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ROSAS, EL PSICOLOGISTA
Juan Manuel de Rosas. El Restaurador de la Leyes.
(01) Rosas y La Vacuna
(02) Fuentes
(03) Artículos relacionados
Rosas y La Vacuna (Fragmento)
Rosas tuvo siempre un gran prestigio entre los indígenas, con cuyos caciques mantenía una eficaz vinculación.
En 1836, estuvieron en Buenos Aires Pichi Callfillao y Guesa Che, pertenecientes a la tribu de Cachul. Venían comisionados por su jefe para ponerse en contacto con Rosas. Este aprovech6 la oportunidad y los envió como emisarios suyos ante Llonquelén, logrando obtener éxito en su cometido.
Tanto Cachul como Catriel acudieron también a Rosas en procura de un remedio contra la viruela; la fama de la vacuna había llegado hasta ellos, y le pedían a su amigo de Buenos Aires el envío de esa "medicina".
Antes de acceder a ese pedido, Rosas aconsejó la intervención directa de un médico. Para justificar tal exigencia, hizo conocer a los caciques el problema de la vacuna en los términos siguientes:
“Ustedes son los que deben ver lo que mejor les convenga. Entre nosotros los cristianos, este remedio es muy bueno porque nos priva de la enfermedad terrible de la viruela; pero es necesario para administrar la vacuna que el médico la aplique con mucho cuidado, y que la vacuna sea buena, que el médico la reconozca; por que hay casos en que el grano que sale es falso, y en tal caso el médico debe hablar la verdad para que el vacunado sepa que no le ha prendido bien, que el grano que le ha salido es falso, para que con este aviso sepa que para el siguiente año debe volver a vacunarse".
"También es necesario, que aun cuando á una persona le prenda la vacuna bien, y sea buena a los cinco años después se vuelva a vacunar porque en esto nada se pierde, y puede aventajarse mucho".
"La vacuna tiene también la ventaja de que aun cuando a algún vacunado le de la viruela, en tal caso esta generalmente es mansa, y no de mala calidad.
“Después de esto si quieren ustedes que se vacune la gente puede el médico empezar a hacerlo poco á poco, para que pueda hacerlo con provecho, y bien echo, y para que tenga tiempo también, para reconocer prolijamente a los vacunados".
En esas líneas, Rosas revela su profundo conocimiento de la psicología de los aborígenes. Les habla en términos sencillos, breves y claros.
Rosas era un convencido de la inferioridad médica de los indios; conocía muy bien sus medios curativos, su fanatismo, sus creencias y preocupaciones. Pero sabía cuan difícil es
desarraigar esas convicciones de nuestros aborígenes, por ser características del psiquismo y de la mentalidad primitiva.
Hábil y astuto, procedió como psicologista y no como jefe: refirma su respeto por la libertad de quienes lo consultan, y deja sentado que son ellos quienes deben resolver; orienta el
pensamiento de los caciques con claras descripciones de la vacuna, su modo de aplicación y sus ventajas; y termina indicando la necesaria intervención del médico, requisito indispensable para el éxito.
En esto también se advierte la sagacidad de Rosas puesta al servicio del progreso de la medicina. Si el médico entra en las tolderías, no se reducirá a la simple vacunación; poco a poco irá infiltrando su ciencia en el tratamiento de las enfermedades de las tribus, y será un factor eficaz en la lucha contra la ignorancia, la enfermedad y el atraso.
Y en este episodio, la medicina pudo ser útil para el progreso de la cultura argentina.
(1942)
Fuentes:
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- Chávez Fermín. La vuelta de Don Juan Manuel.
- Beltrán, Juan Ramón (*). Historia Argentina.
(*) Juan Ramón Beltrán (1894 1947). Porteño. Médico y profesor universitario. Realizó estudios de posgrado en Turín, París y Hamburgo. Fundó el Ateneo de Historia de la Medicina y dirigió la Revista Argentina de Historia de la Medicina, donde en 1942 publicó un artículo sobre Rosas y la vacuna. Autor de Aplicaciones de psicoanálisis, 1932.; Historia del Protomedicato de Buenos Aires, y otras obras.
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Artículos relacionados:
- Rosas y la vacuna antivariólica
- Rosas y los indios
- Rosas y Catriel
- El Restaurador de la Leyes.
Fuente: www.lagazeta.com.ar
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