Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, y en períodos posteriores, se tejieron y difundieron como verídicas, anécdotas y episodios sobre Rosas, tratando de describirlo ya sea como persona justa, ocurrente o picaresca, como así también excéntrica o de una personalidad cruel. Algunos mitos y leyendas, citadas sin fuentes comprobadas, fueron difundidos por autores bien intencionados o por adversarios mal intesionados que lograron instalar una leyenda negra sobre Rosas.
Una de esas “anécdotas”, si bien no es escandalosa sobre el comportamiento de Rosas, es sin embargo desmentida por los protagonistas. Nos referimos a la conocida anécdota de “Los 25 mates al maestro de piano de Manuelita”, aparecida en un periódico de Rosario bajo el título “El mate amargo”, que con títulos del estilo difundieron algunos autores.
Más allá de lo picaresca o ingeniosa de la anécdota, no deja de ser una falsificación histórica.
Los 25 mates al maestro de piano de Manuelita
Cuenta Gabriel Carrasco, hijo de Eudoro Carrasco, empleado de la Secretaría de Rosas, una anécdota que recoge de su padre y que se refiere al Profesor de música de Manuelita Rosas (le enseñaba piano).
En una circunstancia, don Juan Manuel de Rosas trabó conversación con el Profesor, requiriéndole información sobre los adelantos de Manuelita en sus clases de música, originándose una prolongada conversación con el docente domiciliario...
Rosas, que siempre estaba asistido por una ordenanza que le cebaba mate, invitó al maestro de música, que aunque era poco aficionado a la criolla infusión, aceptó el ofrecimiento que venía de tan alta investidura. Mientras Rosas conversaba animadamente, el mate circulaba sin interrupción entre ambos protagonistas, hasta que en el sexto mate, el maestro, satisfecho, dio gracias al ordenanza.
Cuando Rosas recibe en forma seguida su mate se da cuenta que el maestro lo había abandonado, por lo que le advirtió que no quedaba bien tomar mate sólo, sino con alternancias, por lo que lo invitaba a seguir acompañándolo. El maestro, sin ningún entusiasmo, reanudó la ronda de mates con Rosas que era un gran tomador do esa infusión. Cuando se llegó a los quince mates el maestro estaba más que saturado y próximo a descomponerse, por lo que hizo señales al cebador en un sentido negativo. Rosas, advertido le manifestó que el mate estaba riquísimo y que sería una picardía el dejarlo, más aún, sería casi como una ofensa si lo dejaba sólo con el mate. Estas últimas expresiones, al parecer sonaron muy graves ya que el maestro resignado tuvo que seguir tomando mate.
El pobre hombre estaba hinchado, descompuesto, opilado como se dice, y entre la animada conversación de Rosas y sus miradas imperativas, siguió tomando hasta que Rosas, llamado por sus tareas políticas y administrativas tuvo que retirarse, situación que el maestro totalmente descompuesto aprovechó para retirarse de la casona de Palermo, llegando a su casa en estado deplorable.
A los pocos días, le llega de Palermo un sobre con una carta de Rosas en la que lo felicita por los progresos registrados por Manuelita en el piano, y también había dentro del sobre otro envoltorio; al abrir este último, encuentra veinticinco mil pesos y una nota que decía: “Van mil pesos por cada mate”, una pequeña fortuna. Dicen que el maestro golpeó fuertemente el pie contra el piso y exclamó: “¡Haberme tomado treinta mates!”, olvidando la descompostura de las vísperas.
La verdadera historia
Después de Caseros, el coronel Prudencio Arnold vivió en Rosario y San Nicolás, y posteriormente en su estancia Santa María, en el sur santafesino. En octubre de 1875 le escribía a Rosas: "Su retrato de bulto es el único que hay en la salita de mi casa, en esta ciudad, frente a las ventanas de la calle”. Su afecto hacia el Rosas permanecía incólume veinte años después de Caseros.
Prudencio Arnold publicó importantes escritos históricos, entre ellos: Colección de artículos y refutaciones históricos sobre los acontecimientos del Rosario el 25 de diciembre de 1851; Rectificaciones históricas al folletín del doctor Estanislao Zeballos titulado "Dinastía de los Piedra", Refutación histórica sobre la batalla de Malabrigo; y sobre todo, Un soldado argentino, sus memorias autobiográficas, Rosario, 1893. Publicaba también artículos combatiendo por la verdad, valiéndose a veces de la información dada por Antonino Reyes, Edecán de Rosas, o de la propia Manuelita Rosas, que vivía en Inglaterra.
En carta de Antonino Reyes a Manuelita que desde Montevideo le remite el 22 de junio de 1890 le dice:
“Nuestro amigo Arnold me escribe siempre cuando algún artículo referente al pasado, me lo manda y me pide explicaciones. Acabo de escribirle una larga carta sobre un artículo publicado en el Rosario sobre matanzas de prisioneros en que hablan como cicerones, ya debes figurar que yo no he de dejar pasar inexactitudes chocantes”.
Más tarde Antonino Reyes recibe de Arnold el artículo “Recuerdos de Rosas”, publicado en un diario rosarino, con un relato titulado “El mate amargo”, que hace referencia precisamente a los mates del maestro de piano de Manuelita. A su vez, Reyes se lo envía a Manuelita con el siguiente texto:
(…) verás en él cuánto disparate se estampa y se lee con gusto por ser excentricidades de Rosas. No me quedaré callado, pero necesito una rectificación tuya en la parte que te toca y aún sobre todo, que yo haré el uso prudente que corresponda. Le he prometido a Arnold mandarle tu contestación”.
La respuesta de Manueltita Rosas desde Inglaterra no se hace esperar, y a vuelta de correo le responde a Reyes:
"¡Que disparate el artículo “Recuerdos de Rosas”! Dile a nuestro buen y fiel amigo el Coronel Arnold, que su contestación les ha tapado la boca tal cual merecen esa gente mal intencionada y cruel, que ni a los muertos dejan de atacar, siempre imperando en sus malos sentimientos el placer de la calumnia atroz.
Solo una cosa observaré de ese artículo y es que, ignorante de que jamás mi maestro fuera un francés, el señor Coronel Arnold no lo ha desmentido. Mi maestro durante muchos años fue mi compatriota Don Marcelino Camelino, quien ganaba 200 pesos mensuales y se los pagaba yo misma puntualmente al fin de cada mes, sin tener que ir a pedirlos a mi finado Padre, quien me tenía provista de dinero para todos los gastos que corrían por mi cuenta. Este buen hombre Camelino me fue fiel hasta que murió, escribiéndome con la frecuencia que le era permitido. A la verdad que el autor de ese artículo no ha sido feliz en su redacción, pues no tan sólo en él todo es falsía, sino la invención del maestro francés, que jamás existió, y el cuento del mate, tan zonzo realmente.
"Al señor Coronel Arnold escribiré pronto agradeciéndole su amistosa defensa de mi pobre Padre, y de mí, que tan de veras sé valorar su fidelidad y cariño”
Manuelita Rosas de Terrero
Fuentes:
- Fermín Chávez. “La Vuelta de Juan Manuel’ Edit. Subsecretaría de cultura de la Dirección Nacional de Escuelas do la Provincia de Buenos Aires. Año 1992.
- Bohdziewicz Jorge C. Antonino Reyes y Manuelita Rosas. Correspondencia.
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- La Gazeta Federal: www.lagazeta.com.ar Artículos relacionados: