Juan Manuel de Rosas el hombre del destino Castagnino Leonardo Biografias efemerides Castagnino , El Restaurador de las Leyes Confederacion Argentina Unitarios y Federales

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ROSAS: EL HOMBRE DEL DESTINO

(01) Con sangre
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Con los británicos

La diferencia consiste en que Rosas no era, como sus colegas europeos, a quienes el acaso había deparado el papel que bastante mal desempañaban, una medianía subalterna. Llegó por sus propios fueros, porque era el hombre del destino. Como el general Paz, superior a su medio, tenía el amor al orden, a la disciplina, hasta degenerar en minucia oficinesca o en estrecha pedantería, pero, a diferencia del general Paz, ejercía sobre las multitudes una fascinación profunda, porque lo creían y se equivocaban la expresión más perfecta de las calidades de la raza. Esa fascinación persiste para todo aquél que se aproxima al más atrayente de los problemas de nuestra historia, y convierte a los más prevenidos. Y su obra también persiste. Su régimen fue una reacción autoritaria, religiosa y nacionalista antiliberal, antifilosófica, antieuropea pero aniquiló las fuerzas disolventes y restauró la autoridad nacional, aunque no en los amplios límites que soñara, con el ligamen más fuerte que conoce la historia: con sangre.

Fuentes:

- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- Chavez, Fermín. La vuelta de Don Juan Manuel
- Korn, Alejandro (*)

(*) Alejandor Korn (1860 - 1936). Bonaerense. Doctor en Medicina a los 22 años, influido por Cesare Lombroso. En 1906 se inició en la docencia universitaria en Buenos Aires y en 1910, en La Plata. En 1916 se jubiló como director del Hospital de Alienados. Los primeros capítulos de Influencias filosóficas en la evolución nacional aparecieron en 1912. Al año siguiente publicó en los Anales de la Facultad de Derecho de Buenos Aires su trabajo La Filosofía Moderna, donde habla de Rosas. De 1918 data Incipit vita nova y la fundación con Coriolano Alberini, José Gabriel y otros del Colegio Novecentista. En su obra El porvenir de la filosofía de 1919 criticó a Ingenieros. En su texto compara a Rosas con sus contemporáneos Fernando VII, Francisco de Nápoles, Nicolás de Rusia, Miguel de Portugal, Metternich y otros, señalando sus diferencias.

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