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ROSAS Y SARMIENTO
                          

Domingo F.Sarmiento Juan Manuel de Rosas

(01) Las “inexactitudes” de Sarmiento
(02) Rosas era un Republicano
(03) Lo que Sarmiento no entendía.
(04) Fuentes
(05) Artículos relacionados

Las “inexactitudes” de Sarmiento

Sarmiento (1811-1880) , cuyo nombre completo era Domingo Valentín Quiroga Sarmiento, era Sanjuanino y pariente lejano de Juan Facundo Quiroga, de quien fue acérrimo detractor y sobre quien escribió su obra Facundo (1845). La grande figura de Quiroga, lejos de degradarse, se engrandeció con la crítica malintencionada de Sarmiento, según propia confesión.

“Remito a usted un ejemplar del Facundo... obra improvisada, llena por necesidad de inexactitudes, a designio a veces, no tiene otra importancia que la de ser uno de los medios tocados para ayudar a destruir un gobierno absurdo..." ( Sarmiento - Carta a José María Paz, 22.12.1845.)

“Si miento lo hago como un don de familia, con la naturalidad y la sencillez de la verdad” (Carta a M. R. García, 21.10.1868)

Sin embardo reconoce que el plesbiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Rosas: “No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar. Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas”.

Cuando Rosas conoció la publicación del “Facundo”, dijo del autor y su obra:

“El libro del loco Sarmiento es de lo mejor que se ha escrito contra mí: así es cómo se ataca, señor; así es cómo se ataca; ya verá usted cómo nadie me defiende tan bien, señor”. ( Saldías, Rozas..., III, 236 )

Sarmiento fue un tenaz opositor a Rosas, y si bien no es cierto que lo hizo con la espada, lo hizo con la pluma y la palabra, aunque tergiversada y malintencionada. En algunas oportunidades de inusual sinceridad o producto de actos fallidos, Sarmiento confiesa sus “inexactitudes”.

“Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito contra Rosas. Era nuestro enemigo político” le confiesa a Saldías y en 1882 le escribió a J. M. Ramos Mejía: "Prevendríamos al joven autor que no reciba como moneda de buena ley todas las acusaciones que se han hecho a Rosas en aquellos tiempos de combate y de lucha, por el interés de las doctrinas científicas que explicarían los hechos verdaderos"

Como opositor dirá que Rosas era "... falso, corazón helado, espíritu calculador... Tirano sin rival hoy en la tierra,...... una aberración, una monstruosidad... legislador de esta civilización tártara... el tirano... el lobezno que se está criando aún...... el caníbal de Buenos Aires... las miradas suspicaces del tirano... el azote del verdugo... otros execraban aquel monstruo sediento de sangre y de crímenes,... el despotismo de Rosas... tirano semibárbaro.... Degüella, castra, descuartiza a sus enemigos para acabar de un solo golpe... el execrable Nerón, el tirano brutal.... la sangre derramada ahogue al tirano!... Rosas con sus atrocidades... ese monstruo,... los bandidos, desde Facundo hasta Rosas... este genio maldito ... el monstruo... horrible monstruo... del execrable tirano... sus mismas brutalidades y su desenfreno... un forajido, un furioso, o un loco frenético... este furibundo" (Extractos de Facundo)

Sarmiento fue Presidente de la Repúlbica (1868-1874). En Su “Bosquejo de Biorgafía de Don Dalmacio Vélez Sarsfield", emite juicios faborales al Restaurador:

“..(Rosas). era un republicano que ponía en juego todos los artificios del sistema popular representativo. Era la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las actas de elección así lo muestran. Esto será un misterio que aclararán mejores y más imparciales estudios que los que hasta hoy hemos hecho. No todo era terror, no todo era superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años impagos. Grandes y notables capitalistas lo apoyaron y lo sostuvieron. Abogados de nota tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaban el Grande Americano. La suma del poder público, todas palabras vacías como es vacío el abismo, le fue otorgada por aclamación. Senatus consulto y plebiscito, sometiendo al pueblo la cuestión”. (Biografía de Vélez Sarsfield)


Rosas era un republicano (Sarmiento. 1875)

"Rosas era un republicano que ponía en juego todos los artificios del sistema popular representativo. Era la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las actas de elección así lo demuestran. El fervor popular solía a veces excederse de lo que las leyes permiten, y como en las demostraciones populares. La Sociedad popular es el Club permanente que expresa la opinión dominante. La antorcha de la prensa hace luz en todas las cuestiones. El gobernante "se inclina reverente, son sus palabras, ante la soberanía popular representada por la Legislatura". La responsabilidad del poder lo abruma, y a cada momento presenta su renuncia, reclamada por sus dolores domésticos. Nunca aspiró a ser monarca. ¿Era hipocresía? Este será un misterio que aclararán mejores y más imparciales estudios que los que hasta hoy hemos hecho".

"No todo era terror, no todo era superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años impagos. Grandes y notables capitalistas lo apoyaron y sostuvieron. Abogados de nota tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaban el Grande Americano. La suma del poder público, todas palabras vacías, como es vacío el abismo, le fue otorgada por aclamación. Senatus consulto y plebiscito, sometiendo al pueblo la cuestión."

(1875).


Lo que Sarmiento no entendía...

"Qué misterios de la naturaleza humana. Qué terribles lecciones para los pueblos. He aquí los restos de diez mil seres humanos que han permanecido diez años casi en la brecha combatiendo y cayendo uno a uno todos los días. ¿Por qué causa? ¿Sostenidos por qué sentimiento?

Los ascensos son un estímulo para mantener la voluntad del militar. Aquí no había ascensos. Todos veían los cuerpos sin jefes o sin oficiales; por todas partes había claros que llenar y no se llenaban; y los mil postergados nunca trataron de sublevarse.

Estos soldados y oficiales carecieron diez años del abrigo de un techo y nunca murmuraron. Comieron solo carne asada en escaso fuego y nunca murmuraron. La pasión del amor, tan poderosa e indomable en el hombre como en el bruto, pues que ella perpetúa la sociedad estuvo comprimida durante diez años y nunca ni murmuraron. La pasión de adquirir como de elevarse no fue satisfecha en soldados ni oficiales subalternos por el saqueo, ni entretenida por un salario que llenase las más reducidas necesidades, y nunca murmuraron. Las afecciones de familia fueron por la ausencia extinguidas, los goces de las ciudades casi olvidados, todos los instintos humanos atormentados, y nunca murmuraron.

Matar y morir; he ahí la única facultad despierta en esta inmensa familia de bayonetas y de regimientos, y sus miembros separados por causas que ignoraba del hombre que los tenía condenados a este oficio mortífero y a esta abnegación sin premio, sin elevación, sin término, tenían por él, por Rosas, una afección profunda, tina veneración que disimulaban apenas.

¿Qué era Rosas para estos hombres? 0 más bien, ¿qué seres había hecho de los que tomó en sus filas hombres y había convertido en estatuas, en máquinas pasivas para el sol, la lluvia, las privaciones, la intemperie, los estímulos de la carne, el instinto de mejorar, de elevarse, de adquirir, y sólo activos para matar y recibir la muerte?



Fuentes:

* Chávez Fermín. La vuelta de Don Juan Manuel.
* Chávez Fermín. Diccionario Histórico Argentino.
* Obras citadas.

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- Domingo F. sarmiento.
- El Restaurador de la Leyes.

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Fuente: www.lagazeta.com.ar



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