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GUERRA HISPANO-ESTADOUNIDENSE
(El hundimiento del Maine)

01. Causas del conflicto
02. El hundimiento de Maine
03. Desarrollo de la guerra
04. Consecuencias de la guerra
05. Tratados de Pais de 1898
06. ¿Cuba libre?
-. Artículos relacionados
-. Fuentes
En 1898 se desata la guerra de Estados Unidos contra España, durante el infancia del rey Alfonso XIII y la regencia de María Cristina. El presidente español era Práxedes Mateo Sagasta, y el presidente norteamericano era William McKinley.
Esta guerra fue conocida como Guerra de Cuba, Guerra Hispano-Cubano-Norteamricana, Guerra Hispano-Americana o Spanish-American War.
Como resultado de esta guerra Cuba lograría su "independencia" y España perderia el resto de las colonias de America y Asia (Puerto Rico, Filipinas y Guam) , que fueron cedidas a Estados Unidos, tras la derrota. Estados Unidos se convierte en potencia colonialista.
Causas del conflicto
Durante el siglo XIX, las potencias mundiales se disputaban territorios y areas de influencia económica para colocar sus productos industriales y obtener materias primas para sus industrias.
En la Conferencia de Berlin de 1884, las potencias eurooas (Inglaterra, Alemania, Francia, España y Portugal) se repartieron sus áreas de influencia y expansión en el continente africano y asiático, y en particular China, que no alcanzaron a desmembrar por el sesencadenamiento de la Primera Guerra Mundial.
Pero a pesar de los acurerdos logrados en Berlin, continuaron las disputas y conflictos en determinados puntos y frontreras que no estaban bien delimitados, entre otros el incidente de Fachoda entre franceses y británicos, las disputas germano-portuguesas por el puerto mozambiqueño de Kionga, el ultimátum lanzado por los ingleses contra la expansión portuguesa en Zambia y la polémica desatada entre franceses, británicos, alemanes y españoles por el dominio de Marruecos.
Los Norteamericanos, que no participaron en Berlin en el reparto de Africa y Asia, fijaron su área de influencia en el Caribe, en America y en el Pacífico, en HawaI y Japón. Tanto en una zona como en otra se encontraban valiosas colonias españolas (Cuba y Puerto Rico en el Caribe, Filipinas, las Carolinas y las Marianas en el Pacífico) que resultarían una presa fácil debido a la fuerte crisis política que sacudía su metrópoli española desde el final del reinado de Isabel II. En el caso de Cuba, su fuerte valor económico, agrícola y estratégico ya había provocado numerosas ofertas de compra de la isla por parte de varios presidentes estadounidenses (John Quincy Adams, James Polk, James Buchanan y UlyssesGrant), que el gobierno español siempre rechazó. Cuba no sólo era una cuestión de prestigio para España, sino que se trataba de uno de sus territorios más ricos y el tráfico comercial de su capital, La Habana, era comparable al que registraba en la misma época Barcelona.
Tras la Revolución Francesa y Norteamericana, comenzaron a agitarse vientos independentistas en America, y en particular en Cuba, El nacimiento de una burguesia local y la limiticaciones al comercio impuestas por España, sobre todo la caña de azucar, agitaban la aguas. Entre 1868 y 1878 se desató en Cuba la Guerra de los Diez Años, bajo el liderazgo de Carlos Manuel de Céspedes hacendado del oriente de Cuba. La guerra culminó con la firma de la Paz de Zanjón, que no sería más que una tregua. Las concesiones en materia de autonomia eran limitadas y no conformaron a los rebeldes que volvieron a levantarse en 1880 en la llamada Guerra Chiquita. El mismo año de 1880 se abolia la esclavitud en Cuba.
José Martí, escritor, pensador y líder independentista cubano, fue desterrado a España en 1871 a causa de sus actividades políticas. Martí en un principio tiene una posición pacifista, pero con el pasar de los años su posición se radicaliza. Es por esto que convoca a los cubanos a la "guerra necesaria" por la independencia de Cuba. Con tal fin crea el Partido Revolucionario Cubano bajo el cual se organiza la Guerra del 95.
Estados Unidos, que tenía los ojos púetos en las colonias españolas, y en particular en Cuba, incentivaba la rebielion. La controversia entre EEUU y España fue en aumento, con fuertes campañas de prensa. En Norteamérica se insistía en la valentía de los héroes cubanos, a los que se mostraba como unos libertadores luchando por liberarse del yugo de un gobierno y un país que era descrito como tiránico, corrupto, analfabeto y caótico. Por su parte, los españoles, que no tenían ninguna duda de la intención de EEUU por anexionarse la isla, dibujaban a unos hacendados avariciosos y arrogantes, sostenidos por una nación de ladrones indisciplinados, sin historia ni tradición militar, a los que España debería darles una lección.
Cada vez parecía más inminente el desencadenamiento del conflicto entre dos potencias que las potencias centrales países consideraban "de segunda": una impetuosa, joven y todavía en desarrollo, que buscaba hacerse un hueco en la política mundial a través de su creciente economía, y otra vieja potencia, que intentaba mantener la influencia que le quedaba de sus antiguos años de gloria. Los líderes estadounidenses vieron en la disminuida protección de las colonias, producto de la crisis económica y financiera española, la ocasión propicia de presentarse ante el mundo como la nueva América, la nueva potencia mundial, con una acción espectacular. De hecho esta guerra fue el punto de quiebre en el gran ascenso de la nación estadounidense como poder mundial, pero para su antagonista significó la acentuación de una crisis que no se resolvería hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando España finalmente logra recomponerse y ubicarse nuevamente entre las principales naciones del mundo.
El de Cuba no era el primer conflicto internacional desatado por el control de las colonias españolas. En 1885, el Imperio Alemán intentó extender su dominio sobre el noreste de Papúa a las Islas Carolinas, donde se preveía establecer un protectorado debido a su valor estratégico. La intentona fue duramente combatida por España, que estaba presente en el archipiélago desde 1521 y había reclamado su soberanía por primera vez en 1667; no obstante, los alemanes (al igual que en otras ocasiones habían hecho los británicos) argüían que España las había abandonado al eliminar la presencia militar en 1787, si bien la actividad misionera y comercial se había reanudado posteriormente y mantenido durante todo el siglo XIX. La mediación del Papa León XIII terminó, al igual que en otras ocasiones, con el reconocimiento de la soberanía española, aunque se permitió a los alemanes establecer una estación naval y un depósito de carbón en una de las Carolinas.
En Cuba la situación militar española era complicada. Los mambises, dirigidos por Antonio Maceo y Máximo Gómez, controlaban el campo cubano quedando sólo bajo control colonial las zonas fortificadas y las principales poblaciones. El Capitán General español Weyler, designado para la isla, decidió recurrir a la política de Reconcentración, consistente en concentrar a los campesinos en reservas vigiladas. Con esta política pretendía aislar a los rebeldes y dejarlos sin suministros. Estas reservas vigiladas provocaron que empeorara la situación económica del país, que dejó de producir alimentos y bienes agrícolas.
Esta situación hizo que se radicalizara aún más el proceso independentista y la exacerbación del odio hacia el dominio colonial. En La Habana, se sucedían manifestaciones y enfrentamientos entre los sectores independentistas y españolistas. Por otra parte, muchos cubanos influyentes reclamaban insistentemente en Washington la intervención estadounidense. El gobierno de los Estados Unidos, viendo la posibilidad de que el ejército independentista en Cuba lograra derrocar finalmente al español, y con ello perder la posibilidad de controlar la isla, se decide a intervenir.
El hundimiento de Maine
Con la excusa de asegurar los intereses de los residentes estadounidenses en la isla, el gobierno estadounidense envió a La Habana el acorazado de segunda clase Maine. Era el típico modo de actuar de las potencias: enviar una fuerza a países de "segundo orden" con la excusa de proterger a sus subditos, para intervenir. Hay numerosos ejemplos de este procedimiento. Podemos citar ejemplos como la agresión francesa a la Confederación durante la época de Rosas y la posterior agresión Anglo-Francesa en el Río de la Plata, la invasión brasileña a la Banda Oriental del Uruguay en 1964, etc.
El viaje del Maine, más que una protección a los residentes norteamericanos en Cuba, era más bien una maniobra intimidatoria y de provocación hacia España, que se mantenía firme en el rechazo de la propuesta de compra realizada por los Estados Unidos sobre Cuba y Puerto Rico.
El 25 de enero de 1898, el Maine hacía su entrada en La Habana sin previo aviso de su llegada, lo que era contrario a las prácticas diplomáticas tanto de la época como actuales. En correspondencia a este hecho, el gobierno español envió al crucero Vizcaya al puerto de Nueva York.
A pesar de lo inoportuno de la visita del Maine a La Havana, las autoridades locales españolas trataron con toda amabilidad a la tripulación estadounidense. Sin embargo, a las 21:40 del 15 de febrero de 1898, una explosión ilumina el puerto de La Habana. El Maine había saltado por los aires. De los 355 tripulantes, murieron 254 hombres y 2 oficiales. El resto de la oficialidad disfrutaba, a esas horas, de un baile dado en su honor por las autoridades españolas.
Sin esperar el resultado de una investigación, la prensa sensacionalista de William Randolph Hearst publicaba al día siguiente en titular: "El barco de guerra Maine partido por la mitad por un artefacto infernal secreto del enemigo". Una acusación apresurada, sin pruebas ni fundamento.
A fin de determinar las causas del hundimiento se crearon dos comisiones de investigación, una española y otra estadounidense, puesto que estos últimos se negaron a una comisión conjunta. Como era de esperar, los estadounidenses sostuvieron desde el primer momento que la explosión había sido provocada y externa. La conclusión española fue que la explosión era debida a causas internas. Los españoles argumentaron que no podía ser una mina como pretendían los estadounidenses, pues no se vio ninguna columna de agua y, además, si la causa de la explosión hubiera sido una mina, no tendrían que haber estallado los pañoles de munición. En el mismo sentido, hicieron notar que tampoco había peces muertos en el puerto, lo que sería normal en una explosión externa.
Tradicionalmente fue una opinión muy extendida entre los historiadores españoles el creer que la explosión fue provocada por los propios estadounidenses para utilizarla como disculpa para su entrada en la guerra. Una típica operación de "falsa bandera", cuya responsabilidad muchas veces queda sin resolver o se conocen mucho tiempo después.
Algunos estudios actuales apuntan a una explosión accidental de la santabárbara, motivada por el calentamiento de los mamparos que la separaban de la carbonera contigua, que en esos momentos estaba ardiendo. Otros estudios recientes han señalado que, dados los desperfectos causados por la explosión, si la explosión hubiera estado provocada por algún artefacto externo, ésta habría hecho al barco saltar (literalmente) del agua.
Algunos de los documentos desclasificados por el gobierno de EE.UU. sobre la Operación Mangosta (proyecto para la invasión de Cuba posterior al fracaso de Bahía de Cochinos) avalan la polémica hipótesis de que la explosión fue causada en realidad por el propio gobierno de EE.UU. con el objeto de tener un pretexto para declarar la guerra a España. La típica acción de "falsa bandera" que citamos.
España negó desde el principio que tuviera algo que ver con la explosión del Maine, pero la campaña mediática realizada desde los periódicos de William Randolph Hearst, hoy día el Grupo Hearst, uno de los principales imperios mediáticos del mundo, convencieron a la mayoría de los estadounidenses de la culpabilidad de España.
EE.UU. acusó a España del hundimiento y declaró un ultimátum en el que se le exigía la retirada de Cuba, además de empezar a movilizar voluntarios antes de recibir respuesta. Otra típica actitud imperialista hacia terceros países. (Por ejemplo, los citados en el Río de la Plata del siglo XIX)
Por su parte, el gobierno español rechazó cualquier vinculación con el hundimiento del Maine y se negó a plegarse al ultimátum estadounidense, declarándole la guerra en caso de invasión de sus territorios. Comenzaba así la Guerra hispano-estadounidense.
Desarrollo de la guerra
Con anterioridad a los hechos del Maine, Estados Unidos había ordenado a su flota del Pacífico que se dirigiera a Hong Kong e hiciera allí ejercicios de tiro hasta que recibiera la orden de dirigirse a las Filipinas y a la Isla de Guam. Tres meses antes se había decretado bloqueo naval a la isla de Cuba sin que mediara declaración de guerra alguna, y cuando se declaró la guerra, esta se hizo con efectos retroactivos al comienzo del bloqueo.[1]
Las tropas de Estados Unidos rápidamente arribaron a Cuba y mientras estaban siendo derrotadas en tierra, la Armada de los Estados Unidos destruyó dos flotas españolas, una en la Batalla de Cavite, en Filipinas, y otra en la batalla naval de Santiago de Cuba. El gobierno español pidió en julio negociar la paz.
Santiago de Cuba se rindió el 16 de julio. Algunas cifras estiman los fallecidos en la campaña, que culminó con la toma de Santiago, en alrededor de 600 por la parte española, 250 por la estadounidense y 100 por la cubana.
A pesar de que la guerra fue ganada principalmente por el apoyo de los mambises, el general Shafter impidió la entrada victoriosa de los cubanos en Santiago de Cuba, bajo el pretexto de "posibles represalias". Como suele suceder, a los protagonistas locales "los dejaron afuera".
El 25 de julio, el General Nelson A. Miles, con 3.300 soldados, desembarcó en Guánica comenzando la ofensiva terrestre en Puerto Rico. Las tropas de EE.UU encontraron resistencia a comienzos de la invasión. La primera escaramuza entre los estadounidenses y las tropas españolas y puertorriqueñas se produjo en Guánica, y la primera resistencia armada se produjo en Yauco en lo que se conoce como el Combate de Yauco. Este encuentro fue seguido por los combates de Fajardo, Guayama, Coamo, y por el Combate del Asomante. [2]
Un grupo de puertorriqueños convencidos de que Puerto Rico podría ganar su independencia, llevó a cabo un levantamiento armado en Ciales que se conoció como el Grito de Ciales y proclamaron la república de Puerto Rico. Las autoridades españolas que no tenían conocimiento de que el alto el fuego había sido firmado reprimieron el levantamiento.[3]
Consecuencias de la guerra
Mediante los acuerdos de París de 1898, se acuerda la futura independencia de Cuba, que se concretará en 1902. ¿Independencia o cambio de patrón? España cede Filipinas, Puerto Rico y Guam.
Las restantes posesiones españolas en Asia, (Islas Marianas, Carolinas y Palaos), incapaces de ser defendidas debido a su lejanía y la destrucción de buena parte de la flota española, fueron vendidas a Alemania en 1899 por 25 millones de pesetas, por el tratado Germano-español. Estos territorios, que pasan de manos españolas a germanas, serian arrebatados a Alemania en el siglo XX.
Tratados de Paris de 1898
Art. 1°. España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos, éstos, mientras dure su ocupación, tomarán sobre sí y cumplirán las obligaciones que, por el hecho de ocuparla, les impuso el derecho internacional (...)
Art 2°. España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo su soberanía en las Indias Occidentales, y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o Ladrones.
Art. 3°. España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las islas Filipinas (...).
Art 5°. Los Estados Unidos, (...) transportarán a España, a su costa, a los soldados españoles que hicieron prisioneros de guerra las fuerzas estadounidenses al ser capturada Manila.
Al terminar la guerra surgió una polémica en el interior de los Estados Unidos, respecto al destino de las colonias recientemente adquiridas. Hubo quien sostuvo el argumento de preparar a las naciones subdesarrolladas para la democracia y quienes defendían el principio de autodeterminación nacional que figura en la Declaración de Independencia estadounidense. En Filipinas, los insurgentes que habían luchado contra el colonialismo español, como suele suceder, pronto empezaron a luchar contra las tropas de Estados Unidos. Muchos intelectuales, como el filósofo William James y el presidente de la Universidad Harvard, Charles Eliot, denunciaron estas acciones como traición de los valores estadounidenses.
Pese a las críticas de los antiimperialistas, Estados Unidos comenzó a gravitar cada vez con más fuerza en toda el área del Caribe. El Presidente Theodore Roosevelt propuso construir un canal en Centroamérica, y en 1903 ofreció al gobierno colombiano comprar una franja de tierra de lo que hoy es Panamá.
Al mismo tiempo que Colombia rechazaba la oferta de Roosevelt, se desató una rebelión en el área designada para la ubicación del canal. Roosevelt apoyó la revuelta y rápidamente reconoció la emancipación de Panamá frente a Colombia. Unos días después, el francés Phillip Bunau Varilla, quien viajó a Washington como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la naciente República de Panamá, vendió a Estados Unidos la zona del canal. En 1914, el Canal de Panamá se abrió al tráfico marítimo.
Las tropas estadounidenses abandonaron Cuba en 1902, pero se exigió a la nueva república que otorgara bases navales a Estados Unidos. Asimismo se prohibió a Cuba suscribir tratados que pudieran atraerla a la órbita de otra potencia extranjera. También se garantizó la capacidad de intervención de Estados Unidos en el nuevo estado a través de la Enmienda Platt, vigente hasta 1934. A Filipinas se le concedió un autogobierno limitado en 1907 e independencia absoluta en 1946. En 1952 el Congreso de los Estados Unidos aprueba para el territorio no incorporado de Puerto Rico un gobierno propio limitado.
¿Cuba libre?
Como se sabe, desde el 960 de nuestra era, los Vokingos estuvieron en America, desde Mexico a Tiahianacu y Cerro Corá, Desde que el 27 de octubre de 1492 en que el falso "descubridor" de America, Cristóbal Colón puso su pie en Cuba, este nunca volvió a ser un país libre. Fue colonia del Imperio Español hasta 1898, y cuando parecía independiente, el invasor estadounidense se instala en la isla.
Después de la dictadura de Fulgencio Batista, un joven de 32 años llamado Fidel Castro Ruz entra como un héroe nacionalista que salvaría a la isla. Sin embargo, poco duró la ilusión: en 1960 Cuba pasaba de un imperialismo a otro, o mejor dicho de una cara de la moneda a la otra: de Estados Unidos a la URSS. Se construye el "paraíso socialista": desde entonces Cuba carece de libertades y vive en constante economía de guerra. La situación se agravó con la caída del comunismo en 1991, cuando por obligación se pasó a un "nacional-comunismo".
El resto de las antiguas colonias y territorios españoles pasan a girar bajo la órbita de EEUU, y en algunos casos de potencias exranjeras como Inglaterra y Francia.
Argentina tiene un buen ejemplo de eso en Malvinas, que con la complicidad y ayuda norteamericana, permanece bajo las garras de Inglaterra a partir de 1833.
Es hora de que los pueblos americanos abran los ojos.
Notas
1. De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe frontera imperial. Autor: Juan Bosch.
2. http://home.coqui.net/sarrasin/historia.htm Breve relato de la Guerra Hispano Americana en Puerto Rico. 2008-12-05
3.Ayala, César J. Puerto Rico in the American Century: A History Since 1898. UNC Press, 2007. ISBN 0807831131. P.343
Fuentes y biblografía
- Departamento de Estado de los Estados Unidos
- Un recuerdo al Maine. La odisea de España en las Provincias de Ultramar
- La guerra de España y Estados Unidos en Cuba
- 1898: El fin de un imperio (web sobre la Guerra Hispanoestadounidense)
- 1898 La Guerra Hispano Americana en Puerto Rico
- Película de 1898 filmado por Thomas A Edison durante la guerra en Cuba
- http://es.metapedia.org/wiki/Guerra_Hispano-Estadounidense
- Historia de España. Joseph Pérez, 2000
Copyright © La Gazeta Federal / Leonardo Castagnino
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Fuentes:
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
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Nota:
La transcripción es textual, y no necesariamente implica aceptación de todos sus terminos. (Ver Nota aclaratoria)
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