto al Mitrismo) Para Sarmiento los Argentinos son "una dañosa amalgama de razas incapaces e inadecuada para la civilización" (Sarmiento, Obras completas. Ed Belin Hnos. Parias 1909)
A los árabes los despreciaba porque "son una canalla que los franceses corrieron a bayonetazos al Sahara" . "Se nos habla de gauchos...La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. . Es lo único que tienen de humano. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos".(Carta a Mitre de 20 de Septiembre de 1861 y "El Nacional" 3/2/1857)
¿Fue la de Sarmiento (y Mitre) una lucha contra el gaucho, solamente de resentido y racista nomás que era?¿O fue parte de una lucha por el dominio de las fuentes de materia prima para el dulceleche, y aun del control de su incipiente industrialización y distribución? Son interrogantes que dejaremos para más adelante, aun a riesgo que algún forista tocado se nos venga encima como italiano que le pisan la quinta, porque “le tocamos su ídolo”.
En definitiva, de este breve resumen se desprende claramente las intenciones del pirata ingles: Nosotros le tiramos las tetas a las vacas y ellos nos fabrican y venden el dulceleche. Pero minga de dulceleche. Les compraremos algunas chucherías, algunos chips, algunas boleadoras inalámbricas, pero minga de dulceleche. El dulceleche lo vamos a seguir fabricando nosotros. (mientras no nos entregue algún vendepatria, porque que los hay los hay, ……y a montones)
¿Lograremos las pruebas documentales suficientes para patentar el dulceleche? ¿Lograremos mantenerlo como industria y patrimonio nacional?
LOS INTEROGANTES ESTAN PLANTEADOS - SIGUE ENTONCES LA POLEMICA ABIERTA.
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Osvaldo Vergara Bertiche
Locación: Rosario
Ingresado: Lun Dic 11, 2006 6:52 pm Título del ingreso:
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A HT, EDUARDO Y HENDRIX
MUCHACHOS,FELICITACIONES POR ESTA CLASE MAGISTRAL DE HISTORIA.
LA HE RECOPILADO. ES MUY BUENA.
NO TODOS PUEDEN APRENDER, COMO NOSOTROS, HISTORIA CON SABOR A DULCE DE LECHE.
EN LO PERSONAL ME HAN ENDULZADO LA VIDA.
Fraternalmente, Osvaldo
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HT
Ingresado: Mie Dic 13, 2006 5:33 pm
Título del ingreso: La polemica sigue abierta ¿QUIEN INVENTO EL DULCLECHE?
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El hilo seguido en la deducción evidente y sencilla de las verdaderas intenciones del pirata ingles, me desvió momentáneamente de un tema que brillantemente planteo nuestro amigo hendrix, y es el origen árabe del antecesor del dulceleche. El mismo gaucho es de ese origen. La palabra gaucho también es de origen árabe. Es fácil encontrar su parentesco con la palabra chauch que en árabe significa conductor de ganados. Todavía en Sevilla (en Andalucía), hasta en Valencia, al conductor de ganados se le nombra chaucho. Alfredo Monla Figueroa, confirma que Chauch, en árabe, significa arreador de animales y cuando los moros invadieron España introdujeron esa palabra, (junto al dulceleche) donde se modificó por chaucha. además Los españoles trajeron esta última al Río de la Plata, donde se pronunció por criollos y mestizos: Gaucho (A. Monla Figueroa, El gaucho argentino, Buenos Aires, 1944, pág.. 19).
Muchas palabras del lenguaje criollo son de origen árabe entre ellas maula, tan aplicada por el gaucho hasta nuestros días. Maula deriva de mawlá (pl. mawáli), con múltiples significados, como lo especifica la obra de Marianne Barrucand-Achim Bednorz, Arquitectura islámica de Andalucía, Taschen, Köln, 1992, pág. 229. En la mayoría de los casos designa a no-musulmanes, los que siendo libres o habiendo sido liberados se convierten al Islam y son protegidos por éste; pero muchos se avienen más por interés personal que por fe. Por eso la filología gauchesca asevera que maula es aquel ser despreciable, cobarde, tramposo y oportunista. Así, ese gran poeta, cantautor argentino y gaucho, don Atahualpa Yupanqui (1908-1992), nos recita: Detrás del ruido del oro / van los maulas como hacienda / no hay flojo que no se venda / por una sucia moneda / mas, siempre en mi tierra queda / gauchaje que la defienda. (El payador perseguido, Fabril Editora, Bs. As., 1972, pág. 25). Tal vez don Atahualpa inconsciente o disimuladamente se refiriera a Detrás del dulce van los maulas…..: no hay flojo que ni se venda / por un calarmelo de dulceleche”
También son de origen árabes muchas de las prendas del gaucho, el chiripá, por ejemplo, o la bombacha gaucha (la babucha árabe). Richard W. Slatta, profesor de historia en la Universidad de Raleigh, Carolina del Norte, Estados Unidos, autor de numerosos trabajos sobre historia aparecidos en Hispanic American Historical Review y en The Americas, afirma: “Los hispanistas acentúan las raíces andaluzas o árabes de la cultura ecuestre de la pampa. En 1886 Federico Tobal sostenía que en la vestimenta, las costumbres, el temperamento, la fraternidad tribal y la fisiología, “todo en el gaucho es oriental y árabe”. Aun su música y poesía tenían una rúbrica árabe, trasladada a Andalucía y de allí a la pampa. Otros hispanistas ignoran las remotas influencias árabes y se concentran en la cultura pastoril andaluza. Ernesto Quesada (1858-1934), afirmó en 1902 que los gauchos argentinos eran “andaluces de los siglos dieciséis y diecisiete trasplantados a la pampa” (R.W. Slatta, Los gauchos y el ocaso de la frontera, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1985, pág. 23). Nótese que en cualquiera de estas frases pereciera que encaja perfectamente “junto al dulceleche”
Ya nos hemos referido antes al origen árabe-musulmán de Sarmiento cuyo apodo “Al Ben Racín” fue referido en “El Mosquito” a raíz del apellido Albarracín, de origen árabe o incluso africano..
Y algunos se preguntarán que tienen que mezclar a Sarmiento con el dulceleche. Es que Sarmiento, de puro bocón, se mezclaba solo. Sarmiento en algunos escritos se deschaba como descendiente árabe, pero reniega de ellos, y prefiere la raza de ojos azules a los morochos gauchos descendientes de españoles-árabes y los maestros norteamericanos, que no eran más que avanzadas colonizadoras para el futuro ALCA y espías industriales del dulceleche.
Sarmiento reconoce en sus escritos su origen árabe, y luego como el capanga, reniega de su origen. Cuenta el escritor Ricardo Rojas (1882-1957) que cuando el Facundo apareció en Chile en 1845, el historiador y político Vicente Fidel López (1815-1903) lo llamó “historia de beduinos” (R. Rojas, El Profeta de la Pampa. Vida de Sarmiento, cd. Losada, Buenos Aires, 1951, pág. 213) y agrega que Sarmiento recogió complacido esa definición. Una historia de beduinos (ár. badawí, “que vive en el desierto”) narrada por un Albarracín. A éste, su apellido materno, gustaba de apegarse y remontaba su rastro hacia los orígenes moros. “En Argel me ha sorprendido la semejanza de fisonomía del gaucho y del árabe, y mi chauss me lisonjeaba diciéndome que, al verme, todos me tomarían por un creyente (...) Y digo la verdad, que me halaga y sonríe esta genealogía que me hace presunto deudo de Mahoma “(Sarmiento, Recuerdos de Provincia, Editorial jackson, Bs. As., 1944, Cap. Los Albarracínes, pág. 40). Cuenta Ricardo Rojas que su hermana Procesa lo retrató con chilaba y turbante sobre un camello. (comiendo dulceleche?) Como a la sazón usaba crecida barba, realmente parece, asegura Rojas, un moro en el retrato.
Albarracín es el nombre del partido judicial y de su ciudad cabecera en la provincia de Teruel (Zaragoza). Ya en 988 (año 382 de la Hégira) se hallaba en poder del caudillo Ban Hudheil Ben Razin. Se ha discutido si el origen del nombre Albarracín es africano. Lo resuelve afirmativamente el islamólogo franco-argelino Evariste Lévi-Provençal (1894-1956) cuando dice en su obra Historia de la España Musulmana, hasta la caída del califato de Córdoba: Encontramos beréberes Banu Razin en la región de Albarracín (cuyo nombre no es más que una deformación del de dicha tribu).
"He tenido siempre la preocupación de que el aspecto de la Palestina es parecido al de La Rioja, hasta en el color rojizo u ocre de la tierra, la sequedad de algunas partes, y sus cisternas; hasta en sus naranjos, vides e higueras de exquisitas y abultados frutos, que se crían donde corre algún cenagoso y limitado Jordán; hay una extraña combinación de montañas y llanuras, de fertilidad y aridez, de montes adustos y erizados y colinas verdinegras tapizadas de vegetación tan colosal como los cedros del Líbano. Lo que más me atrae a la imaginación estas reminiscencias orientales es el aspecto verdaderamente patriarcal de los campesinos de La Rioja. (...) Pero aún no dejaría de sorprender por eso la vista de un pueblo que habla español y lleva y ha llevado siempre la barba completa, cayendo muchas veces hasta el pecho; un pueblo de aspecto triste, taciturno, grave y taimado, árabe. (Facundo, pág. 9.
Sarmiento conoció el desierto africano en 1846, cuando en su visita a Argelia, y comentar:
"Entre otras cosas los baqueanos árabes me llamaron poderosamente la atención por la singular identidad con los nuestros de La pampa. Como estos huelen la tierra para orientarse, gustan las raíces de las yerbas, reconocen los senderos, y están atentos a los menores accidentes del suelo, las rocas, o la vegetación" (Sarmiento, Viajes, Editorial de Belgrano, Bs. As., 1981, Africa, pág. 269) Y tal vez le falto agregar que, como a nuestros gauchos, también los gustaba el dulceleche.
¿Por qué estaba Sarmiento en Argelia? Ricardo Rojas aclara: “Porque deseaba ver el desierto y sus árabes, sospechandolos muy semejantes al paisaje argentino y a los gauchos” (R. Rojas, op. cit., pág. 288). ¿Para que diablos quería Sarmiento ir a hacer turismo a Argelia, si tenía los mismos paisajes acá?¿para compararlos?¿con que finalidad?¿no habrá sido el verdadero motivo de su viaje ir tras los rastros y orígenes del dulceleche y sus técnicas de preparación? Probablemente lo haya ocultado adrede Sarmiento o se le haya escapado a la mirada aguda y método histórico de don Ricardo Rojas. Porque son muchas coincidencias para ser casualidad.
Nótese como, antes de conocer a los musulmanes argelinos, afirma Sarmiento que los trajes, la hospitalidad y hasta el semblante árabe reaparecen entre los gauchos. Un año después, en 1846 visitaba Argelia, y basado en esta personal experiencia puso en 1850 la siguiente nota a su Facundo:
"No es fuera de propósito recordar aquí las semejanzas notables que presentan los argentinos con los árabes. En Argel, en Orán, en Mascara y en los aduares del desierto, vi siempre a los árabes reunidos en cafés,(o comiendo dulceleche tal vez?) por estarles prohibido el uso de licores, apiñados en derredor del canto, generalmente dos, que se acompañan de la vihuela a dúo, recitando canciones nacionales plañideras como nuestros tristes. La rienda de los árabes es tejida de cuero y con azotera como las nuestras; el freno de que usamos es el freno árabe y muchas de nuestras costumbres revelan el contacto de nuestros padres con los moros de Andalucía. (y hasta el dulceleche, pudo haber agregado, o tal vez omitió) De las fisonomías no se hable: algunos árabes he conocido que juraría haberlos visto en mi país2 (Facundo, pág.5.)
Veamos que piensa de Facundo:
"Es inagotable el repertorio de anécdotas de que está llena la memoria de los pueblos con respecto a Quiroga; sus dichos, sus expedientes, tienen un sello de originalidad que le daba ciertos visos orientales, cierta tintura de sabiduría salomónica en el concepto de la plebe. Toda la vida pública de Quiroga me parece resumida en estos datos. Veo en ellos el hombre grande, el hombre genio, a su pesar, sin saberlo él, el César, el Tamerlán, el Mahoma" (Facundo, págs. 93-94).
Cuando Juan Manuel de Rosas resiste el bloqueo francés a Buenos Aires, Sarmiento afirma: "Sin duda que Mehemet Alí ni Abd-el-Kader gozan hoy en la tierra de una nombradía más sonada que la suya" (Facundo, pág. 249).
Sarmiento compara a Quiroga con con Mehemet Alí: "Facundo no miraba nunca de frente, y por hábito, por arte, por deseo de hacerse siempre temible, tenía de ordinario la cabeza inclinada, y miraba por entre las cejas, como el Alí-Baja de Monvoisín" (Facundo, pág. 86). "La estructura de su cabeza revelaba, sin embargo, bajo esta cubierta selvática, la organización privilegiada de los hombres nacidos para mandar. Quiroga poseía esas cualidades naturales que hicieron del (...) mameluco oscuro que se batía con los franceses en las pirámides, el virrey de Egipto." (Facundo, pág. 86)
Pero el Sarmiento real es un renegado, un vendepatria, un sátrapa de la civilización del hombre blanco europeo, racista y opresor. Sarmiento reniega de la herencia hispanomusulmana, reniega de la América libre e independiente de Bolívar y San Martín y lo consume de impaciencia la lentitud de la penetración cultural europea y norteamericana. En igual sentido, por lo tanto, reniega de los pueblos de Asia y Africa. Por eso afirma cosas como éstas:
"La juventud de Buenos Aires llevaba consigo esta idea fecunda de la fraternidad de intereses con la Francia y la Inglaterra; llevaba el amor a los pueblos europeos asociado al amor a la civilización, a las instituciones y a las letras que la Europa nos había legado y que Rosas destruía en nombre de la América, sustituyendo otro vestido al vestido europeo, otras leyes a las leyes europeas, otro gobierno al gobierno europeo. Esta juventud, impregnada de las ideas civilizadoras de la literatura europea, iba a buscar en los europeos enemigos de Rosas sus antecesores, sus padres, sus modelos, apoyo contra la América, tal corno la presentaba Rosas, bárbara como el Asia, despótica y sanguinaria como la Turquía, persiguiendo y despreciando la inteligencia como el mahometismo" (Facundo, pág. 259).
La actitud ideológica frente al indio, al gaucho y al árabe llega a enunciarse en frases terribles, en las que preconiza la aniquilación en masa de esas razas inadaptables e insumisas: "¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría a colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se les debe exterminar sin siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado." (Sarmiento, artículos en los diarios “El Progreso” 27/9/1844, y “El Nacional”, en las ediciones del 19/5/1857;25/11 /1878 y del 8/2/1879).
"No trate de economizar sangre de gauchos. Es lo único que tienen de humano. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos." (Sarmiento, Carta a Mitre, 20/9/ 1861, Archivo Mitre).
"Si el Coronel Sandes mata gente (en las provincias) cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición (esos provincianos que defienden sus autonomías) que no sé que se obtenga con tratarlos mejor" (De Sarmiento a Mitre, marzo 1862; citado por el historiador Fermín Chávez en Vida del Chacho, pág. 74, Theoria, Bs. As., 1991).
"Tengo odio a la barbarie popular... la chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya chiripá no habrá ciudadanos. ¿Son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y crean una división entre la sociedad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de restablecer en toda la República el predominio de la clase culta anulando el levantamiento de las masas" (De Sarmiento a Mitre, Buenos Aires, 24/9/1861).
"Entre los europeos y los árabes en Africa, no hay ahora ni nunca habrá amalgama ni asimilación posible; el uno o el otro pueblo tendrá que desaparecer, retirarse o disolverse; y amo demasiado la civilización para no desear desde ahora el triunfo definitivo en Africa de los pueblos civilizados" (Sarmiento, Viajes, Africa, pág. 253). Y como si todo esto fuera poco, decía el “gran educador” y “gran sanjuanino” respecto de los débiles y humildes, el 13 de septiembre de 1859:
"Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran; porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer" (citado por el profesor Blas Barisani en su libre En torno a Sarmiento, Editorial Reina y Madre, Bs.As. 1961, págs. 63-64)
Acotemos que Sarmiento fue presidente de la Nación Argentina (1868-1874) y fundador de la Escuela Naval Militar. Sin embargo, y precisamente referido a esta última “hazaña”, existen pruebas abrumadoras de que el “gran Sarmiento” nada tenía que ver con la patriótica herencia del Almirante Guillermo Brown (1777-1857):
"El día que Buenos Aires vendió su escuadra hizo un acto de inteligencia que le honra... Las costas del Sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una marina. Líbrenos Dios de ello y guardémonos nosotros de intentarlo... " (“El Nacional”, 12/12/1857 y 7/6/1879).
"La Inglaterra se estaciona en Las Malvinas para ventilar después el derecho que para ello tenga... Seamos francos: esta invasión es útil a la civilización y al progreso." (“El Progreso”, 28/11 / 1842).
"Con emigrados de California se está formando en el Chaco una colonia norteamericana que puede ser el origen de un territorio y, un día, de un estado yanqui, con idioma y todo." (Sarmiento, carta a Mary Mann, esposa del político norteamericano Horace Mann, del 1/4/1868).
En las antípodas de esta concepción traidora y masónica —Sarmiento fue elegido Gran Maestre de la Masonería Argentina en 1882— (ver Blas Barisani, op. cit. págs. 51-61), está la figura señera y ejemplar del gaucho entrerriano Antonio Rivero que encabezó el levantamiento del 26 de agosto de 1833, en Puerto Soledad (a partir de abril de 1982, Puerto Argentino), Islas Malvinas, junto con otros gauchos y algunos indios charrúas, quienes a golpes de boleadoras, facones y tiros de fusil se insurreccionaron contra los usurpadores británicos (ver Mario Tesler, El Gaucho Antonio Rivero. La mentira en la historiografía académica, Peña Lillo Editor, Bs.As, 1971)
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Sarmiento es, sin lugar a duda alguna, una de las peores calamidades, junto con Rivadavia, Urquiza, Mitre y Roca, que han asolado al pueblo argentino con sus crímenes y prepotencias. Las distintas dictaduras militares han causado víctimas y desastres económicos que por la magnitud de las cifras aterran al más indiferente. Pero la perversa y ponzoñosa labor ideológica llevada a cabo por los Sarmiento y sus pares de fines del siglo XX, es infinitamente más dañina y peligrosa, pues apunta a la demolición definitiva del alma argentina e indohispanoamericana; sometiéndola y humillándola sistemáticamente al capricho de los intereses imperialistas depredadores.
EL GAUCHO Y LA INDEPENDENCIA
El gaucho desde un principio tuvo el más alto concepto de patria y de libertad. En las Invasiones Inglesas luchó y humilló al orgullo anglosajón, mientras gran parte de la clase paqueta de Buenos Aires, disimuladamente tras las ventana entornadas saludaba al “elegante” ejercito ingles. En la Guerra de la Independencia fue implacable contra el español imperial al que llamó “godo” y “matucho” o “maturrango” (flojo, mal jinete). Gauchos fueron los Granaderos a Caballo, los Infernales de Güemes, los que contra los portugueses rompieron los cuadros de Ituzaingó. Luego combatió como insurgente, como “capiango” de las “montoneras” del riojano Juan Facundo Quiroga (1793-1835), del mendocino José Félix Aldao (1785-1845), del santafesino Estanislao López (1786-1838), del santiagueño Juan Felipe Ibarra (1787-1851), del cordobés Juan Bautista Bustos (1799-1830), del tucumano Alejandro Heredia (1783-1838), del bonaerense Manuel Dorrego (1787-1828), del entrerriano Ricardo López Jordán (1822-1889), del riojano Angel Vicente “El Chacho” Peñaloza (1798-1863), del catamarqueño Felipe Varela (1821-1870) que sintetizó en su grito el objetivo de la lucha contra los “dotores” de Buenos Aires: ¡Viva la Unión Americana! ¡Abajo los negreros traidores a la patria! (22) Tampoco debemos olvidar a los hermanos gauchos de la Banda Oriental que siguieron a los caudillos José Gervasio Artigas (1764-1850), Manuel Oribe (1796-1857), Timoteo Aparicio (1814-1882) y Aparicio Saravia (1855-1904). Ni a los hermanos “huasos” de Chile que integraron los húsares del guerrillero mártir Manuel Rodríguez (1786-1818).
En el combate de San Lorenzo (3 de febrero de 1813), un realista intentó atravesar a San Martín con su bayoneta, pero fue derribado oportunamente por un gaucho, Baigorria, oriundo de San Luis. Y otro gaucho, el correntino Juan Bautista Cabral, salvo la vida del numen, pero esta vez, a cambio de la suya. La historia inmortalizó el nombre del Sargento Cabral. El gaucho murió ignorado en la acción. El Libertador San Martín empleó el término “gaucho” en dos comunicados para referirse a valientes fuerzas patriotas. La élite porteña, sin embargo, lo suplantó por la expresión “patriotas campesinos” cuando los mensajes se publicaron en la Gaceta ministerial oficial (Cfr. Pérez Amuchástegui, A. J., Mentalidades Argentinas, Eudeba, Bs. As. 1970; Rojas, Ricardo, El Santo de la Espada, Losada, Bs. As. 1950, pág. 165).
El entusiasmo tal vez me alejó un poco del tema central. ¿Quien inventó el dulceleche? Cuanto tuvo que ver en la independencia de América, como indica hendrix? ¿Cuanto tuvo que ver con el gaucho y las Guerras Mitristas? ¿Fueron guerras racistas o por las fuentes de materia prima del dulceleche? ¿La guerra Peruano-Boliviana y chilena, fue la gerra del guano, (bosta de pajaro) o la guerra del dulceleche, que estuvo presente en la conferencia de Guayaquil como indica hendrix? ¿Y en la guerra de la infamia, o tripe alianza, cual fe el verdadero motivo secreto?
LA POLEMICA SIGUE ABIERTA
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HT
Ingresado: Vie Dic 15, 2006 2:37 pm
Título del ingreso:
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hendrix, todo esto está muy bueno, pero al final.....¿Quien inventó el dulceleche?
Y sobre todo.....¿Quien se lo come?
Esepro tu valioso aporte
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hendrix
Ingresado: Lun Dic 18, 2006 12:22 pm
Título del ingreso:
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Bueno, HT, lo que ocurre es que no siempre tengo tiempo. Pero, hablando en serio, dudo que el dulce de leche sea en verdad un invento argentino.
La lógica me indica que, antes del dulce de leche, viene la leche condensada, y esto permitiría inferir que el verdadero creador del dulce de leche habría sido Napoleón (1769-1821), que para transportar leche en sus campañas, (siglos 18 y 19), habría ordenado hervirla con azúcar.
También este proceso habría desembocado en una primitiva pasteurización, ya que aparentemente la leche se transportaba en botellas que eran sumergidas a “baño maría” una vez cerradas, ya que se habían dado cuenta de que así duraba mucho más.
Por otra parte, no puede descartarse lo que, medio en joda, te comentaba sobre un potencial origen árabe, que habría sido muy anterior.
Por falta de tiempo, te transcribo un (creo) excelente artículo de Susana Bedoya Garland, periodista (y cocinera) peruana, en el que hace reiteradas menciones del manjar blanco como originario de los países árabes, antecedente directo de nuestro dulce de leche.
“Es preciso buscar los orígenes de la influencia árabe en la comida peruana en España y específicamente en el territorio del Al andaluz, que posteriormente se convirtió en el Califato de Córdoba. La cocina española se desarrolla a partir de la influencia romana, árabe y judía, posteriormente con todo el aporte de los productos provenientes de la América, entre ellos del Perú.
Pero si queremos ser exactos no podemos olvidar a la cocina persa que sin ser árabe influyó en el desarrollo de la misma durante el califato de Bagdad. La cocina persa tenía fama de exquisita. Fueron los persas quienes introdujeron al mundo árabe la pasta, proveniente de China, y quienes inventaron los helados y varios de los platos hoy considerados hindúes, como el arroz Pilaf. Es probable que este sea el antecedente del arroz árabe, pues ya los persas lo combinaban con nueces, hierbas y pasas, sazonándolo con una serie de especies provenientes de la India. Los persas vivían para comer.
Quiero leerles un extracto de un texto que puede aclarar cómo fue la influencia árabe no solo en la en la terminología culinaria, sino también en el uso de determinados ingredientes: “El alfarero alquilaba un bazar en Guadalajara, un almacén azul cerca de la aduana y del alcalde, con una alacena para el arroz, el aceite, las aceitunas, alforjas de garbanzos, los alfajores, un fardo de limones y naranjas, los caramelos, arrobas de azúcar y quintales de café.” Todos estos términos son de origen árabe.
María Isabel Yague, historiadora de la cocina española, señala que: “La suntuosa cocina persa pasó a los árabes, y gracias a éstos, a través de Sicilia, entró en el Occidente cristiano. A la Palermo árabe de Ibm Gubayr pertenecen los dos más antiguos y venerados documentos sobre los macarrones. De China vino el arroz, la caña de azúcar y las aves de corral, gallos, faisanes, etc. La técnica del sorbete, del árabe "sarib", pasa de China a India y de aquí a Persia, donde se tiene noticias de que en el siglo VI ya se hacía helados de esencia de rosas, de frutas y de pistachos.
Prosigue María Isabel Yague: La cocina de los árabes del desierto, de los primeros mahometanos, consistía en una alimentación simple, basada en carne, pocos productos vegetales y, desde luego, en casi ningún pescado. En "Las mil y una noches" se confirma de manera positiva e insolente esta afición a la gran cocina carnívora: "Las delicias se encuentran en tres cosas: en comer carne, en cabalgar carne y en meter la carne en la carne". Desde este punto de vista, la cocina árabe tenía una obsesión por las carnes rojas. Pero las conquistas musulmanas, extendiéndose e incorporando tantos países, hacen que los árabes entren en relación con la cocina bizantina y, a través del comercio, como ya hemos dicho, con los productos exóticos de China e India previamente adoptados por los persas. De todos ellos heredan los árabes su obsesión por las especias, por mezclar lo dulce con lo salado, así como su gusto por las grandes presentaciones de platos.”
De esta época nos vienen los platos cocidos al vapor y los estofados. Es importante precisar que los árabes además de ser comerciantes, eran grandes agricultores y ellos enseñaron a cultivar el arroz que ya existía en España traído por los bizantinos, pero que no lo cultivaban adecuadamente, diseñaron los canales de regadío; trajeron además: caña de azúcar, berenjena, algodón, naranjo, limón, morera, almendro, membrillo, palmera datilera y las alcachofas. Hay documentación escrita que señala que en el siglo VIII se cocinaban platos con: orégano, jengibre, cilantro, clavo, hierbaluisa, azafrán el gran condimento de España, y se sazonaba con naranja agria, agua de rosas o esencia de azahar.
De esta época también data el gusto español por el escabeche, los hojaldres rellenos de carnes sazonados con pasas y almendras molidas y canela; las berenjenas rellenas; las albóndigas de carne y pescado que se llamaban “al bunduga”. También mezclaban carnes como el cordero con miel y zumos de naranja y usaban el cabello de ángel para aderezar los rellenos de carne. Claro que al desarrollo de estos platos también contribuyeron otras culturas como la romana. Pero el escabeche es totalmente árabe, según lo precisan varios historiadores y cocineros famosos.
Finalmente, tenemos en los postres uno de los grandes éxitos del califato andalusí, tradición que ha perdurado en España con ejemplos como los jarabes perfumados de rosa, lavanda o flor de azahar; las confituras de frutas y flores; los turrones de miel y almendras; los dulces de almendras y yemas, el mazapán y los helados que si bien fueron de origen persa son los árabes quienes desarrollan el gusto por ellos. Y, tenemos además, varios postres a base de frutas traídas por los árabes a España.
Junto a los primeros conquistadores llegaron varios centenares de moros y moriscas, según lo precisa Juan José Vega en su artículo: “La influencia morisca y mora: tres casos específicos”.
Las moriscas, llamadas “esclavas blancas” fueron concubinas de varios españoles y, en muchos casos se convirtieron posteriormente en esposas. “Estas mujeres, dice Juan José Vega, fueron las que dejaron un sello especial en la cultura peruana criolla, costeña”.
Con los conquistadores llegaron varios animales como la vaca y luego los puercos y cabras y con posteridad las gallinas y los conejos. El Inca Gracilazo de la Vega lo relata con precisión enumerando los animales y productos que llegaron.
Los españoles trajeron las berenjenas, el cilantro o culantro como le decimos nosotros, el trigo, la vid, cebollas, espinacas, perejil, arroz, habas, garbanzos, lentejas, ajonjolí, comino, orégano, frutas como el melocotón, albaricoque, las pasas, almendras, naranjas, higos, limas, dátiles, y la caña de azúcar entre otros productos.
Comenzó entonces el mestizaje culinario, a varios de los platos traídos por los españoles se les agregaban los productos autóctonos, como la papa, la yuca, el camote, el ají, o mejor dicho los ajíes: el panca, el mirasol y el verde; el maíz, etc.
De hecho los españoles vienen con sus platos y, entre ellos, estaban los que eran de proveniencia árabe. Trajeron las empanadas o pastel en fuente que pasa rápidamente a constituir un plato de entrada célebre para las grandes ocasiones, como lo precisa Mariano Valderrama en su libro: “El libro de Oro de las Comidas Peruanas”. El nombre tiene origen árabe, el plato es persa llevado a España por los árabes, se hacían con masa de hojaldre, rellena de picadillos de carnes con hierbas y pasas, como lo señalé anteriormente. Luego aquí en América se le añade el ají que le da un sabor peculiar a nuestras empanadas. En la colonia se siguió sirviendo en fuente. Es interesante señalar que este plato se expande a casi toda América: como Chile con sus empanadas caldudas, Argentina con sus empanadas en varias regiones, Bolivia con sus famosas salteñas, Uruguay y Brasil, entre otros.
Hay varias versiones sobre el origen del anticucho y muchas de ellas coinciden en que el origen inmediato de ese plato es árabe, pues éstos lo habrían difundido al resto del mundo durante siglos. También hay referencias que el origen es persa y que existía el Shis-Ke Bab en tiempos de Darío, como lo señala Guillermo Thorndike en su libro Gastronomía. En el Perú tenemos el estudio La Magia de la Comida Trujillana como Patrimonio Nacional, publicado por el Congreso de la República de Antonio Velásquez, que citando a José Carlos Luciano, señala que: en las cenas que eran muy abundantes en la época virreinal nunca faltaban los anticuchos de evidente origen bereber. Suponemos que la referencia que realiza se la debemos al Shis- Ke Bab árabe.
El escabeche otro plato muy popular hoy en día sufre también el mestizaje cultural, pero su origen árabe es clarísimo, el nombre es iskebég del que pasó a escabetx y posteriormente adopta el nombre que conocemos. Al escabeche español de esa época se le sumó en el Perú el ají panca, el ají verde y el camote e incluso lo adornamos con queso fresco y aceitunas, éstas sí traídas por los conquistadores. El resultado es extraordinario, es uno de los grandes platos peruanos.
Los diferentes estofados o guisos tienen origen árabe y nos los traen los españoles.
Pero es en los dulces donde hemos conservado las tradiciones españolas de origen árabe. Uno de los dulces favoritos es el alfajor. Alfajor o alajú que quiere decir relleno y del cual hay una versión con ese nombre en Ferreñafe. Consistía en una pasta de almendras, nueces y a veces piñones, pan rallado tostados con especies finas y miel bien cocida. La Real Academia se refiere así al dulce hecho con esta pasta. En Lima lo tenemos de manjar blanco o con el relleno de miel de chancaca, coquitos y nueces picadas, eran ¡deliciosos! En la actualidad sólo los hacen con miel de chancaca. El alfajor de Trujillo era famoso en todo el Perú a fines del XIX, señala Rosario Olivas Weston.
El alfajor de Mil Hojas, que es un alfajor de varias capas de pasta de hojaldre rellenas de manjar blanco y espolvoreado con azúcar impalpable. El alfajor volador, relleno capas de mermeladas de piña y albaricoque y manjar blanco, también espolvoreadas de azúcar impalpable. Hay también Alfajores en Argentina, siendo los más populares los de Mar del Plata rellenos de Dulce de Leche y Dulce de Leche y Chocolate, también en Chile y Uruguay.
Los higos verdes con almíbar, postre que nos viene de la colonia y que también se está perdiendo. Hoy sólo se vende en las ferias o en las dulcerías especializadas en dulces tradicionales. Cuando era chica ese postre no faltaba en una casa limeña. Muchas casas de Lima tenían en la huerta una higuera y se esperaba con ansia la cosecha en el mes de febrero.
El turrón es un postre que sufre mestizaje de las manos negras, resultando el famoso Turrón de Doña Pepa, del español conserva la miel como elemento de ligazón.
La Mazamorra Morada y las diferentes mazamorras que han comido nuestras abuelas como la de cochino, la de chancaca, la de yemas y otras con sabor a frutas diversas, siempre con clavo y canela.
Los albaricoques rellenos de manjar blanco. Los mazapanes de almendra, la cocada de yemas, los almendrados, los higos abrillantados, los higos rellenos, los Manás de convento. Los huevos chimbos muy parecidos al Tajadón como se le llama en Trujillo, postres en base a un bizcochuelo de yemas bañados en almíbar con una copa de aguardiente y adornados con almendras y pasas.
Sobre los mazapanes quisiera detenerme un poco más. Los árabes preparaban una pasta de almendra que se mezclaba con azúcar y se llevaba en un recipiente al cual se le de debe el nombre actual, lo llamaban “manthában” que identificaba el recipiente donde se guardaba la pasta. Este dulce muy apreciado pasó a ser pasta real y luego fue preparado especialmente por unas monjitas griegas de convento, quienes elaboraron el mazapán dándoles las famosas formas de frutas con tintes naturales de azafrán para el amarillo, verde con el pistacho, etc. Esta tradición que continuó en España y aquí en el Perú, donde en los conventos de clausura La Encarnación, Santa Catalina y Santa Clara se preparaban los mejores mazapanes y manás. Así como la Bola de Oro, postre preparado en base a un bizcochuelo relleno de mermelada de albaricoque, manjar blanco y forrado en pasta de Mazapán y adornado con las frutas del mazapán. Hoy existe este postre, pero ya casi no se prepara en los conventos.
Como hemos visto en un repaso ligero sobre el tema, con España nos llegaron sus costumbres culinarias y con las moriscas también las suyas”.
De todas formas, HT, no cabe duda de que el verdadero origen de nuestro dulce de leche siempre quedará en el misterio, como tantas otras cosas. Lo cierto es que la ligazón de los pueblos a lo largo de la historia ha generado tan intrincadas (y bienvenidas) mezclas culinarias que a veces no es difícil imaginar que, con tan solo un poquito de esfuerzo y buena voluntad, podríamos trasladar esa miscigenación alimentaria a varios otros órdenes de las relaciones interculturales.
En fin, soñar no cuesta nada.
saludos
hendrix
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Autor Mensaje
HT
Ingresado: Lun Dic 18, 2006 6:47 pm
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hendrix escribió:
......el verdadero creador del dulce de leche habría sido Napoleón (1769-1821), que para transportar leche en sus campañas, (siglos 18 y 19), habría ordenado hervirla con azúcar.
hendrix
Jué pucha....otro que se me pasó a la flota anglo-francesa!!!
Si te largás a bloquearnos el puerto, por las dudas, traete algunos cañones......, asi al final del barullo nos saludás con 21 cañonazos el pabellón nacional !!! :D
Muy bueno el artículo, hendrix.
Mirá vos, así que la pasteurizada metían la botellas de leche en “baño maría”? ...yo pensaba que metían la vaca en el microndas. Lo de la vaca rayada para le leche en polvo, me lo habían contado, pero lo de la pasteurizada no lo tenia registrado.
También !!! como para no tener “alfajores voladores” los peruanos, con tanto menjunge !!! Y encima le meten que dá miedo a los picantes y al ají “hay mamita querida del alma”, que te comés un bocadito y salís haciendo chilenitas por le patio. :D :D :D
En fin, no se si será argentino el dulceleche, habrá que seguir investigando, pero por lo visto es útil. !!!......mirá todo lo que hemos aprendido con un tarrito de dulce!!!!
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Dominado puede ser...pero sometido jamás.
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HT
Ingresado: Dom Mar 18, 2007 8:32 pm Título del ingreso:
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(...)
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Por dilucidar el origen del dulceleche, casi armamos una guerra fraticida.
Miren los mensajes "reservados" que se filtraron en la web.:
País de origen: URUGUAY: Montevideo y Canelones
Contacto solicitado
Comentarios:
Sr. PASQUALINO:
Me llama mucho la atención que Ud. haya dejado sin mencionar al Uruguay como país contemporáneo en la elaboración del dulce de leche, dado que por la misma época aquí también se elaboró este dulce. Es un típico producto rioplatense. Claro, Ud. debe ser un típico argentino conservador y muy militarista, de ahí sus opiniones, que las respeto, pero no concuerdo. Lo que si está de acuerdo a normas, son las especificaciones del MERCOSUR. Sería bueno que Ud. se informase más, para enriquecer su página. Al margen de conocer y ser especialista en tecnología láctea, considero que el dulce de leche no debiera llevar aditivos, más que aquellos para su formulación (sacarosa no más de 20% m/m) y saborizante típico; incluso acepto hasta 0.5% de almidón. También discrepo con Ud. sobre la finalidad del uso de bicarbonato de sodio - que sí debe usarse también-. Mire que, aparte, considero a los argentinos como el pueblo verdaderamente hermano nuestro, sin duda alguna. Claro, si les seguimos la corriente Uds. descubrieron hasta a Dios... Atentamente
Alfredo
Mensaje de respuesta de Pasqualino:
Estimado Alfredo, muchas gracias por tu mensaje.
No es la primera vez que uno de mis hermanos entre en la polémica para asignarle al dulce de leche un nacimiento anterior o contemporáneo al acaecido en tierra argentina, supuestamente, o, paternalmente, en tierra uruguaya.
Por ese motivo lo he hecho aflorar a la vida en una situación "entre la historia y la leyenda", más en ésta, porque nadie puede afirmar con fundamentos cómo y cuándo empezó a ser 'famoso'.
Si tienes una opinión o una historia distinta, me gustaría me la enviara para publicarla y de esta manera enriquecer el sitio.
Referente a mis orígenes, ahora sí, te has equivocado. Si fuera argentino, ¡con mucha honra! Pero soy siciliano, luego italiano..., residente en la ciudad de Mar del Plata hace 38 años. ¿Conservador? No haría lo que hago a mi edad... ¡Militarista? Respeto a los buenos militares como a los buenos clérigos y a los buenos cristianos o árabes o judíos.
Con relación a Dios, bueno, creo que es argentino. Quién puede dar tanto a una porción de la Tierra, justo donde viven unos argentinos..., tierra rica e inagotable, aguas en abundancia, reservas de todo tipo.
Caro Alfredo, terminemos con polémicas sobre algo inconsistente. "Los hermanos sean unidos...".
Un afectuoso saludo desde la costa atlántica,
Pasqualino
La conciliación no se hizo esperar:
To: pasqualino
Date:
Estimado PASQUALINO: muchas gracias por la respuesta. Ayuda a conocernos y con buenas intenciones, tanto en el consenso como en la discrepancia.(…).
Hay veces que somos medio punzantes...para contribuir a entusiasmar al posible interlocutor, es una forma de conducirnos, por supuesto que con aciertos y errores.
Cuando pueda sintetizar algún tema relacionado, con gusto lo enviaré, ya que vivo de la y para la Ciencia y Tecnología de Alimentos.
Un fraternal saludo y mis votos por vuestro éxito.
Ya queda en mi lista de contactos y reitero vuestro gracejo y buen sentido de enfoque, con cabal comprensión: vamos por buen camino. Que Dios nos guarde, ya que estamos en esta parte bendita de la Tierra.
Un abrazo Alfredo
Comentario:
Victoria
Montevideo-Uruguay
Date:
Time:
quien dijo k el dulce de leche es argentino????ahora me van a decir k las tortas fritas también no? y capaz que hasta tienen la cara de decir que los chivitos también son es un invento argentino; vamos a ver el dulce de leche se come hace muchísimos años hasta en México, y les recuerdo que amigas mías de Buenos Aires, hace 10 años, no sabían lo que era un alfajor y se morían por los de Punta Ballena.
La respuesta de Pasqualino:
Estimada Victoria, muchas gracias por contactarme y me alegro que aprecies tanto las delicias que se comen en tu país. Y para no aplacar tu entusiasmo, bueno, he decidido que, en pos de unas largas y pacíficas relaciones con mis hermanos y vecinos, los uruguayos, yo, al menos, estoy dispuesto a ceder el 'arrogante' paternalismo del argentino sobre el dulce de leche y también, si lo quieres, sobre la tortas fritas y el chivito. Estoy convencido que la cesión de los 'derechos' no merman el crecimiento del dulce de leche, el niño en cuestión, desde Argentina o Uruguay para todo el mundo y su paulatina universalidad.
Cordialmente desde la otra orilla,
Pasqualino
Menos mal que vino el gallego a mediar...si no se arma una gresca de la gran siete.
Las tortas fritas no estoy seguro,... pero los tortazos los inventamos nosotros.
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Dominado puede ser...pero sometido jamás.
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Lucio E. Cornejo. (desde Salta)
Ingresado: Dom Mar 25, 2008 Título del ingreso:
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EL ENIGMA DEL ORIGEN DEL DULCE DE LECHE
Es por todos conocida la enorme difusión que alcanzó el dulce de leche en Sudamérica, predominando en Argentina, donde, sin duda alguna, es el dulce preferido por la gran mayoría de sus habitantes. Tan es así que podemos afirmar, sin riesgo a equivocarnos, que es el de elección para ambos sexos y a cualquier edad, lo que motiva que se emplee en un inimaginable número de postres, helados, golosinas etc., con gran éxito.
Tal es su popularidad que los argentinos lo consideramos como parte importante de nuestra cultura culinaria, en el mismo nivel que al asado y las empanadas, llegando al extremo de no dudar en pensar que es de nuestra exclusiva pertenencia.
Grande es nuestra sorpresa, al descubrir que nuestros vecinos y hermanos uruguayos y chilenos, poseen iguales sentimientos ante el tan codiciado dulce, aduciendo iguales derechos de paternidad que los nuestros, sobre este verdadero néctar de los dioses.
Con la finalidad de intentar resolver este enigma histórico, consistente en dilucidar: Quién, cuándo y dónde, inventó el dulce de leche, traeremos de remotos tiempos al presente, a quienes tienen algo que decir sobre este tópico, y así de ser posible aclararlo.
I ¿QUIÉN?
Lucio Victorio Mansilla (1831-1913), hijo del General Lucio Mansilla, el terrible guerrero de la Independencia, la guerra con Brasil y el combate de Obligado donde enfrentó la escuadra anglo-francesa, y de Doña Agustina Rosas, hermana menor del “Restaurador de las leyes”, Don Juan Manuel de Rosas, fue un hombre multifacético: escritor, viajero, políglota (5 idiomas), general de la Nación, diputado, luchó en la guerra contra el Paraguay y fue comandante de la frontera de Río IV contra los indios. Siempre pensó que “el mundo no se aprende en los libros, se aprende observando, estudiando los hombres y las costumbres sociales”.
En su obra “Las causeries de los jueves” (Entre-nos I, Los siete platos de arroz con leche) que comienza a publicarse en 1888, nos dice Lucio Mansilla: “La mesa de mi padre no era servida por ningún artista culinario; pero se comían en ella cosas criollas muy buenas, aunque protesten los sibaritas refinados, aficionados a la hante cuisine, cuyo representante clásico es Brillant Savarin, el cual como ustedes saben, sostiene entre sus diversos aforismos que la invención de un plato nuevo contribuye más a la felicidad del género humano que el descubrimiento de una estrella” (...) “O no son cosas buenas la carne gorda, bien asada, la carbonada, el locro, los porotos (¿y qué me dicen ustedes de las lentejas, que es la substancia vegetal más alimentaria?) los garbanzos, el dulce de leche inventado en América por los jesuitas….”.
Esta aseveración efectuada por Mansilla tiene gran validez, ya que proviene de un fino observador del hombre y sus costumbres que recorrió a caballo gran parte del país, conociendo usos, hábitos y personajes de todo nivel social y cultural (indios, gauchos, esclavos, soldados, sirvientes, intelectuales, historiadores, políticos, religiosos etc), además de haber conocido lo mismo en Europa y Asia, quedando todo esto patentizado en sus escritos.
La Orden de los jesuitas, fundada en 1540 por Ignacio de Loyola, llega a América en 1549. En 1607 quedó constituida la provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús, que comprendía lo que es actualmente Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, sur de Bolivia y sur de Brasil.
Nos dice el Padre jesuita Guillermo Furlong: “(...) Surge una pléyade de jesuitas que se consagran a las ciencias y a las artes (...) y escriben sobre la historia, la física, la flora y la fauna rioplatense libros que no han envejecido, antes, de día a día, cobran mayor importancia, y por medio de sus indígenas, y gracias a los hermanos legos venidos de Alemania, suiza, Italia, Bélgica y Hungría, instalaron talleres de relojería, fábricas de tejidos finos, dos imprentas, y trabajaron en la arquitectura, estatuaria y pintura, y hasta en la propagación de la música”.
Se pone así de manifiesto que, entre los miembros de la compañía, se encontraba gente altamente capacitada y conocedora de los últimos adelantos y tecnologías de la época, en los países más evolucionados de Europa, sumado a ello una energía infatigable en aplicar lo conocido y realizar nuevos descubrimientos en sus casas, colegios, escuelas, haciendas, fincas, estancias, quintas distribuidas por todo el país, lo que sin duda corrobora lo afirmado por Mansilla, que fueron los jesuitas los inventores del dulce de leche, ya que constituían el grupo más calificado para investigar y realizar descubrimientos e invenciones.
II ¿CUÁNDO?
La época de este suceso debe ser ubicada entre 1607, en que se constituye la mencionada provincia del Paraguay y el año de 1767 en que son expulsados de América.
III ¿DÓNDE?
Resueltos los dos primeros enigmas -¿quiénes? y ¿cuándo?- nos abocaremos al último y más polémico: ¿dónde?. Para ello, en primer lugar, es imperativo conocer cuáles son los elementos para fabricar el ya mencionado dulce.
La famosa experta culinaria “Doña Lola”, en su incuestionada obra “El arte de la mesa”, nos dice que para fabricarlo se necesita:
4 lts. de leche
1 kg de azúcar
15 grs de manteca
1 pizca de azúcar
De lo cual se desprende que en el lugar donde se efectuó el invento, debía haber disponible, en forma abundante, leche y azúcar, y que además existiera una experiencia en la fabricación de dulces y postres.
Nuevamente nos cuenta el Padre Furlong: “Aunque la dulcería chilena llevaba en la América la palma en hacer dulces, no parece que el Tucumán fuera a la saga de Chile (...)”.
Tenemos así que los dulces más cotizados se encontraban por igual en Chile y el Tucumán, que abarcaba Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba, o sea que reunían, en paridad de condiciones, la experiencia en fabricar buenos dulces.
El azúcar, requisito indispensable para su fabricación, debía estar disponible en grandes cantidades, lo cual no era nada fácil en la época de la colonia.
La caña de azúcar introducida, proveniente de las Islas Canarias, por Cristóbal Colón, permitió que ya en 1515 se comenzara a llevar azúcar de América a España. El cultivo de la caña de azúcar se desplazó de la española a Cuba y Puerto Rico, y desde allí a Mexico y el Perú.
Desde el Perú el azúcar se transportaba en lomo de mula al tucumán, y por vía marítima a Chile, en ambos casos a través de enormes distancias y en medios de transporte de escasa capacidad, lo que la transformaba en un producto de lujo sumamente costoso. Agravaba la situación el bloqueo de los puertos atlánticos de Montevideo y Buenos Aires, establecido por la corona, que permitía un estricto monopolio de España sobre sus colonias, determinando que al Virreinato del Río de la Plata sólo podían entrar productos que ingresaban por el Perú.
En los primeros tiempos se empleó como sustituto del azúcar, debido a su escasez, la miel silvestre. Nos dice Furlong: “ (…) Poco abundante en la zona del Río de la Plata, era abundantísima en el Tucumán, de Córdoba hasta Salta (…)”.
Posteriormente se plantó caña de azúcar en el Norte del Tucumán y Paraguay, fabricándose en forma rudimentaria azúcar, hasta que en 1760 se funda en Salta el primer ingenio azucarero de nuestro país, por parte de miembros de la familia Cornejo, provenientes de Arequipa, lo que obviamente determina una mayor disponibilidad de azúcar. Situación que por razones climáticas no se da ni en Chile ni en Uruguay.
Finalmente el requisito “sine qua non”: la leche, sin la cual no podría existir este dulce, debe ser analizado en profundidad.
Es bien conocida la sorprendente capacidad de reproducción que adquirió el ganado vacuno en todo el territorio del Virreinato del Río de la Plata, razón por la cual en corto tiempo, existían vacas en enorme número y en todos los lugares del Virreinato.
En las zonas de llanura , desde la Asunción a Buenos Aires y desde Santiago del Estero a la Pampa, cientos de miles de vacas se desplazaban en estado salvaje y en absoluta libertad, lo que determinó, por esta peculiaridad geográfica, sumado a la dificultad de encerrar en corrales, se desarrollara, en enormes estancias el negocio de los cueros y la carne salada.
En el Norte del Tucumán, también por razones geográficas, al ser zona montañosa, las fincas se establecieron principalmente en las quebradas existentes entre cerros, donde cerrando con pircas de piedra las desembocaduras de las quebradas, se podía tener el ganado encerrado, como bien nos relata Concolón Corvo en su “El Lazarillo de ciegos caminantes” al hablar de los famosos “potreros” que poseían muy buen pasto y evitaban la dispersión del ganado. Esta situación permitió que además de la carne, se desarrolle la industria de los quesos, que aún hoy son famosos, como los de Tafi en Tucumán y los de Amblayo en Salta, debido a que los “potreros” permitían una fácil domesticación de las vacas, y por ende obtención de leche en escala mayor, existiendo gran experiencia y fama en la fabricación de dulces, contando los jesuitas con numerosas fincas y estancias, ¿no sería lo más lógico pensar que el dulce de leche proviene del Norte del Tucumán?
Cuenta la leyenda, que al ser expulsados los jesuitas de Salta en 1767, numerosos papeles y documentos, al parecer de nula importancia, quedaron extraviados en el convento de San Diego –actual San Francisco- y que al erigirse la imponente y bella torre del campanario quedaron, por razones que se ignoran, en el solar de una familia salteña, donde continuaron gozando del apacible sueño del olvido. Finalmente, en años recientes, en forma casual e inesperada, fueron leídos en una fría noche de luna que prácticamente hacía innecesaria la luz de las candelas, en una finca ubicada al Oeste del Valle de Lerma, donde el Río Toro brama en los lluviosos días del verano, y que actualmente es el lugar donde se produce un exclusivo y sorprendente dulce de leche con sabor a santidad y aroma a paraíso.
Bibliografía:
- Mansilla, Lucio V.: “Los siete platos de arroz con leche”. (Entre Nos I). Ed. Huemul, Bs. As. 1968.
- Furlong, Guillermo, SJ: “Historia social y cultural del Río de la Plata 1536-1810”. “El transplante social” . Tipografía Editora Argentina, Bs. As 1969.
- Concolon Corvo: “El Lazarillo de los ciegos caminantes”. Ed. Emece, Bs. As 1997.
- Doña Lola: “El arte de la mesa”.
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Fuente: www.lagazeta.com.ar
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