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LA INTELIGENCIA DE JUAN MANUEL DE ROSAS
                        

Juan Manuel de Rosas - La ley y el orden

(01) La historia oficial
(02) Solo o acompañado
(03) Testimonios extranjeros
(11) Fuentes.
(12) Temas relacionados.



La historia oficial

Los críticos y enemigos de Rosas atribuían a éste un gobierno basado únicamente en la fuerza. La historia oficial ha sido escrita con una notable parcialidad, dejando la impresión de un tirano sanguinario y bárbaro. Sin embargo los papeles de Rosas, los documentos y correspondencia, muestran un Rosas inteligente y culto, un razonador infatigable que agotaba el asunto que trataba mirándolo desde todos lados. De 1829 a 1852 afrontó por si mismo el gobierno de la primera provincia argentina, en un país cuya autoridad general no existía, cuyos caudillos locales estaban divididos por rencillas y recelos profundos, cuya opinión estaba separada en el ámbito de la nación por facciones irreconciliables. Los logros obtenidos durante su gobierno demuestran una inteligencia superior y el apoyo de las mejores mentes de la época, que superan ampliamente la de sus enemigos contemporáneos y críticos posteriores.

Julio Irazusta se pregunta: ¿Qué gobierno, por civilizado que sea, puede prescindir de la fuerza? ¿No lo hemos palpado en nuestros días cuando hemos visto en pocos meses varias intervenciones militares enviadas a troche y moche a las provincias? Y de otra parte, ¿qué gobernante ha gastado más dialéctica que Rosas en persuadir, para evitar imponerse, a los gobernadores provinciales? Su primacía nacional hubiese sido imposible por la fuerza sola, como ya lo habían experimentado Pueyrredón y Rivadavia. Después de la eliminación de éste y de sus epígonos, tampoco hubiese podido imponerse por la' fuerza sola a los caudillos de las provincias federales del litoral, entre quienes se halló en minoría desde el primer momento, es decir en 1830. La torpeza de los unitarios y la habilidad de los federales porteños llevaron a los federales de las provincias a aceptar en 1831 un centralismo contra el cual habían luchado hasta entonces, contra el cual rezongarían siempre después. La pluma, mucho más que la espada, fue el arma de ese triunfo porteño. Esa pluma fue creando las normas de derecho que luego pasarían a una legislación regular de las relaciones interprovinciales. Ni podía ser de otro modo, pues en un país donde no había ningún Estado o federación parcial incontrastablemente superior a los otros, la federación general no podía ser un resultado de la fuerza sola. La afirmación de Saldías, de que Rosas no tenia permanentemente durante la mayor parte de su gobierno, cuerpos armados en el interior para dominarlos, es desvirtuada por las intervenciones temporarias que de tanto en tanto (ni más ni menos frecuentemente que los gobiernos federales posteriores al 52) mandaba a las provincias en virtud de las facultades que le otorgaba el tratado de enero (delegación del manejo de las Relaciones Exteriores). Con sus misivas a los gobernadores y prohombres de las provincias, obtuvo más resultados que los que hubiese podido obtener multiplicando el usó de la fuerza.

La notable carta de
Hacienda de Figueroa muestra claramente el pensamiento político de Rosas. Algunos críticos atribuyen a esta y otra correspondencia a la pluma de escribientes. ¿Qué importancia tiene eso, si refleja el pensamiento de Rosas transmitido y dictado oralmente? el pensamiento de sus grandes piezas es de Rosas mismo, que él mismo elaboraba en las conversaciones con los amigos, antes de dictarlo a su secretarios, o lo aprovechaba tiempo después en la misma forma, con una fijeza de doctrina que es la mejor marca de fábrica. Los borradores preparados por sus secretarios eran minuciosamente corregidos por Rosas, con tachaduras y agregados el margen. Sea lo que fuere de las negaciones de su originalidad, lo cierto es que las expresiones de todas las cartas firmadas por Rosas son comunes a las que firmó en ocasiones que no tenla cerca de sí quien redactara por él, como en el campamento frente a Lavalle en 1829.


Solo o acompañado

Estando solo o acompañado, su destreza política quita toda importancia al hecho de si hubo o no borradores de para sus grandes documentos escritos. ¿Cómo es que nadie, ni grandes consejeros ni simples amanuenses, firmó nunca piezas tan notables como las de Rosas? El pensamiento era del jefe, si uno u otro detalle de redacción y la letra eran de los colaboradores.

Si a pesar de todo se sigue discutiendo la capacidad literaria de Rosas, resta decir que fueran de él sólo o de sus consejeros, todos los documentos firmados por Rosa forman un cuerpo de doctrina política argentina muy superior al dejado por sus adversarios. Si los colaboradores le dieron todo, su comprensión sola bastaría para ponerlo por encima de la supuesta superioridad intelectual de los unitarios. Si colaboró con sus auxiliares, ello no haría sino confirmar lo que ya se sabía, por el resto de la documentación oficial, es decir que en esa época el país estuvo dirigido por un equipo de hombres que, con todos sus defectos, eran superiores a sus enemigos.


Testimonios de extranjeros

El testimonio de extranjeros cultos sobre su conversación, confirma la creencia de que tanto el fondo como la forma de los escritos que Rosas firmó le pertenecen. Ventura de la Vega, que lo visitó en Southampton poco después de la caída, escribió a su mujer:

"Rosas es el carácter más original, más raro, más sorprendente que te puedes imaginar. No sé si para cortar cuando le parece una conversación, o para disimular su pensamiento, o para desconcertar al que le habla, te encuentras con que pasa repentinamente del tono más elevado, del discurso más serio, a una chapaldita de lo más vulgar, a la cual siguen otra y otra, entre muchas carcajadas y de allí a un rato vuelve insensiblemente a entrar en el tono serio, y entonces dice, hablando de política, cosas admirables. Decían que sólo tenía talento natural y que era poco culto; no es cierto. Es un hombre instruidísimo y me lo probó con las citas que hacía en su conversación; conoce muy bien la literatura española, y sabe de memoria muchos versos de nuestros poetas clásicos".

Brossard, secretario del conde Waleski, uno de los diplomáticos franceses que negociaron con él durante el conflicto con Inglaterra y Francia, escribe en sus Consideraciones históricas y Políticas sobre las Repúblicas del Plata:

"Su estilo hablado es desigual; se sirve de términos elegidos y aun elegantes, ora cae en la trivialidad. Hay afectación en esta última manera de expresarse. Sus discursos no son jamás categóricos, son complicados con digresiones y frases incidentales. Esta prolijidad y difusión es evidentemente premeditada y calculada para embarazar al interlocutor. Y en efecto, es muy difícil seguir al general Rosas en las vueltas de su conversación. Contar todas las frases de esa conferencia de cinco horas sería imposible; Rosas se mostró en ella, sucesivamente, estadista consumado, hombre cordial, dialéctico infatigable, orador apasionado y vehemente y nos representó, según las circunstancias, con rara perfección, la ira, la franqueza, la bondad. Se comprende que, visto cara a cara, Rosas pueda intimidar, seducir y engañar". (Citado por Carlos Ibarguren, Rosas, 1 vol., edit. por “La Facultad”, de Juan Roldán, Bs. As., 1930, p. 352.)

Esto testimonios nos indican la inteligencia de Rosas, y bien podía ser el autor de los documentos transcriptos o firmados por sus secretarios, que por otra parte han dejado testimonios de su costumbre de dictar. Rosas dejo una notable documentación sobres su pensamiento político.


Fuentes:

- Irazusta, Julio. “Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia”.t.I.p.45-47
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, La ley y el orden.
- Obras citadas.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar


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Fuente: www.lagazeta.com.ar







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