"ARDIDES DE GUERRA"
                          


Carlos Maria de Alvear    
Carlos Maria de Alvear

Para junio de 1814 Montevideo llevaba casi dos años de asedio. La ciudad sufría las consecuencias del asedio. La escuadra española, que aun dominaba el estuario, permitía el accesos de mercaderías y vivieres provenientes de Brasil. En entonces Buenos Aires equipa una escuadrilla ligera que, al mando de Guillermo Brown se posesiona de la isla Martín García y bate frente al Buseo a la escuadrilla epaóla, que se refugia en Montevideo. Pero la suerte de Montevideo estaba echada, y con ella la del poder español en América. Acuciada por el hambre y las privaciones la ciudad, Vigodet la rinde la plaza el 20 de junio de 1814, en términos honrosos para los españoles vencidos. El gobierno de Buenos Aires se anota un triunfo, cuyos laureles pone servidos en manos de Alvear. Se arrebataba así el honor de la victoria a Rondeau, compañero de lucha de Artigas.

El 23 de junio de 1814 hacia Alvear su entrada triunfal ante el silencio de la mayoría. Pero Alvear deslució el triunfo, incumpliendo la pactado: el propio Vigodet fue remitido prisionero a Río de Janeiro, y las tropas españolas incorporadas al ejercito que, hasta el día anterior, había sido el enemigo. Desde Río. el propio Vigodet reclama por al deslealtad en la palabra del jefe porteño, que se limita a considerarlo un simple “ardid de guerra”.

El gobierno español fue sustituido por un gobierno porteño, que no duraría mucho. Artigas reclama Montevideo como parte de la provincia Oriental, y envía a Ortogues para tal fin. Este acampa confiadamente en Las Piedra mientras espera noticias de la negociación, pero en otro de sus “ardides de guerra” de Alvear, lo ataca de sorpresa en su campamento y lo dispersa.

Ortogués se retira a Canelones mientras que satisfecho por la hazaña, Alvear regresa a Montevideo. Buenos Aires nombra gobernador en Montevideo y forma un Cabildo con gente partidarios de su política. Tiene Buenos Aires la manos libres para deshacerse de Artigas y de su influencia en las provincias del litoral, y con tal propósito emplea la amenaza, la intriga y el soborno. Tuvo apenas éxito en Corrientes donde se sofoca una rebelión y se jefe es juzgado en juicio marcial. En cambio en Santa Fe y Córdoba se revelan contra el poder central de Buenos Aires, y derrocados los gobernadores se ponen baja la protección de Artigas en marzo de 1815.

Incluso con Artigas intenta Buenos Aires una maniobra, y con un decreto de agosto de 1814 lo rehabilita, declarándolo “buen servidor de la patria” y reponiéndolo en su grado de coronel y nombrándolo Comandante General de la campaña oriental. Pero Artigas, con tono respetuoso pero firme no acepta el grado militar, y exige que sean publicados sus puntos de vista para llegar a un acuerdo con Buenos Aires.

Mientras tanto en Montevideo Alvear sigue con sus “ardides” y picardías. Simulando entregar la plaza a los enviados de Artigas, se embarca hacia Buenos Aires…pero desembarca en Colonia. En forma sorpresiva, con tropas al mando de Dorrego sorprenden desprevenido a Ortogués, que derrotado, se retira con los restos de sus tropas a territorio brasileño.




Buenos Aires, envalentonado y dispuesto a terminar con el resto de las tropas artiguistas, dicta un bando en el que se anuncia que serian tratados como bandas de “asesinos e incendiarios” todos aquellos que fueran encontrados con armas en la mano, al tiempo que disponía al general Soler como nuevo gobernador de Montevideo, que secundado por Dorrego intentan terminar con el artiguismo. Ambos jefes intentan desbaratar a Fructuoso Rivera, que estaba acampado en la barra del arroyo Tres Arboles y el río Negro. Sorprendido Rivera por una hábil maniobra de Dorrego, emprende una rápida retirada acosado por Dorrrego, que seguro de su triunfo lo persigue por varia leguas, pero al llegar al arroyo de Queguay, Rivera recibe refuerzos y el perseguidor se convierte en perseguido. Dorrego se retira a través de Soriano, y perdiendo hombres y caballadas, logra llegar a Colonia. Poco días después, repuesto de su derrota y reforzado por tropas que le llegan de Buenos Aires, sale de Colonia en búsqueda del desquite, aunque acosado por las guerrillas de Juan Antonio de Lavalleja. Los jefes artiguistas Rivera, Lavalleja y Bauzá reúnen sus fuerzas a orillas del arroyo Corrales, en el Salto Oriental, y deciden salirle al encuentro a Dorrego, que avanzaba confiado de si mismo. El choque se produce el mediodía del 10 de enero de 1815, a orillas del arroyo Guayabos, y a las cuatro de la tarde Dorrego cruzada derrotado el río Uruguay, seguido por veinte hombres que era todo lo que quedaba de su fuerza.

Las consecuencias de esta batalla de Queguay fueron inmediatas: la entrega de Montevideo a los orientales. El día anterior el Director Posadas había sido sustituido por su sobrino Alvear, que contaba con 28 años, y que a su vez poco duraría en el cargo. La dominación porteña de Montevideo había durado apenas ocho meses pero dejó amargos recuerdos entre los montevideanos. El Directorio, tratando de lograr de mal modo la adhesión a sus propósitos anti artiguistas, produjo el efecto contrario.

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Fuentes:

- Alfredo Castellanos. Vida de Artigas. p.122
- www.lagazeta.com.ar

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