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PROYECTO MANHATTAN: LA BOMBA ATÓMICA
(01) Energia Nuclear
(02) Proyecto Manhattan.
(03) Trabajo contra reloj
(04) "Oppie", un personaje siniestro
(04) "Oppie", un personaje siniestro
(03) Fuentes.
(04) Artículos relacionados.
Nota aclaratoria:
Esto es historia documentada. La transcripción es textual, y no necesariamente implica aceptación, aprobación o coincidencia con lo expresado por cada uno de los autores o documentos transcriptos.
(Ver Nota aclaratoria)
Energia Nuclear
Durante la Segunda Guerra Mundial, las potencias beligerantes hacían grandes esfuerzos tecnológicos para desarrollar las armas que les dieran ventajas sobre su enemigo.
En diciembre de 1938 Alemania hizo el primer ensayo exitoso de fisión nuclear, cuando hasta entonces apenas figuraban en algunos pizarrones. La prueba del primer ensayo de fisión estuvo a cargo de los químicos germanos Otto Hahn y Fritz Strassemann, y a publicaron en la revista de divulgación científica “Naturwissenchiften”.
Increíblemente los alemanes, a quienes la “historia oficial” endilga el culto a las conspiraciones secretas, hacían pública la prueba. La noticia fue leída con interés por el físico alemán, de origen hebreo, Otto Robert Frisch, autoexiliado en Londres, quien comprendió la posibilidad militar del hallazgo, y se puso de inmediato en comunicación con las autoridades británicas para advertirles que la ciencia alemana estaba superando ampliamente a la de las demás naciones.
Para entonces, el Tercer Reich alemán inicia el llamado Proyecto Uranio (Uranverein), primer programa de investigación sobre el uso de energía atómica del mundo. Los alemanes formaron dos equipos de estudios: uno dedicado al uso para fines militares y otro dedicado para usos civiles, como la obtención de energía, medicina, etc.
Ya el 24 de abril de 1939, el Dr. Paul Harteck, Director del Departamento de Química y Física de la Universidad de Hamburgo, le escribió una nota oficial a la Armada alemana, alertando sobre el potencial de uso bélico de las reacciones nucleares en cadena. Los altos mandos alemanes escucharon el planteo, pero pensaron que el daño que podría producir era demasiado grande y riesgoso como para llevarlo a la práctica. Incluso el propio Hitler se opuso, porque opinaba que su utilización podía terminar con la vida en el planeta. Tenían incluso la sospecha teórica que una reacción en cadena podía incendiar la atmósfera y destruir el planeta. Sin embargo, mientras los germanos cambiaban opiniones, los aliados anglosajones se preguntaban como hacer para lograr la fisión nuclear.
Entre 1942 y 1945 el programa fue conducido por el Dr.Hisemberg, quien mantuvo contacto con los científicos del bando aliado, ante quienes admitió que, si bien su equipo estaba en condiciones de fabricar una bomba nuclear, el Reich solo buscaba construir un reactor para fines civiles. Otto Hahn, miembro del equipo, ganó en 1944 el premio Nobel de Química por haber descubierto el proceso de fisión.
Al culminar la guerra, Heisenberg declaró que nunca hizo la bomba como arma de guerra, porque él y su equipo estaban moralmente en contra de llevar a cabo semejante proyecto y que tampoco se lo pidieron sus superiores aunque sabían que podían lograrlo. El propio Hitler se oponía.
Estas revelaciones de Hisenberg irritaron a Eisnten y sus socios, y adujeron que los alemanes habían fracasado “porque erraron sus cálculos de la cantidad necesaria de uranio-235 y de la masa crítica para sostener la reacción”, algo absurdo siendo que fueron los germanos los que dieron inicio a la era atómica.
Esto puede corroborarse incluso por el hecho de que, cuando los soviéticos entraron a Berlin en abril de 1945, se llevaron de la ciudad 250 kilogramos de uranio metálico, 20 litros de agua pesada y 3 toneladas de óxido de uranio. Si Alemania hubiera utilizado ese material, podría haber deshecho a sus enemigos en pocos días.
Einstein y Oppenheimer: el Proyecto Manhattan.
A diferencia de los alemanes, los aliados obviaron toda objeción moral, y se dedicaron a estudiar y tratar de construir una bomba atómica, en lo que se llamó el Proyecto Manhattan.
Einstein, que poco sabia de física, se limitó a coordinar el grupo de científicos encargados del proyecto, que estuvo a cargo de Robert Oppenheimer. Otros miembros del equipo fueron Eugene Wigner, James Franck, Niels Bohr, Leo Szilard, Eduard Teller, Habs Bethe y Richard Feynman, entre otros.
Julius Robert Oppenhimer (22 de abril de 1904 – 18 de febrero de 1967), conocido como “Oppie”, fue un físico teórico estadounidense de origen judío y profesor de la Universidad de California en Berkeley. Por su participación en el Proyecto Manhattan se le atribuye ser “el padre de la bomba atómica”. Recibido en Química intentó trabajar en la rama de la Física Experimental, y fracasando en ésta se dedicó a la física teórica. A diferencia de Eisntein, Oppie contaba con sólidos conocimientos teóricos por lo que tomó la posta para conducir el grupo organizado por el gobierno estadounidense, cuyo único objetivo era construir una bomba de destrucción masiva, en principio para ser lanzada sobre Alemania.
Oppenheimer era a su vez un activo militante comunista, a pesar de haber nacido y vivido en Estados Unidos.
Trabajo contra reloj
No se entiende el apresuramiento del Proyecto Manhattan y la presión que “Oppie” imponía al equipo, en un momento en que Alemania estaba prácticamente vencida. De hecho la bamba estuvo terminada cuando Alemania se había derrumbado y rendido.
Similar era el caso de Japón, que apenas resistía por la resistencia de los descendientes de antiguos Samurai que se negaban a rendirse sin salvar el honor del Emperador. Para agosto de 1945 estaban prácticamente derrumbados, e inclusive intentaban negociar con los soviéticos para que intercedieran ante los estadounidenses para que arreglasen una capitulación sin la deshonra del Emperador Hiroito.
Nada hacía suponer que podrían provocar un Agamedón contra la población civil. Pero el presidente Harry Truman presionaba al equipo de Oppie para que concluyera con la construcción de la bomba.
Pocos días antes del lanzamiento de la primer bomba sobre Hiroshima, (registrado el 6 de agosto de 1945), el Secretario de Guerra de Estados Unidos, Henry Stimson, se comunicó con el entonces general Dwight Einsenhower para comentarle los detalles sobre el uso de la nueva arma, su potencial y su poder destructivo. Impresionado, Eisenhower se opuso a usarla. Al menos eso es lo que dice textualmente en sus memorias:
“Durante su enumeración de los hechos relevantes, fui presa de un sentido de depresión y por lo tanto le expresé a Henry Stimson mis dudas, primero sobre al base de mi creencia de que Japón ya estaba derrotado y que el lanzamiento de la bomba era totalmente innecesario, y segundo, porque pensaba que nuestro país debía evitar el choque a la opinión pública mundial por el uso de un arma cuyo empleo, pensaba, ya no era indispensable como una medida para salvar vidas estadounidenses”.
Las dudas morales de Einsenhower, que los alemanes ya se habían planteado en 1939, no fueron tenidas en cuenta pro Harry Truman.
Además de los pueblos de Hiroshima y Nagasaki, se había seleccionado como blancos civiles a los pueblos de Kyoto y Yokohama. Los blancos fueron seleccionados por el propio “Oppie” y su equipo, que explicaron que las ciudades eran “adecuadas” como blanco, porque estando prácticamente desmilitarizadas, según “Oppie”, iban a lograr un “mayor daño psicológico” en el Imperio de Japón.
El 6 y 9 de agosto de 1945 se lanzaron las conocidas bombas sobre Hiroshima y Nagasaky respectivamente. En total murieron instantáneamente 250.000 personas y 150.000 fueron gravemente heridas. A más de medo siglo, todavía una amplia zona se encuentra afectada por la radiación, y tanto humanos como animales continúan naciendo con mutaciones.
Mientra “Oppie” y su equipo celebraban con una gran fiesta la efectividad de los ataques, muchos altos mandos militares estadounidenses quedaron consternados ante la magnitud de la masacre. La expresión más contundente provino del Jefe de Gabinete de Harry Truman, el Almirante 5 estrellas William Leahy, quien declaró:
“El uso de esa arma bárbara en Hiroshima y Nagasaky no sirvió de ayuda material en nuestra guerra contra Japón. Los japoneses ya estaban derrotados y prontos a rendirse… Al ser los primeros en utilizarlas, adoptamos un estándar ético común a la barbarie de la era del oscurantismo. No me enseñaron a hacer la guerra de esa manera, y no se puede ganar guerras destruyendo mujeres y niños”.
"Oppie", un personaje siniestro
Ni los alemanes ni los altos mandos militares estadounidenses vieron con buenos ojos el uso de la bomba atómica. Muy distinto a ellos fueron Oppeheimer, Eisntein y su banda de científicos, que ansiaban comprobar su arma sobre poblaciones civiles.
Para comprender la mentalidad de “Oppie”, se pueden citar sus insólitas declaraciones luego de la primera prueba exitosa realizada en el desierto de Nuevo México, cuando ante el hongo atómico producido, le dijo a sus compañeros de equipo, en un estado de éxtasis: “Yo soy la muerte. Yo soy la destrucción”.
Con esa forma de verse a si mismo, se entiende que tomara la decisión lanzar su abominable invento sobre miles de inocentes civiles.
Algunos miembros de su propio equipo se oponían a la detonación, ya que a nivel teórico existía la posibilidad de la atmósfera entera de planeta se incendiara en una reacción en cadena, aniquilado la vida sobre la tierra; un riesgo que “Oppie” estuvo decidido a tomar.
Pocos se acuerdan de “Oppie”, que en unos pocos segundos hizo desaparecer a 250.000 personas inocentes. Tampoco recuerdan por eso a Harry Truman, responsable de aprobar los deseos de “Oppie”
La historia oficial pretende justificar el uso de la bomba atómica “para terminar la guerra y evitar mas muertes”, que como sabemos ya estaba terminada.
Al mismo tiempo, Einstein se ganaba la triste fama de ser el genio atómico, cuando no fue más que un mediocre físico estafador, que robó descubrimientos ajenos, incluso a su compañera de estudios y primera esposa, mucho más brillante que él mismo.
Fuentes:
- Julián Sosa
- www.lagazeta.com.ar
Copyright © La Gazeta Federal
- Ver notas relacionadas:
- Bombareo a objetivos civiles
- Dresden 1945 (Segunda guerra mundial)
- Carta de Harry Truman a Pío XII
Fuente: www.lagazeta.com.ar
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