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LOS CHICOS "DEL CAMPO"
(Por L.Castagnino / Relatos verídicos recopilados por el autor)
A veces los chicos tienen reacciones tan espontáneas y originales, que son difíciles de creer...
Alf...
En una época, por el ochenta y nueve, por trabajo, fui por un tiempo a Ushuaia.
Nevaba todo el invierno, pero los chicos no tenían problema, y en plena nevada andaban por afuera, jugando en la vereda.
Se habían hecho medio amigos de unos pibes del barrio, y un día de mucho frío estaban jugando todos en la vereda. Mi jermu los quería hacer entrar por el frío, pero no conseguía argumentos valederos. En una de esas los hace entrar a la casa:
-Quédense adentro, que hace mucho frío.
-No mamá…no tenemos frío.
-Si, hace mucho frío… además y a esos chicos ni los conozco, y no se ni de donde son.
Entonces uno de los míos, que siempre miraban Alf por televisión, sale afuera y les pregunta a uno los chicos vecinos, que los estaban esperando e la vereda:
-Lucas...¿vos de que planeta venís?
La morocha
Mi jermu no daba abasto con tanto chico, de manera que le pidió a una conocida que le recomendara a alguien para que la ayude en al casa.
Llegó un día la recomendada, una linda muchacha, bastante morochona, con rasgos de mulata.
Estaba mi jermu intercambiando algunas primeras palabras con la recién llegada, con los chicos mirando por la novedad. Mi hija mayor, que en esa época tenia unos cinco años y que siempre tuvo salidas “fatales”, se quedó parada enfrente, estudiando la situación. Aunque no sabia qué, pero yo ya “me la vía venir”. De pronto le pregunta a la morocha:
-¿Vos boxeas?
-No…(¿?)
-¿Y porque te pintás de negro?
Un papá...
Jorge M, un amigo del pago, me refirió una anécdota corta, muy ilustrativa de algunas reacciones originales de los chicos.
En un viaje que hizo a Buenos Aires con uno de sus hijos, con uno de ellos, de unos cinco años, venían caminando por la vereda, cuando ve que viene un enano caminando en sentido contrarios por la misma vereda.
Jorge empezó a “cortar clavos” temeroso de alguna reacción del chico, que nunca había visto un enano, y que lo venía estudiando de lejos. No hizo a tiempo a cruzar la calle y cuando ya se habían cruzado con el enano y pensó que había zafado, el hijo le comenta:
-¿viste?...un papá chiquito.
Parecen mentiras...pero son reales.
El Caballito de vidrio
Una vuelta fuimos a Buenos Aires con un primo mío y nuestros respectivos padres. Teníamos unos cinco años cada uno.
El domingo nos juntamos en la casa de una tía nuestra que vivía en Flores. Entre mayores y chicos seríamos unos doce.
Mi tía Clara tenía un departamento bien arreglado, decorado con cuadros y adornos de todo tipo, todo bien ordenadito. En una repisa tenia unos adornitos miniatura, botellitas jarroncitos, tacitas y de todo un poco. Y entre todo eso, un “caballito de vidrio”.
Para nosotros dos, “gente de campo”, ese caballito era todo un tesoro. Mi primo Juan quedó embelesado con el “caballito de vidrio” y en la primera de cambio se lo echó al bolsillo.
Con tanta gente de golpe en la casa y el barullo de los chicos, después de medio día mi tía Clara, hermana de mi madre, dio la idea de ir a pasar la tarde a Parque Saavedra. Cargaron equipo de mate y algunas galletitas para la tarde.
Cuando estábamos por salir, la dueña de casa, que andaba cerca de la repisa, pregunta:
-¿Y el caballito de vidrio?
-¿Qué caballito de vidrio – preguntó la madre de Juan.
-El caballito de vidrio que estaba a en al repisa.
Entraron a buscar entre varios el dichoso caballito, que se había esfumado como por arte de magia, y como no aparecía por ninguna parte, al fin mi madre le dijo a la hermana:
-Bueno Clara, no te preocupes. Se habrá caído por algún lado. Vamos que se nos va la tarde... Cuando volvemos lo buscamos bien entre todos y en algún lado va a aparecer.
No muy convencida mi tía Clara, accedió, así que nos distribuimos en dos autos y partimos todos para Parque Saavedra.Todavía en el viaje mi tía se preguntaba:
-Pero que misterio el caballito de vidrio... ¿Donde se habrá metido?
-No te preocupes Clara, ya va a aparecer – le decía mi madre - y a mi primo Marcos “le quemaba” el caballito en el bolsillo. En flor de brete se metió este, pesaba yo.
Llegamos a Parque Saavedra y caminábamos buscando algún lugar donde tomar unos mates. Todavía seguían los cometarios sobre la desaparición tan extraña, y mi primo iba maquinando algo, con el “caballito de vidrio” en el bolsillo, hecho “un fuego”, y de pronto, cuando íbamos todos en grupo caminado juntos, mi primo tira el caballito de vidrio para adelante, entre los pastos, y señalando con la mano el caballito, le dice a la madre en vos alta, como para que todos escuchen:
-¡¡¡Miren!!!... ¡el caballito de vidrio!
La madre quedó muda,... pero le echó una mirada como “pa´rejundirlo”.
De Flores a Parque Saavedra había ido el “caballito de vidrio”...al galope se había ido.
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Fuente:
- Castagnino Leonardo Historias de La Pampa. Anecdotario
Ver más anécdotas en el indice: Anecdotario
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Fuente: www.lagazeta.com.ar
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