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EL LEGADO DEL MARISCAL (Guerra del Paraguay)
Mariscal Fransisco Solano López.
(01) Testimonio del legado
(02) Opiniones
(03) Artículos Relacionados
(04) Fuentes.
Testimonio del legado
Antes de la batalla final en Cerro Corá, la proporción de fuerzas era de cinco a uno. Los brasileños bien pertrechados y los paraguayos casi desnudos y armados a lanzas y fusiles de chispa. Los soldados de López hacía meses que no probaban carne ni harinas, alimentándose con raíces y frutas silvestres, apenas tenían fuerzas para ponerse en formación.
El Mariscal apareció montado en su caballo de batalla, y el Coronel Victor Silvero (*), argentino en servicio activo en el ejército del Paraguay, avanzó dos pasos y descubriéndose gritó:
“Viva el excelentísimo señor Mariscal Presidente de la República y General en Jefe de sus Ejércitos, don Francisco Solano López” .
La arenga encendió el ánimo de esa tropa debilitada por las privaciones, y por unos instantes agitaron sus harapientas gorras coloradas.
El Mariscal llamo entonces a Silvero y le invitó un cigarro. Hizo fuego con su yesquero. Encendió su cigarro y pasó fuego al Coronel. Luego le dijo:
“Vamos a librar, coronel, nuestra última batalla. Si llega usted a salvar la vida, debe escribir la historia de esta gran guerra. Nadie mejor preparado por el conocimiento de los sucesos y su ilustración personal que usted para hacer conocer al mundo los singulares acontecimientos de esta lucha sin igual.
"Yo llevaré a la tumba el pesar de no haberme sido posible recompensarle sus buenos servicios, de los que he estado siempre satisfecho.
“Escúcheme, coronel, yo no soy el vencido en esta guerra de seis años, porque no he sido rendido ni dominado. Es el país entero, mi patria, mi pueblo, el Paraguay, que se ha agotado y consumido. ¡A haber contado con mayores elementos, con nuevos hombres y recursos, con una nación de mayor población, otra suerte cupiera a la Triple Alianza!
"En la antigüedad, en aquellos tiempos de hombres extraordinarios, el que perecía en la contienda luchando, era el vencedor, y no el que quedaba con vida. Los honores del triunfo se discernían al muerto, porque era considerado el primero en la jerarquía de los héroes.
"Si la naturaleza no me dotó de genio para dirigir con mejor fortuna las batallas, he tenido en cambio el don de la voluntad que constituye la energía del acto, la proeza objetiva concreta, que avasalla los sucesos y la imaginación humana, y que vale tanto o más que el genio; pues que se sustenta con un sentimiento dominante más poderoso que el instinto de la conservación: un sentimiento único que exige imperativamente la supresión irrevocable de ese delirio angustioso que se llama la muerte.
"Y si mis ejércitos diezmados mil y mil veces me han seguido a despecho de tantos contrastes y penurias hasta el postrer extremo -es decir, hasta este final momento- ha sido precisamente porque sabían que yo, su jefe supremo, había de sucumbir con el último de ellos, sobre este mi último campo de batalla…” (1)
Las primeras descargas de los rifleros brasileros que se aproximaban, interrumpieron la interesante, sentida y única exposición del mariscal López, y cuya elocuencia sugestiva acusa paridad con la de su memorable nota contestación del 24 de diciembre de 1868 en Lomas Valentinas a los Aliados, al intimarle rendición.
Opiniones
El gobierno del Triunvirato impuesto luego de la guerra, lo declaró por decreto que pasó a ser ley de la nación: "Hijo desnaturalizado, traidor a la patria..." y colocado fuera de la ley", confiscándole al mismo tiempo sus cuantiosos bienes particulares heredados por testamento de su padrino de pila, el acaudalado caballero español, don Lázaro de Rojas. Y el periódico oficial "La Regeneración" (¿?), al conocerse la noticia da la muerte de López, dijo: "La vida del hombre es siempre sagrada; pero cuando se trata de un monstruo como López, enemigo de la humanidad y asesino de un pueblo, no puede haber compasión con él, sino desprecio y maldición, porque es santo clavar el puñal en el corazón de los déspotas…”
Sin embardo en América y Europa se levantaron voces condenatorias de los hechos.
The Times de Londres, el principal diario europeo, no niega que López haya hecho correr mucha sangre, "pero esto únicamente, dice, por la gloria y conservación de su país". Y después de observar que las exageradas pinturas del presidente López han sido hechas por personas que han recibido directa o indirectamente agravios de su gobierno, agrega: "Estamos convencidos de que nadie ha despertado igual devoción, a pesar de las atrocidades cometidas; y para esto es necesario que poseyera grandes y raras dotes naturales, inmenso poder de mando y una férrea voluntad, para hacerse lo que en verdad fue, es decir, el dictador de los destinos de su patria".
Y el New York Herald en estos se expresa en sugerentes términos: "Cualesquiera que fueran los errores y faltas cometidos por el mariscal López, no puede negarse que la lucha que sostuvo contra los aliados, fue valiente, audaz y resuelta. Por cada pulgada de terreno conquistada, los enen-úgos tuvieron que librar una batalla desesperada. Demostró ser hombre de inmensos recursos y uno de los más grandes soldados de nuestros días. Cuando consideramos su captura y su muerte, reconocemos que la conducta del comandante brasilero ha sido en extremo bárbara. Fue una sorpresa y una carnicería".
En la obra “Testimonios de la Guerra Grande”, sus autores, (Rubén Barbeiro Saguier y Carlos Villagra Marcel) insertan una frase que vale la pena citar textualmente:
“A fines del presente siglo o principios del venidero volverá á levantarse, obedeciendo a la ley inmutable de la biologia, en medio de la entonces tumultuosa existencia de la república, una generación de más verdad, una de esas castas que llevan el aliento, la sangre y el alma de su raza, herederas genuinas de sus sentimientos, tradiciones, anhelos y esperanzas. En una palabra, una generación con un ideal, que sustente la dignidad y el honor, con más nobleza, más generosidad, más valor cívico; que ame la luz,Ja justicia y el arte, que se apasione de la patria y tenga muchos caballeros. Esa será la destinada a emitir el definitivo veredicto sobre los altos patricios, iniciadores y creadores de las instituciones nacionales, de su magna Constitución, los que se esforzaron por sellar políticamente la libertad y el engrandecimiento patrio: los que lucharon por fundamentar los elementos de su cultura y civilización. Y esa generación será también la que acuerde la debida póstuma ubicación en la Historia a la personalidad del mariscal López”.
Nota:
(1) Este relato fue obtenido de boca del coronel Silvero en Buenos Aires, durante su proscripción. El coronel Silvero era un hombre inteligente y de porvenir en su patria, la República Argentina. Aceptó formar parte del gobierno provisorio de Corrientes durante la ocupación de esa provincia por el ejército de Robles en 1865. Posteriormente siguió resueltamente la causa paraguaya; con lo que comprometió su porvenir político en su país, a la vez que sus cuantiosos bienes de fortuna. Cumplió fielmente la voluntad del mariscal López, escribiendo sus memorias en dos gruesos volúmenes que se extraviaron con ocasión de su prematuro fallecimiento en 1902, ante la indiferencia del gobierno.
Fuentes:
- Testimonios de la Guerra Grande. Colección imaginación y memoria del Paraguay. t.II
- Castagnino Leonardo. Guerra del Paraguay. La Triple Alianza contra los Paises del Plata.
- La Gazeta Federal: www.lagazeta.com.ar
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Fuente: www.lagazeta.com.ar
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