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LAS FACULTADES EXTRAORDINARIAS
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Las Extraordinarias
Como ha sido y es aun, un cliché de la prédica unitaria y de escritores porque sí, la afirmación de que la suma del poder fue una imposición de Rosas para aceptar el gobierno, voy a hacer un ligero recuerdo histórico.
El Ministro D. Tomas de Anchorena, en sesión de la Sala de Representantes (30 de junio de 1830), refiriéndose a esos diceres, dijo: "El gobierno no pidió las extraordinarias, le fueron acordadas espontáneamente por la Legislatura".
Ninguna voz se alzó en el recinto para contradecirlo.
El último Gobernador interino y renunciante Dr. Manuel V. Maza, al referirse a la "anarquía que asolaba al país, y que produciría mayores estragos en Buenos Aires, insinúa a la Legislatura, la urgencia de dictar el remedio eficaz para tan críticas y apuradas circunstancias en las que no podría continuar al frente de los negocios públicos. De esta prevención nació la facultad extraordinaria.
Históricamente considerado el caso de las Extraordinarias, veremos que no fue una creación exclusiva en favor de Rosas.
El movimiento de marzo de 1810, al imponer la centralización directiva en Buenos Aires, de hecho creó el poder extraordinario, que fue ejercido con mano de hierro, como una exigencia de los momentos, y los pueblos lo aceptaron en aras del éxito de la causa de la independencia.
A los dos años de ese inicial movimiento. la falta de experiencia en la ciencia del Gobierno, y los antagonismos creados precipitó al General San Martín al heroico pero necesario sacrificio de romper el molde impuesto a la vida de la Logia Lautaro, derrocando al Gobierno Legal, y al sustituirlo, implantó el Gobierno con las extraordinarias de la Logia (8 de octubre 1812).
Llega al año 20, el excepcional momento de anarquía que la acompaña, exige el acentuado régimen de las Extraordinarias. El 3 de Febrero, se acuerda al Director Supremo, sustituto, D. Juan Pedro Aguirre, pero sin suspender la seguridad personal, D. Idelfonso Ramos Mejía también goza de ellas.
Dará una idea de la desorientación que hace crisis en 1820, el siguiente episodio: Aceptada (junio 1819) la renuncia de Pueyrredón del cargo de Director Supremo, y nombrado jefe de las fuerzas, en Buenos Aires, (Agosto), al hacer renuncia al cargo (21 de enero de 1820) comunica a la vez su voluntaria resolución de alejarse del país, para cortar todo pretexto a los circulantes rumores de alzamientos por parte de sus enemigos. A esta última patriótica actitud de Pueyrredón, el Congreso, no sólo hace impositiva la expatriación sino que el pasaporte, que lo constituía la nota comunicación, era tan desconceptuante para el propio Congreso que Pueyrredón así se la hace presente (3 marzo 1820) y "recaba un pasaporte, en forma digno de presentarse".
El 9 de marzo, el Cabildo Abierto, alentó contra el desconocimiento que hace Sarratea del nombramiento de Gobernador a favor de D. Juan R. Balcarce y acuerda a éste las extraordinarias sin restricción.
El 6 de octubre, la Junta de Representantes, las acuerda al Gobernador D. Martín Rodríguez, por el término de tres meses. "para asegurar la tranquilidad interna y la unión". A consultas que hace: “Si las extraordinarias comprenden la supresión de trámites en la formación da causa", la Sala, resuelve: "que proceda rápidamente sin sujetarse a la lentitud de las formas ordinarias".
El 21 de octubre antes de la salida del Gobernador Rodríguez a campaña, para organizar el ejército, la Junta lo autoriza para delegar, en su sustituto, Coronel Mayor Marcos Balcarce, las facultades extraordinarias acordadas.
Si bien el período de 1832 al 35, tuvo sus días de luto y de violencia, no se hizo uso de las extraordinarias. Antes de ocupar Rosas el segundo gobierno, por imposición de la desorientación de los hombres, fuele necesario a la Sala de Representantes, robustecer al Gobierno que se eligiera. Así la obtuvo Don Juan Manuel de Rosas.
Fuentes:
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- Chavez, Fermín. La vuelta de Don Juan Manuel
- Lascano, Martín V.(*)
(*) Martín V. Lascano (1859 1940). Porteño. Catedrático e historiador. En la Armada Argentina llegó a tener el grado de Alférez de Fragata. Pidió la baja para intervenir en el movimiento de 1880. Enseñó en La Plata, San Luis y Capital Federal. Fue miembro de la Academia Nacional de la Historia y autor, entre otros libros, de Juan Manuel de Rosas. Juicio reivindicatorio; Sociedades Secretas Políticas y Masónicas de Buenos Aires; Primer Periodo Histórico 1795 1816, y Manuscritos de Juan Manuel de Rosas, su gobierno y sus facultades extraordinarias. En la Masonería alcanzó el grado 30. Dejó inéditos unos Apuntes sobre la masonería argentina y su acción en la Constitución institucional nacional, y un trabajo titulado Don Juan Manuel de Rosas y su gobierno.
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Fuente: www.lagazeta.com.ar
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