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AGROINDUSTRIA
(01) La agroindustria en el siglo XIX
(02) Fuentes.
(03) Temas relacionados.
La agroindustria en el siglo XIX (1)
Un joven estanciero que desde los diecisiete años, allá por el año 1810 ya administraba y trabajaba personalmente los campos de sus padres. Por su condición de hijo primogénito, -tierras heredadas de su abuelo materno- fue en virtud de su empeño esforzado y perseverante, haciéndose rápidamente de un patrimonio propio. A los veintidós años, se asoció con Luis Dorrego, hermano de Manuel, y Nepomuceno Terrero para dedicarse a la salazón de carnes y pescado, actividad industrial, simultáneamente a las actividades agrícolas que también desarrollaba.
Es por lo tanto, Juan Manuel de Rosas, que de él se trata, el fundador de estas importantes industrias saladeril y agrícolas, razón principal de su prematura riqueza. La transformación de la carne en tasajo o charqui era consumido en el marcado interno y/o exportado con flete propio, eludiendo el inglés y colocada su comercialización en Brasil, Jamaica o Cuba, constituyendo el alimento base de esos países con población en servidumbre o esclava. Y se sabe que todos los países que han crecido notablemente lo han hecho por su caudal de exportaciones y el consiguiente ingreso de divisas, especialmente cuando en sus manos queda la mayoría de sus operaciones intermedias: fletes, comercialización, financiamiento, etc.
El joven estanciero industrial que dirigió personalmente sus emprendimientos rurales hacia el 1817 teniendo 24 años, compró la estancia “Los Cerrillos” en las cercanías de la guarnición o fortín de San Miguel del Monte. En las proximidades de la estancia asentó una chacra de grandes dimensiones que le hizo exclamar tiempo después a don Calixto Bravo admirativamente: “¡Sesenta arados funcionando al mismo tiempo, sólo se ha visto en el establecimiento modelo de Los Cerrillos”!
De allí salían 10.000 fanegas de trigo y otras tantas de maíz, además de papas y otras “menestras” al decir de Felipe Senillosa. Pedro de Angelis en cambio calcula 15.000 fanegas sin incluir otros cultivos. Si hacia 1815 las cosechas anuales de trigo en toda la provincia se estimaban en 100.000 fanegas se puede tener una idea de la importancia de aquella producción, en la que la arada, la siembra, el emparvado, la acumulación en la era, la siega, la trilla y el transporte a los molinos eran etapas en la que ponían a prueba los excelentes conocimientos tecnológicos para aquella época como lo ocupaba muchísima mano de obra disciplinada.
Es decir que antes de incorporarse directa y protagónicamente a la política, esto es en 1829, el escenario frecuentado por Rosas fue el campo, hacienda, chacra agrícola y saladero. Estos últimos estaban ubicados en Quilmes (quizás hoy jurisdicción de Lanús) establecimientos llamados “Las Higueritas”, dedicados exclusivamente a la salazón de carnes y pescado para la exportación efectuada por los puertos del Tuyú y Ensenada. Luego hubo saladeros en su propia estancia “Los Cerrillos”. Y ya en 1839/40 cuando adquirió las tierras de Palermo para su casona instaló otro saladero en la desembocadura del Maldonado.
Los manuales escolares y universitarios en uso, al calificar sociológicamente a Juan Manuel de Rosas lo señalan despectivamente como la expresión de la burguesía mercantil porteña, con palabrerío, categorización e intencionalidad descalificadora al uso ideológico contemporáneo. ¡Un disparate! Por el contrario, Rosas fue fronterizo y no burgués (hombre de ciudad o burgo). Si bien nació en Buenos Aires, dirigió personalmente sus establecimientos rurales en la frontera, disciplinando en el trabajo sistemático y rudo del campo y todos los días a gauchos chúcaros e indios levantiscos.
Tampoco fue mercantil: en este rubro sí ubicamos a los tenderos de Buenos Aires, almaceneros de ramos generales, barregueros, profesiones liberales, banqueros, financistas, etc.; sector que maneja en gran parte el comercio exterior con Europa, al que se vinculó. Sector burgués mercantil ya que compra y vende sin incorporar ningún valor agregado al circuito. Fue justamente del sector burgués de Buenos Aires de donde salieron los cuadros del partido unitario. Por el contrario, Juan Manuel de Rosas es precursor por hacendado y empresario por saladerista.
No solamente colocó su exportación en los países iberoamericanos del Atlántico con sus propias fletes sino que manejó su comercialización sin intermediarios y asumiendo la financiación y colocación. Durante mucho tiempo después de la caída de Rosas, éstas actividades intermedias cualitativamente importantísimas, no fueron superadas en el país hasta que el invento de Tellier en 1879 permitió la aplicación industrial del frío. Pero las clases exportadoras después de Rosas, proveyeron la materia prima, la carne, como los nativos de Ceylan proveyeron caucho y los de Congo, marfil, pero la industrialización, el transporte, la comercialización, la financiación y la colocación en los mercados consumidores fueron efectuados por empresas extranjeras en cuyas manos quedó el mayor porcentaje de las ganancias: así se retrocedió a una organización económica, tipo de “Factoría”, aunque la comparación evocativa disguste a las oligarquías exportadoras de entonces que le sucedieron a Rosas. Se hace necesario recordar también que las primeras exportaciones de cereales en barricadas datan de la época de Rosas como consecuencia de la importación de Italia de las primeras semillas “finas” tipo “Barletta” como así también se importaron los famosos “tarquinos”, primeros reproductores vacunos de raza Dhuram (ver Anales de la Sociedad Rural Argentina. T.54) iniciándose la mestización fina que hoy enorgullece a la ganadería argentina.
También uno de los principales productos de exportación fue la lana, gracias al mejoramiento de las antiguas majadas que se mestizaron con la “merino” introducida hacia 1830, la “moruecos” hacia 1836 y “negretes” hacia 1843 orígenes de la rambouiller argentina. El Alambrado se incorporó hacia 1845. Rosas tenía instalados en sus galpones en la parte izquierda de los antiguos Portones de Palermo (cerca del lugar ocupado actualmente por la Sociedad Rural Argentina) los mejores ejemplares reproductores de raza llegados al país.
Aquel Parque adquirido, formado y parquizado con su peculio personal y librado por él al servicio público, la ingratitud “oficial” después de expropiárselo lo denominó sarcásticamente “Tres de Febrero”.
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Fuentes:
- Jorge Sulé.(1) Fragmento de “La agroindustria en el siglo XIX”
- Castagnino Leonardo. J.M.de Rosas. La ley y el orden
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
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