"Mitre, para la República Argentina, para la República Oriental, para el Paraguay, fue una especie de lotería fúnebre, una bolilla negra, que desde el día de su aparición en la escena, ha venido presagiando desgracias... Hombre inventado por la necesidad de un partido en una época de lucha, como le ha dicho Sarmiento, se encontró un día, como vencedor de Pavón con todo el poder militar de la República Argentina en sus manos, y dispuso de sus destinos según su capricho...La sangre que se ha derramado por su causa, bastaría para teñir de rojo las aguas de los caudalosos Uruguay y Paraná. Esta parte de la América le debe sólo muchos años de amarguras, de desgracias, de miserias...no hay un solo rincón en estas tres Repúblicas donde no exista grabado con caracteres sangrientos el nombre de Bartolomé Mitre, donde no haya alcanzado su influencia de devastación y de ruina...sus procónsules establecieron en el interior el nivel del sable sobre todas las cabezas...Sus antecedentes son horribles.
Sus hechos actuales son ignominiosos. Su porvenir es sombrío, y su nombre será execrado y maldecido por las generaciones venideras.
Militar mediocre, revolucionario torpe, político inhábil, literato ramplón, vive y ha vivido siempre rodeándose de misterios haciendo profecías como la de los tres meses en Asunción, explotando las ambiciones más ruines, las pasiones más reprobadas, e influyendo siempre para el mal, es el hombre más funesto que han producido estos países. Mereció ser juzgado en Sierra chica; mereció ser acusado y procesado por las fechorías que él ordenó o consintió en el interior; mereció un consejo del guerra en Curupaytí, y alguna vez ha de llegar el día en que la justicia Nacional se cumpla" (José Hernández)
Sobre Sarmiento
Bajo el título “Señor Sarmiento:¿Por qué mataron?”, José Hernández publica en “La Libertad”:
"Hace aproximadamente quince años, tuvo lugar en Santa Fe una Convención Nacional para considerar las reformas que Buenos Aires presentaba a la Constitución. Ocupábamos en ella el puesto de taquígrafo. En la fila derecha, en el primer asiento, se encontraba un convencional que se revolvía agitándose continuamente en su silla. Miraba a todas partes como un desaforado, manifestando en todos sus movimientos una agitación y algo de un malestar que no le permitía permanecer tranquilo. De pronto hace un movimiento rápido y se saca un botín, a pocos minutos el otro, coloca los pies cubiertos sólo con las medias sobre aquellos zapatos que tanto le habían mortificado y respirando fuertemente como quien se libra de una gran incomodidad, permanece muy tranquilo, como en el retiro de su casa, delante de la respetable Asamblea. Ese hombre era el Sr. Sarmiento y ese fue el día y las circunstancias en que lo conocí, y por quien después he sido perseguido sin tregua.
El Sr. Sarmiento me persiguió en Corrientes cometiendo una injusticia y una violación de la Constitución, por la que fue acusado ante el Congreso al principio de su presidencia y esa acusación tiene mi firma al pie. Cuando él era candidato, yo había combatido su candidatura y él se vengaba. Más tarde, siendo él Presidente, tengo noticias de cinco o seis órdenes de prisión dictadas contra mi, pero he tenido la satisfacción de verlo bajar del gobierno, sin que él tuviera la de meterme en la cárcel”. (José Hernández) Fuentes:
- Díaz Araujo, Enrique “La política de Fierro. José Hernández ida y vuelta” Ed. La Bastilla. Bs. As. 1972
- La Gazeta Federalwww.lagazeta.com.ar